TRABAJO OBLIGATORIO: Géneros, diversidad sexual y salud mental




 "recuperamos la categoría proceso salud-enfermedad-atención, la cual permite pensar una diversidad de fenómenos alrededor de los eventos de salud enfermedad como procesos sociales y simbólicos que se desarrollan en contextos históricos específicos. 

Esto implica, en términos analíticos, considerar las diferenciaciones y desigualdades que se producen al interior de estos procesos. Entre esas desigualdades hicimos hincapié en las desigualdades de género, dado que imprimen particularidades en los modos de enfermar, morir y cuidar la salud por parte de los sujetos. 
Consideramos que la perspectiva de género ofrece una mirada que enriquece el análisis de los eventos de salud porque contribuye a desentrañar las relaciones de poder que los configuran. 
Preocupados por dar cuenta de las disputas, disensos y consensos, y enfocados en recuperar la agencia individual y colectiva, recuperamos la categoría/noción hegemonía. Atentos a la polisemia del concepto, consideramos que esta noción remite al proceso  constitutivo de las relaciones sociales que suponen complejas y diversas formas de ejercicio del poder que son continuamente recreadas, defendidas, modificadas, renovadas dado que es continuamente desafiadas, resistidas, limitadas, alteradas. 
Consideramos también la necesidad de situar los procesos de salud-enfermedad-atención en relación a los procesos de control social y en particular en relación a la medicalización, habida cuenta de las múltiples implicancias que ello supone en sociedades como la nuestra. En relación con los procesos de reproducción social y de control, ubicamos las instituciones del Estado, lo cual permite (entre otras cuestiones) considerar acciones y omisiones, abriendo paso a la reflexión sobre las políticas públicas, particularmente en relación a la salud. 

(Pagnamento, L.; Weingast, D.; Caneva, H.; Castrillo, B.; Hasicic, C.; Specogna, M. (2016) Proceso salud-enfermedad-atención desde una perspectiva de género: una propuesta conceptual para su análisis [en línea]. IX Jornadas de Sociología de la UNLP, 5, 6 y 7 de diciembre de 2016, Ensenada, Argentina. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.8183/ev.8183.pdf)

LECTURAS Y VIDEO OBLIGATORIOS:

Lea el artículo Proceso salud-enfermedadatención desde una perspectivade género: una propuestaconceptual para su análisis.  de Pagnamento, Licia Viviana; Weingast, Diana Beatriz; Caneva, Hernán; Castrillo, Belén; Hasicic, Cintia; Specogna, Mariana (2016). IX Jornadas de Sociología de la UNLP, 5, 6 y 7 de diciembre de 2016, Ensenada, Argentina.

Lea el texto: Una aproximación a la genealogía de los feminismos para profesionales de la salud, de María Teresa Climent Clemente, publicado en Revista Ätopos, Mayo de 2019

Lea el texto SALUD MENTAL Y GÉNEROS | APORTES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE de Cecilia Fernández Lisso, publicado en la página de INDEP Salud de la ATE ( Asociación de Trabajadores del Estado, Argentina) 

Lea sumariamente el libro Historia,de lo Trans, las raices de la revolución de hoy, de Susan Stryker, publicado en 2017.

Lea el texto: POR UNA NUEVA SOLIDARIDAD CONTRA LA VIOLENCIA, de Judith Blutter, extracto de su Libro  Sin miedo. Formas de resistencia a la violencia de hoy (Taurus), que se publicó el 9 de julio de 2020.


LECTURA Y VIDEOS COMPLEMENTARIOS

Vea el video de la Conferencia de Rita Segato "Examinando el mandato de la masculinidad y sus consecuencias" Universidad Nacional Autónoma de Mexico.

Lea el Texto Fundamentos de la masculinidad contrahegemónica: la constitución de la personalidad y la forma ideológica de Eduardo Kawamura, Capítulo en libro Género en perspectiva de derechos. Propuestas y posibilidades para la justicia social, Ed. Le Monde Diplomatique Chile, 2021

Lea el número especial SECCION TEMATICA de la Revista PSICOPERSPECTIVAS  Vol. 17, No. 1 (2018) Diversidades sexuales y de género: Lógicas y usos en la acción pública

Lea: Género, regulación social ysubjetividades. Asimilaciones, complicidades y resistencias en torno a la loca (el manicomio provincial de Málaga, 1920-1950)*. Artículo escrito por Celia García Díaz e Isabel Jiménez Lucena. Publicado en FRENIA, Vol. X-2010, 123-144, ISSN: 1577-7200


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Comentarios

  1. Parte I

    Hola a tod@s! En esta sesión me gustaría comentar el hecho de cómo las sesiones en este curso, me han hecho replantearme muchas cosas que daba previamente por "hechas", sin cuestionarlas realmente, y en específico, siento que esta sesión es la que más me ha hecho replantearme tanto mis actitudes, como la base del conocimiento que damos por establecido.

    Durante mi trabajo en APS, me pasó numerosas veces de atender pacientes mujeres con problemáticas de salud mental, especialmente al tener muchas exigencias de roles distintos: la mujer trabajadora, la mujer "dueña de casa" y la mujer madre. Esto se acrecentaba en el momento, por ejemplo de tener un nuev@ hij@ y "tener" que balancear todos estos roles, frecuentemente les preguntaba de qué roles tomaba el padre en estos casos, comentándome muchas veces que ninguno, sólo se dedicaban al rol de proveedor, y dejaban las labores del hogar y cuidado de hijos, sólo a cargo de su pareja.
    Entendiendo que muchos de sus síntomas se debían a esta sobrecarga de estrés crónico, el tratar de intervenir sobre esta dinámica familiar, la mayoría de las veces resultaba infructuoso, el padre de los hijos no cambiaba su actitud y finalmente la paciente dejaba su trabajo para centrarse en las labores de hogar y cuidado. Finalmente el sistema familiar no permitía una nueva distribución de roles, y eso era motivo de frustración para mí como su médico tratante, al no entender por qué se caía en este "status quo", manteniendo la situación tal como estaba.

