Locura, salud mental y ciudadanía: del individualismo posesivo al neoliberalismo

Este artículo, de HARRY OOSTERHUIS,- Profesor del Departamento de Historia, Facultad de Arte y Ciencias Sociales, de la Universidad de Maastricht, Países Bajos-, esboza cómo el desarrollo de la psiquiatría moderna y la atención a la salud mental estuvo íntimamente relacionado con la aparición y extensión del concepto de ciudadanía. 

El origen de esta relación, ligado al principio liberal del individualismo posesivo, fue ambivalente. Por eso, aunque la relación entre la salud  mental y la ciudadanía fue de facilitación mutua, también fue de antagonismo, entrando a menudo en juego elementos contrapuestos: inclusión versus exclusión, igualdad versus desigualdad, liberación versus represión y derechos versus obligaciones. 

La expansión y socialización de la atención a la salud mental y la ampliación del campo de la psiquiatría durante los dos siglos pasados no debería verse  solo como una medicalización coherente e inevitable, o como una imposición del “biopoder”, por utilizar un término de Foucault bien conocido. Las implicaciones    sociopolíticas de la salud y la enfermedad mental han variado dependiendo de las  distintas relaciones y tensiones entre el Estado, los profesionales médicos y los ciudadanos, unas veces más pasivos y otras más activos. 

El reduccionismo biomédico en psiquiatría tiende a socavar, en vez de a mejorar, la ciudadanía democrática; por el contrario, en el movimiento de la higiene mental y los enfoques sociales y psicológicos, la salud mental y la ciudadanía democrática se refuerzan mutuamente. No obstante, a día de hoy la enfermedad mental grave y la ciudadanía plena siguen siendo difíciles de reconciliar.

Lea el artículo : 

Locura, salud mental y ciudadanía: del individualismo posesivo al neoliberalismo. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. 2018; 38(134): 515-545.

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