    Hoy, al poder examinar con más calma la génesis y transmisión constante de culturas y estereotipos centrada en los derechos del hombre, puedo llegar a comprender de mejor manera creo, la frustración de la paciente de cómo se agota la energía la intentar remar en contra de esta corriente histórica que sigue inalterada.

    Al revisar especialmente la genealogía del feminismo, nos damos cuenta de lo extremadamente reciente que son cambios que hoy damos como básicos, como lo es el derecho a voto, es decir a ser ciudadan@.

    Esta "igualdad" que se plantea se ha logrado, como es analizado en los textos no es tal. La transición de las familias desde el modelo tradicional patriarcal, ha sido mayormente en forma, mas no en contenido. Hoy, como antes se sigue esperando en muchos casos que la mujer sea la que sea una experta en malabarismo para poder equilibrar todas sus responsabilidades, cuando al hombre que se dedica algo más de su rol de proveedor, se lo felicita exhaustivamente, como si estuviera haciendo algo extraordinario y fuera de toda lógica.

    Por lo tanto, al volver a pensar en esta paciente que comentaba inicialmente, siento que puedo llegar a empatizar de mayor manera, con la frustración que debe haber sentido al nuevamente intentar cambiar su dinámica familiar y que otra persona externa se lo vuelva a decir, cómo si nunca lo hubiera intentado ella antes.
    Es así que al menos en mi caso me ha sensibilizado creo yo, a entender las dinámicas actuales que veo en mis pacientes mujeres o trans, como no solo parte de su historia "local" por así decirlo , si no en un contexto histórico y global mucho más grande y complejo.

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    1. Parte II

      Finalmente me gustaría reflexionar sobre una frase que encontré muy interesante "los criterios aceptados como saludables para las mujeres, que consistían en una subjetivación acorde con la feminidad tradicional, resultaban insalubres en la práctica".
      En suma, la misma hegemonía patriarcal también se extiende a la psiquiatría, es decir los criterios de lo que consideramos normal v/s patológico, son creados en su mayoría por hombres con un criterio(?) de un tipo ideal sociológico de mujer, que al no cumplirse se cataloga como patología. Un caso histórico es el de la histeria, donde al no comportarse según las normas sociales esperadas de la época para la mujer, se catalogaba de histérica.

      Hoy en más si bien el concepto está en desuso, ha mutado a otras instancias, trastornos de personalidad, pacientes difíciles, etc.
      Estudiamos nosotros también que la mayoría de los trastornos de salud mental, tienen mayor prevalencia en el género femenino, pero cuánto de eso no tiene que ver con expectativas distintas de comportamiento? con reglas distintas de crianza?.
      Es un análisis mucho más sencillo, plantear que esta diferencia es meramente biológica, empaquetada en algún polimorfismo genético. Pero plantear y cuestionar las bases ambientales y culturales que podrían generarlas? Pareciera ser un desafío mayor, pero en mi opinión un esfuerzo significativamente más genuino y honesto con la historia de la que debemos hacernos cargo.

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    2. Hola Mati, me gustaría hacer una apreciación a una pregunta que te hiciste "Estudiamos nosotros también que la mayoría de los trastornos de salud mental, tienen mayor prevalencia en el género femenino, pero cuánto de eso no tiene que ver con expectativas distintas de comportamiento? con reglas distintas de crianza?" Coincido contigo en que ciertos diagnósticos tienen que ver con expectativas como el TLP, la histeria, entre otros, sin embargo también es el mismo hecho de ser mujer en una sociedad en donde la mujer vive más pobreza, más violencia, menos nivel educativo y más aislamiento en el ámbito privado, todos estos elementos aumentan el grado de malestar, inconformidad e infelicidad. Creo que es importante empezar a incorporar todos estos elementos al momento de enfretarnos a los pacientes, cuanto de lo que tienen los pacientes es mio, cuanto de ellos y cuanto de la sociedad

      abrazos

      abrazos

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    3. Hola Matías, en APS me pasaba algo similar y creo que no caí en cuenta hasta leer tu comentario, probablemente porque hemos normalizado que la mujer cumpla múltiples roles. Era muy común como motivo de consulta en las atenciones de salud mental el agotamiento por sobrecarga y cuando uno planteaba el distribuir funciones, las usuarias te miraban con cara de "que absurdo lo que propone si eso es imposible", y lamentablemente ellas eran las que finalmente se "rendían" a la posibilidad de disminuir su sobrecarga o como dices tú dejar sus actividades laborales. Esto mismo me ocurría con los cuidadores de los pacientes en cuidados paliativos, en su mayoría el rol lo tomaba una mujer y creo que en los 4 años que trabajé en el programa puedo recordar en 2 ocasiones que fueron los maridos los que adoptaron ese rol, ya que en la mayoría de las veces era una hermana, una mama o una hija la que se hacía cargo.

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    4. Que tremendo lo que mencionas Matías ya que es una problemática que se ha normalizado tanto, que no es hasta que nos detenemos a analizarla que vemos lo tergivesado que está, lo desigual que es, lo patológico en que eso se transforma. Que maravilla sería si muchas personas tuvieran tu capacidad de autoreflexion y tus ganas de aprender e interesarte en el tema, de forma que esto se vaya reflejando en nuestras practicas diarias. Efectivamente para las mujeres inmersas en esta lucha es casi "remar contra la corriente", pero quizás si remamos todos juntos, logramos avanzar.

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  2. Haber crecido como parte de las diversidades sexuales ha sido difícil desde el segundo 1, en un mundo abotagado de la heteronorma. Siempre pensé que yo tenía que encajar a toda costa en un espacio de límites rígidos imposible de moldear, y forjar una personalidad que estuviese acorde a lo que se esperaba. Una vez leí que en la diversidad crecemos con dos personalidades, la primera, que desarrollamos desde la infancia, formada para esconder todos los rasgos que podrían ser cuestionados, llena de capas y capas de mentiras, una que está bordeada de inmensas murallas para que la otredad no pueda acceder al núcleo, es una personalidad defensiva, planeada, poco genuina, sin la frescura de la espontaneidad. Y después una segunda, que en algún momento, si las posibilidades de la vida te permiten pertenecer y sentirte en un espacio seguro quizás pueda comenzar a florecer, deshojando lentamente esas capas para en la eventualidad descubrir que todo lo que construiste no eras tú, que hay algo mucho más palmario dentro, esperando latir libre y comenzar a vivir, porque te das cuenta que esas murallas no mantenían al resto afuera, sino que te encerraban a ti adentro, y una vez que decides mirar sobre sus bordes las posibilidades se hacen infinitas. Con esto quería introducir que quizás crecer dentro de minorías activa empatías diferentes, como un habitar espacios vulnerables y comprender otras formas el sufrimiento, cuando este sufrimiento está ligado inexorablemente a algo tuyo que no se puede cambiar. Y con todo me costó muchos años comprender que pese a estar en ese pequeño grupo, por el solo hecho de haber nacido hombre yo ya tenía un puesto privilegiado en la sociedad, independientemente de todo, yo crecí dentro del privilegio. Ese privilegio de estar en un mundo gobernado por reglas impuestas por y para hombres, ese mundo que subyugó a la mitad de la población y que pese a todo lo que ha avanzado estos años sigue luchando con garras para no perder poder. Creía saber y comprender el terror que ha significado para las mujeres vivir en la sociedad del patriarcado, pero leyendo los números y los datos duros creo que no sé nada, y que incluso no soy capaz de imaginarlo, porque las consecuencias de esta sociedad son transversales en tantas dimensiones que los textos quedan cortos tratando de plasmar en físico lo que ha significado. Nunca tuve que justificar mi cupo mientras estudiaba medicina, mientas algunos traumatólogos del hospital menospreciaban y maltrataban a mis compañeras comentando que las mujeres deberían quedarse en la casa, nunca tuve que caminar con miedo en las calles, desconfiando de todos los hombres que pasaban cerca, crecí y normalicé muchas conductas machistas en base a lo que veía en mi dinámica familiar, y fue duro darme cuenta que para empezar a aprender nuevas formas de relacionarme tenía que cuestionarlo todo, incluso lo que yo creía que era “amor” en mi infancia. Recuerdo en una vez mi mejor amiga me comentó algo que me dejó pensando: “yo camino en la calle como si estuviera siempre en un campo de batalla”.

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    1. Parte II
      María Teresa Climent expone los puntos más álgidos de lo que ha significado la lucha de las mujeres por la igualdad, realizando una revisión sumaria de la historia, distribuyéndolo en lo que llama las “olas del feminismo”, hipotetizando que actualmente estaríamos comenzado la cuarta de ellas, y es que al leer los antecedentes es doloroso darse cuenta que este proceso ha sido liderado casi exclusivamente por mujeres, con casi nulo aporte real de los hombres, quienes hemos tomado posturas principalmente neutras. Creo que aún tengo mucho que aprender y probablemente sigo cometiendo errores; espero haber escrito todo esto desde el respeto y admitiendo mi ignorancia en muchos aspectos, con la torpeza de que quien escribe no es capaz de dimensionar los estragos de la sociedad capitalista, machista, violenta, y asesina. Tuve mis luchas, estoy contento con ellas, pero creo que hay una batalla mucho mayor hoy, y es que hay que abordar con urgencia la desigualdad de género, en todo lo amplio que pueda significar, y para eso es importante partir por la educación, y como comenta Cecilia Fernández, cuestionar “qué tipo de varones estamos produciendo”.

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    2. Hola Ignacio! empatizo con tu sentir personal al comenzar tu comentario. Eso de las dos personalidades, es muy común sobre todo en los que pertenecemos a generaciones anteriores, donde los temas de diversidad sexual eran un tabú y mirados con un un potente estigma en la sociedad, sobre todo en ámbitos como el escolar, universitario, trabajo. Sin embargo siento que esto ha ido progresando positivamente, donde cada vez más se han abierto espacios y menos estigma para que niños, niñas y adolescentes se desenvuelvan de manera más libre y desprejuiciada en su grupo de pares. No obstante, creo que falta un largo camino por recorrer, dado que a veces siento que nuestro País no está preparado culturalmente para una apertura tan amplia en estos temas. Con respecto al tema de las "olas del feminismo", si bien comparto contigo que los hombres tenemos una nula o casi nada de participación en las luchas por igualdad de género, siento que a medida que ha ido avanzando la apertura e importancia del rol de la mujer en todos los aspectos, los hombres han ido empatizando un poco más con lo que ellos significa, distirbuyendo las labores del hogar de manera más equitativa, donde hemos ido avanzando en familias en "transición" donde el hombre empieza a asumir otros roles, sin embargo la mujer se sobrecarga más. Claramente falta mucho que avanzar, y siento que de a poco como sociedad hemos ido comprendiendo la importancia de la igualdad de género, lo que he podido constatar en distintos ámbitos, como el familiar, el laboral donde se ha ido avanzando en la igualdad de salarios y la visibilidad del potente rol que cumple la mujer en la sociedad. Saludos!

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    3. Ignacio, me marca mucho tu comentario con respecto a lo poco que podemos empatizar con respecto al terror que viven las mujeres en esta sociedad patriarcal. Personalmente pensaba entender ese miedo, pero al leer esta sesión, me doy cuenta de lo poco que había asimilado o empatizado con esta realidad al no poder verme reflejado en ella, a causa de los privilegios de crecer como hombre. Como se describe en el texto de Judith Butler, "El feminicidio no implica solo el asesinato activo, sino que incluye también el mantenimiento de un clima de terror, en el que cualquier mujer puede ser asesinada, incluidas las mujeres trans", ese ambiente de terror constante me generó un revuelo de emociones que me hicieron comprender de alguna forma la terrible realidad en que viven las mujeres, y lo poco que hemos hecho como hombres para empatizar con esto.

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    4. Hola Ignacio! Gracias por compartir lo que leíste de las dos personalidades con las que crecen las diversidades sexuales, no lo había leído, creo que es algo muy cierto, y a la vez injusto, el vivir sintiendo que uno tiene que ser algo distinto de lo que uno es, el crecer sintiendo que quizá algo está mal en uno solamente porque no cae dentro de la heteronorma . Al igual que Bernardo, reconozco que han existido avances en los últimos años, donde se han abierto espacios para que niños, niñas y adolescentes se desenvuelvan de manera más libre con su sexualidad, pero aún queda camino por recorrer y espacios que abrir.
      También frente a tu relato de tus compañeras de medicina, contarte que viví situaciones similares, donde hubo veces que tutores nos decían “para qué estudia medicina, mejor busquese un marido que la mantenga” “mejor dediquése a ser mamá”, comentarios que nos descolocaban y enojaban, pero no teníamos el valor ni el espacio para responder y expresar nuestra discrepancia y molestia, frente a una jerarquía académica y machista, y en un ambiente donde las generaciones previas normalizaban los comentarios de ese tipo, ya habíamos perdido en el campo de batalla.
      Saludos!

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    5. Hola Ignacio! Que tremendo lo que comentas respecto a "las dos personalidades". Porque efectivamente es algo que sucede de manera constante en la sociedad. Si bien, hemos avanzado bastante y no es lo mismo que hace años atrás, sigue habiendo esta mirada distinta a quien "no encaja". Siento muchísimo que sea así y que lo comentes como algo tan normalizado, No puedo llegar a imaginar lo difícil que puede llegar a ser vivir de esa manera. Me alegra que hoy se hable abiertamente y sea tema de discusión.
      Saludos!

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    6. Buenas tardes Ignacio, al leer tu comentario, entiendo las diferentes realidades de las personas y tu historia de vida, me causa inquietud, es muy triste que has tenido que pasar por esas situaciones donde tuviste que levantar una muralla y acorazar tu vida para protegerte, sin duda haz sido una persona valiente, resiliente, te felicito por la gran persona que eres, un excelente profesional. He trabajado contigo y por eso lo digo con certeza.
      En algunas ocasiones el miedo, la inseguridad, el desprecio de parte de otros, hace que no nos mostremos tal cual somos, a través de mi experiencia en el sistema publico como funcionaria de la salud he visto pasar muchas personas, algunas ya no existen. De alguna de otra forma han sido invisibilizado, con esto quiero manifestar mi preocupación en cuanto la falta de empatía, cada día siento que se ha perdido y somos muchos mas individualistas.

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  3. La temática de esta sesión abre varias aristas interesantes a conversar sobre la perspectiva de género e identidad. Personalmente me pasó que me sentí ignorante respecto a varios conceptos que pensé manejaba. Leer el texto “la historia de lo Trans” permite conocer mucho más sobre desde la experiencia de su autora y los prejuicios a los que se tuvo que enfrentar cuando finalmente fue libre de vivir su identidad de género como mujer trans, ya que no sólo vivió la discriminación por ser trans, sino que tambien vivió lo que implica ser mujer. Me gustó mucho ya que me permitió reconocer mi propia ignorancia al respecto, pero a la vez hacer algo, como buscar más información.
    Esto ayuda a visualizar la vulneración sistemática de derechos fundamentales en materia de género y la carencia de atención en salud mental. El estigma asociado de por sí a la salud mental se incrementa en una mujer que tiene algún diagnóstico como se plantea en el texto “salud mental y géneros”, siendo llamadas locas, histéricas, limitando su participación en sociedad, siendo un círculo vicioso donde no son escuchadas, perpetuando así el desarrollo y sintomatología de la enfermedad, o también como se describe una triple estigmatización en aquellas que además poseen escasos recursos económicos. Siempre se ha esperado que la mujer cumpla un rol pasivo en la sociedad, de mera espectadora, no ejecutora de cambios, encasilladas en un estereotipo de como deberíamos ser y vernos físicamente.
    El movimiento feminista llegó a alzar la voz ante esta inequidad, gracias a las pioneras que cansadas de ni siquiera ser consideradas en la declaración de derechos, decidieron exigir un cambio, agruparse y manifestarse, lo que a algunas les costó ser encarceladas, exiliadas e incluso les costó la vida.
    Si bien se ha avanzado en materia de equidad pudiendo hoy las mujeres sufragar, optar a cargos públicos, estudiar; pasa como en tantos otros temas que hemos visto en este curso, aún falta mucho, siento que en ciertas áreas se han visto avances que son sólo por cumplir y no porque realmente se considere necesario o justo, como lo es tener paridad de género en cargos. El ejercicio de la medicina no está ajeno a esta realidad, desde el pregrado donde al realizar las rotaciones, médicos llamaban a las estudiantes “modelocas”, hasta el momento en que un cirujano comentó a cada una de mis compañeras (incluyéndome) que nos operaría para vernos mejor estéticamente, claramente ninguna se lo había preguntado. Luego en el ámbito laboral siempre siendo la señorita, niñita, hijita, muy pocas veces siendo doctora. Me pasó muchas veces que iba a visita domiciliaria me presentaba y recibía la respuesta de “pensé que iba a venir el médico”, generándome agotamiento el siempre tener que hacer la aclaración al respecto.

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  4. parte II
    ¿Cuáles son las vidas que al ser perdidas merecen ser lloradas? Es una de las preguntas que se hizo Judith Butler en su ensayo, encuentro que es muy potente el hecho de que aún hoy, haya la creencia para algunos, de la existencia de individuos de menor valor o merecedores de menos oportunidades por ser de diferente raza, nacionalidad, creencia religiosa, postura política u orientación sexual. Recientemente en el Hospital de Angol hubo un paro desde los servicios de medicina y cirugía para exigir mejoras en sus condiciones laborales, entre sus peticiones estaban no recibir más pacientes del servicio de psiquiatría que ingresaban para ser evaluados por enlace, la cita textual de lo expuesto en un video que se viralizó en la zona era “ellos no tienen por qué estar en los servicios, no pueden estar con las personas normales” “ellos tienen su espacio” haciendo referencia a la UHCIP. Personas que se ven enfrentadas diariamente al juicio de la sociedad además se ven sometidos al prejuicio de equipos de salud.
    Se entiende que salud – enfermedad forma parte de un proceso social e histórico, es este aspecto social el que no debemos dejar de lado para analizar el fenómeno. Condiciones de vida, laborales, desigualdades, forman parte de su eje central y también de la respuesta. Los grupos sociales influyen en la formación de acciones, técnicas e ideologías en relación con los procesos de salud y enfermedad. Parte de este fenómeno se ha estructurado profesionalmente, estableciendo un enfoque legitimado para comprender y abordar los problemas de salud. Además, se encarga de orientar y normalizar prácticas "correctas" para prevenir ciertas enfermedades o promover la salud.
    Pese a todo lo que he comentado y sabiendo que falta mucho por avanzar, todavía creo que se puede seguir creciendo.

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  5. Comentario parte 1

    Considero esencial la discusión de los temas planteados para esta quincena, tal como se presenta en la introducción de la entrada. La categoría proceso salud-enfermedad-atención, como se expone en el texto artículo: “Proceso salud-enfermedad-atención desde una perspectiva de género: una propuesta conceptual para su análisis”, nos brinda la oportunidad de comprender los fenómenos relacionados con la salud y la enfermedad como procesos sociales y simbólicos que se desarrollan en contextos históricos específicos. Es crucial reconocer que dentro de estos procesos se producen desigualdades, siendo las de género especialmente relevantes, ya que influyen en los modos de enfermar, morir y cuidar la salud por parte de los individuos. La perspectiva de género nos ayuda a desentrañar las relaciones de poder que configuran estos eventos de salud y nos permite comprenderlos de manera más amplia.
    Lamentablemente, la institucionalidad de la salud tiende a fragmentar el abordaje de estos problemas, exacerbando las desigualdades existentes. Es destacable que las mujeres tienen un porcentaje mucho mayor de padecimientos y trastornos de salud mental que los hombres, y que la violencia de género constituye uno de los principales factores de riesgo en este sentido. A pesar de las graves consecuencias psicológicas de la violencia de género, esta sigue siendo ignorada en muchos casos como factor de riesgo en materia de salud mental.
    Los criterios de salud mental son ideológicos y varían según las culturas, lo que nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de considerar la reproducción social en el análisis de la salud mental. Es fundamental reconocer que los criterios aceptados como saludables para las mujeres en el pasado resultaban insalubres en la práctica. Por ende, es esencial seguir trabajando en la visibilización de estas problemáticas y en la construcción de estrategias que permitan una atención integral y equitativa en materia de salud mental para todas las personas, independientemente de su género, tal como lo expone, María Teresa Climent en su artículo.
    Si bien la salud mental afecta a todas las personas, existen diferencias significativas entre hombres y mujeres en cuanto a la aparición y distribución de los trastornos mentales, así como en la búsqueda de ayuda y el recibimiento de tratamiento. Se han propuesto formulaciones teóricas para explicar estas diferencias, ya sea enfocándose en factores constitucionales o en variables socioculturales. Los estudios muestran que los factores sociales y culturales tienen un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de la enfermedad mental en ambos sexos.
    Un ejemplo concreto es el aumento de la morbilidad psiquiátrica en mujeres casadas de mediana edad en comparación con las solteras, relacionado con los roles y patrones de conducta socialmente impuestos a las mujeres. Además, la práctica clínica puede verse afectada por estereotipos y prejuicios de género, lo que resulta en sesgos en la atención recibida. Comprender estas diferencias es crucial para brindar una atención de calidad y equitativa a todos los pacientes.

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    1. Comentario parte 2

      La comprensión del proceso de salud-enfermedad mental está estrechamente ligada a la subjetividad, especialmente en el caso de las mujeres y cómo los trastornos psiquiátricos las afectan. Es fundamental analizar las pautas históricas, culturales y sociales para entender cómo estas percepciones influyen en su salud mental. El medio socio-cultural delimita el proceso salud-enfermedad y marca lo que se espera de una mujer, generando un marco afectado por la hegemonía de un sujeto universal masculino que tensiona la relación entre la universalidad de los derechos y el derecho a ser diferente.
      La vulneración de los derechos humanos también tiene un impacto psicológico y traumático en las mujeres que pueden sufrir de trastornos psiquiátricos. Es necesario reconocer las diferencias en los derechos de las mujeres y abordar la vulnerabilidad psicológica y social que pueden experimentar. En el campo de la salud mental, trabajar con víctimas de violencia de género requiere una restitución de la ciudadanía, dignidad y autonomía que les ha sido arrebatada.
      Para abordar estos problemas de manera efectiva, es crucial cuestionar el tipo de hombres que estamos produciendo en nuestra sociedad. La cultura de la masculinidad hegemónica resulta trágica para las mujeres y minorías que son víctimas de violencia de género. Avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria implica que los hombres abandonen estos privilegios y adopten un compromiso personal y colectivo para cambiar estas dinámicas.
      Otro problema importante es que, a menudo, solo las mujeres son subjetivadas en la lógica del cuidado, dejando a los hombres vulnerables en términos de salud mental y emocional. Es esencial integrar y respetar las diferencias de género en el campo de la salud mental para garantizar una atención justa y equitativa para todas las personas.
      El tema de la identidad de género es un tópico emergente y aún poco investigado en profundidad. A pesar de los avances en la consideración de la diversidad sexual, aún persiste la tendencia a considerar las vicisitudes de la identidad de género como algo patológico. Es necesario realizar más investigaciones en este campo y brindar una atención más especializada y abierta a la diversidad sexual.

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    2. Comentario parte 3

      Como becado de psiquiatría y médico, quiero compartir una experiencia que tuve en el ámbito de la identidad de género durante mi corto trabajo como médico de APS. Tuve la oportunidad de trabajar con un usuario adolescente que estaba en proceso de exploración de su identidad de género. Él había estado luchando con sentimientos de disforia de género desde una edad temprana. A través de nuestras conversaciones clínicas, pude comprender mejor las complejidades de su experiencia y cómo su identidad de género impactaba en su bienestar emocional.
      Lo más impactante fue presenciar cómo experimentaba el apoyo de su familia, su colegio, amigos, en su proceso de transición. Este apoyo fue fundamental para su salud mental y su capacidad para enfrentar los desafíos que surgieron durante su transición. La psicóloga del sector lo derivó a consulta médica para poder realizar la derivación correspondiente a su dispositivo hospitalario correspondiente para comenzar con su transición, donde tuve la oportunidad de tener 3 consultas médicas de salud mental con él, dado que hace un año estaba con tratamiento farmacológico por un trastorno de ansiedad que había desarrollado hace un par de años atrás. Esto me hizo reflexionar profundamente sobre la importancia de brindar un ambiente de apoyo y comprensión a las personas que están explorando su identidad de género. Como médico, mi objetivo es proporcionar un cuidado compasivo y sin prejuicios, asegurando que todas las personas, independientemente de su identidad de género, se sientan seguras y respetadas en mi consulta.
      Esta experiencia me motivó a aprender más sobre la atención de salud mental en personas transgénero y a abogar por políticas y prácticas inclusivas en mi futura práctica clínica. Creo firmemente que la sensibilidad hacia la diversidad de género es esencial para brindar una atención de calidad y promover el bienestar a nuestros usuarios
      A modo de conclusión, es fundamental integrar una perspectiva de género en el análisis y tratamiento de los trastornos mentales, reconociendo las diferencias sociales y culturales que influyen en la salud mental de las personas. Esto requiere un compromiso continuo para eliminar las barreras y garantizar una atención justa y equitativa para todas las personas, independientemente de su género.


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  6. El libro "Historia de lo Trans: Las Raíces de la Revolución de Hoy" de Susan Stryker me ha dejado profundamente impactado. Más que una simple narrativa sobre el movimiento transgénero, representa una incursión valiente en el mundo de los estudios de género y la historia transgénero. Como médico gay, me siento inspirado por la voz transgresora de Stryker, que desafía las normas establecidas y arroja luz sobre las complejidades de la identidad de género y la lucha por la igualdad.
    El texto de Judith Butler también resuena profundamente conmigo. Su reflexión sobre las injusticias arraigadas en nuestra sociedad me recuerda la importancia de cuestionar nuestros propios prejuicios y privilegios, y de reconocer la dignidad intrínseca de cada individuo, independientemente de su identidad de género o de otras características.
    Además, el comentario de Cecilia Fernández Lisso me hace reflexionar sobre la triple estigmatización que enfrentan las mujeres, especialmente aquellas que son pobres y usuarias de los servicios de salud mental. Como profesional de la salud, me preocupa profundamente que los servicios de salud mental no siempre reconozcan ni aborden adecuadamente las experiencias de violencia de género, lo que profundiza el sufrimiento y el estigma.
    Como miembro activo de la comunidad LGTB+Q, siento que Chile aún tiene un largo camino por recorrer en términos de políticas de género y diversidad sexual. Aunque se han logrado avances, persiste un temor y una sensación de exclusión entre muchas personas trans, gay y lesbianas. Como experiencia personal, quiero agregar que un día un chico trans alzo su voz en el servicio de urgencia porque no lo llamaban por su nombre / razón social. Esto me lleva a preguntarme cuál es mi papel, como médico , en la promoción del bienestar de las personas transgénero y en la creación de entornos más inclusivos y equitativos en la atención médica y social.
    Creo firmemente que como profesionales de la psiquiatría comunitaria, debemos adaptar nuestros enfoques para abordar de manera efectiva las necesidades específicas de la comunidad LGTB+Q y promover la inclusión y la igualdad en todos los aspectos de la atención médica y social. Es fundamental que reconozcamos y desafíemos las estructuras opresivas que perpetúan el sufrimiento y el estigma, y que trabajemos juntos para construir un mundo más compasivo y acogedor para todos.

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    1. Hola Julio, me resulta muy interesante tu comentario. En particular, me impactó la situación que comentas sobre el joven trans enfurecido en el servicio de urgencias a raíz de que no se respetara su nombre social. Considero que este tipo de situaciones, si bien para personas fuera de la comunidad LGBT o que sean legos en términos de género y diversidades puedan parecer pequeñas, tienen una importancia crucial para lograr acercar a este grupo de pacientes a los servicios de salud, de los cuales se han visto sistemáticamente excluidos a lo largo de la historia.

      En el caso de la comunidad trans, y también en otros grupos de las diversidades, el recelo hacia los servicios de salud es un problema real que puede causar que se abstengan de consultar oportunamente; generando y reproduciendo inequidades en salud a raíz de diferencias de género. A modo de palear el problema a nivel local (desde los propios centros de salud), creo que es fundamental el construir un ambiente seguro en el que los y las pacientes puedan sentirse acogidos y cómodos, con el fin de disipar el miedo a ser discriminados y vulnerados en un espacio que debería brindar confort y seguridad. Precisamente por este punto considero que situaciones como las que tú comentas merecen ser consideradas y jamás pasadas por alto, a modo de evitar que vuelvan a repetirse.

      Saludos.

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    2. Hola Julio! Estoy muy de acuerdo con tu último párrafo. Creo quees imperativo que como profesionales del área de la salud mental con enfoque comunitario ayudemos a ser la voz de nuestros pacientes. Que los respetemos y trabajemos en pro de la inclusión.

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  7. Me gustaría complementar lo que mencionaron los compañeros más arriba, respecto a los diversos roles de la mujer en la sociedad, con el de mujer como cuidadora del paciente dismovilizado, el cual es significativo y conlleva una serie de responsabilidades y desafíos. Dentro de mi experiencia como médico general, atendí a muchas mujeres que además de ser dueñas de casa y estar a cargo de la planificación de las tareas, comidas y orden del grupo familiar, debían cumplir los cuidados de sus padres que se encontraban en situación de postración por diversas patologías, lo que se traduce en una enorme carga mental. La mujer suele asumir este papel debido a una combinación de factores culturales, sociales y económicos. Históricamente, en la sociedad chilena existen normas culturales arraigadas que dictan que las mujeres son responsables del cuidado de los miembros enfermos o ancianos de la familia. Esto puede deberse a roles de género tradicionales que asignan a las mujeres la responsabilidad del cuidado y la atención. El convertirse en cuidadora puede ser extremadamente demandante tanto física como emocionalmente. Las mujeres que asumen este papel a menudo experimentan estrés, agotamiento y sacrificio personal en términos de su propia salud y bienestar, lo que puede desencadenar el síndrome del cuidador, entre otros problemas de salud. En relación a esta problemática, parece fundamental que los cuidados sean compartidos por todos los miembros del grupo familiar, lo que podría implementarse a través de la comunicación abierta y planificación familiar, conversar respecto a las necesidades del paciente postrado y cómo distribuir equitativamente las responsabilidades de cuidado. En lugar de asumir que una sola persona se encargará de todo el cuidado, sería útil dividir las tareas específicas entre los miembros de la familia según sus habilidades y disponibilidad. También, es importante que la familia tenga acceso a recursos y servicios de apoyo que puedan facilitar el cuidado del paciente postrado, lo que puede incluir servicios de salud domiciliaria, equipos médicos especializados y asesoramiento psicológico y de salud mental.

    Respecto a la publicación de la IX Jornadas de Sociología de la UNLP, considero que es fundamental analizar el proceso salud-enfermedad-atención desde una perspectiva de género, ya que esto permite identificar y comprender las desigualdades, diferencias y relaciones de poder que existen entre hombres y mujeres en el ámbito de la salud. Lamentablemente a diario vemos en la práctica muchas mujeres que por diversas razones, como limitación de tiempo por estar al cuidado de otras personas, imposibilidad de independencia económica de parte de un hombre, ven limitado su acceso a atención médica, llegando tarde en algunos casos a patologías graves, que si hubiesen sido evaluadas de forma oportuna, podrían haber sido tratadas de forma adecuada. Al considerar el género como una categoría de análisis, se pueden revelar aspectos clave que influyen en la forma en que las personas enferman, acceden a la atención médica, y experimentan la salud y la enfermedad. Esta perspectiva de género ayuda a visibilizar cómo las normas, roles y expectativas de género impactan en la salud de las personas, en sus experiencias de enfermedad y en la atención que reciben. Además, permite analizar cómo se construyen y mantienen las desigualdades en el acceso a los servicios de salud, en la toma de decisiones sobre la propia salud, y en la distribución de recursos y poder en el sistema de salud.

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    1. Estoy completamente de acuerdo estimado compañero de beca, con la importancia de considerar la perspectiva de género en el análisis del proceso salud-enfermedad-atención. Es fundamental reconocer cómo las desigualdades de género impactan en el acceso a la atención médica y en la experiencia de la salud y la enfermedad. La carga adicional que enfrentan muchas mujeres como cuidadoras de familiares enfermos o ancianos resalta la necesidad de compartir equitativamente las responsabilidades de cuidado dentro de la familia. Esto no solo aliviaría la carga mental y emocional sobre las mujeres, sino que también garantizaría un mejor cuidado para el paciente. Asimismo, es crucial garantizar que todas las personas, independientemente de su género, tengan acceso oportuno a servicios de salud adecuados, lo que requiere abordar las barreras estructurales que limitan este acceso. Solo mediante un enfoque inclusivo y sensible al género podemos avanzar hacia sistemas de salud más equitativos y justos para todos.

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  8. Parte I

    Me gustaría partir mencionando una idea expresada en el texto “Proceso salud-enfermedad- atención desde una perspectiva de género”, que dice que no es posible afirmar que existen procesos biológicos escindidos de los procesos sociales y simbólicos,”Considerar el hombre desde un punto de vista biológico, lo despeja o lo aleja de lo propiamente humano, aquello que lo constituye como tal, es decir, el contexto social y cultural. Ante esto pensaba que es casi antinatural para un médico basarse en el modelo biomédico, más antinatural para un psiquiatra no reconocer las relaciones de poder y las relaciones entre los distintos determinantes sociales, no entender la misma biología como social nos podría llevar fácilmente a categorizar a los usuarios en enfermedades individualizadas y no como reacciones naturales a un sistema violento y sin justicia social.

    Cecilia Fernandez menciona que la violencia de género es ignorada como factor de riesgo de problemas de salud mental, si bien hoy en el programa de salud del gobierno se mencionan los determinantes sociales en donde se incluye, entre otros, género y racialización, falta ir más allá del reconocimiento y trato, llegando a empapar la forma de pensar los diagnósticos. En nuestra área por más que lo intentemos el diagnóstico no es objetivo, ya que incluye nuestra subjetividad en cuanto a la historia de vida de les usuaries, como se ven, como hablan, su contenido etc, y por supuesto que eso determina en cómo les categorizamos, será que la usuaria no tiene un TLP y tiene un trauma complejo? o será que no es un trastorno adaptativo o episodio depresivo, sino que violencia de género, pobreza, aislamiento, etc?

    Irene Melar menciona que el origen del diagnóstico de “histeria” está finalmente en la reacción de las mujeres frente al malestar cultural, frente al enclaustramiento de su personalidad, libertad, sexualidad y derechos. Menciona también que los psicofármacos son un silenciador del malestar de las mujeres, no podría estar más de acuerdo con esto, cuantas veces no me he visto diciéndoles a las pacientes “no hay medicamentos que puedan ayudarla a ignorar el maltrato, la violencia o la pobreza, solo a soportarlo en cuanto no pueda cambiar sus condiciones hoy” ahora le doy vueltas a cuánto de eso permitió aliviar y cuánto de eso movilizó a la resignación a un sistema nefasto, desde ahora re-pensaré esta fresa a alguna más transformadora.

    Judith Butler habla de la reivindicación de aquellos que no son consirados llorables por la sociedad, esto me hizo pensar inmediatamente en aquellos con diagnóstico de esquizofrenia, ancianos y ancianas, aquellos que pertenecen al programa de dependencia severa y aquellos que viven en situación de calle. Cuando mueren personas de estas “categorías” pareciera que es menos grave, pareciera que no se perdió una vida tan significativa, incluso se menciona que “era para mejor, si estaba sufriendo” yo misma me he visto diciendo estas frases, ni hablar del periodo COVID en donde estas personas perdían cualquier posibilidad/prioridad de ser salvades. En esta sociedad existen vidas más llorables que otras, porque en el capitalismo la capacidad de producción es lo que determina tu importancia en la sociedad.


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    1. Parte II

      Finalmente me gustaría dar mi opinión respecto al mandato de masculinidad y crueldad que menciona Rita Segato (una de mis pensadoras feministas favoritas). Dentro del feminismo de clase entendemos que el patriarcado y el capitalismo nos afecta como sociedad y en distintos niveles, dependiendo en qué escalafón y/o categoría nos encontremos, y no sólo según nuestro género y sexualidad, en ese sentido creo que reconocer el mandato de masculinidad es esencial para ampliar la forma en que miramos las enfermedades en cuerpos masculinos: consumo, violencia, impulsividad, depresión, suicido, son consecuencias de un sistema que censura la fragilidad y emocionalidad masculina. Esta censura y mandato de crueldad y masculinidad tiene como consecuencia violencia de género también, violencia intrafamiliar, guerras, discursos de odio, fundamentalismo, patriotismo y xenofobia; todos estos escenarios constituyen el ambiente ideal para las enfermedades de salud mental.

      Me quedo con el refuerzo de aprendizajes pasados, con el llamado a ampliar la forma en que vemos la psiquiatría y las historias de los pacientes, a individualizar pero a la vez colectivizar el malestar y finalmente con la motivación de no solo tratar a pacientes si no que trabajar para que el sistema que nos enferma cambie.

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    2. Estimada Tania, encontré muy interesante la frase en la que te refieres al papel silenciador de los psicofármacos en el contexto de síntomas presentes en pacientes mujeres en respuesta a estresores significativos precisamente por el hecho de ser mujeres.
      Recuerdo en mi tiempo en APS muchas veces atender a madres de pacientes con trastorno por uso de sustancias, quienes consultaban por síntomas ansiosos y/o depresivos en relación a la persistencia de las conductas de sus hij@s, encontrándome muchas veces indicando psicofármacos de manera de aliviar en parte el sufrimiento. Hoy me pregunto en cuánto como mencionabas lleva a la resignación de un sistema que parece difícil de cambiar, por ejemplo al evaluar también a los padres de estos pacientes quienes atribuyen la responsabilidad entera de la conducta de sus hij@s a la crianza realizada por sus madres ("lo malcrió mucho,etc"), de nuevo reflejando la visión de los cuidados de los hijos (y sus "consecuencias") como una cuestión completamente dependiente de las mujeres.

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  9. Con respecto a la presente sesión, me pareció interesante cómo se ahonda en factores estructurales que determinan inequidades en el proceso atención-salud-enfermedad, en particular, refiriéndonos al tema de esta quincena, el género. Particularmente ilustrador me pareció el texto que abordaba, breve pero contundentemente, el desarrollo histórico del movimiento feminista hasta el día de hoy, principalmente dado que es un tema del que conozco bastante poco. Particularmente interesante me resultó en concepto del género construido socialmente. A partir de ciertas diferencias biológicas que no conllevan de por sí ninguna implicancia con respecto a nuestros roles y tareas a realizar, se asumen ciertas aptitudes e ineficiencias que condicionan hacia qué tipo de labores orientar a los hombres y las mujeres, lo masculino y lo femenino. Pero no se detiene ahí el problema, sino que, posteriormente, se hace pasar por “diferencias naturales” esta distribución diferencial que se fue asentando a lo largo de la historia a través de procesos sociales. Hacer pasar lo social como algo biológico sin dudas es una temática que hemos discutido de sobra a lo largo de este curso en otras temáticas como la sobremedicalización y la extensión de el campo abordable a través de los saberes médicos establecidos, por ejemplo. Pero en particular en este caso no resulta solamente falaz el dar por naturales las diferencias de género socialmente construidas, sino que es lamentablemente nocivo. Existe una cierta moral o norma implícita de la que no deberíamos desviarnos, o se nos condenará socialmente, apartándonos del resto y, peor aún en el caso de los grupos sometidos (mujeres, comunidad LGBT, minorías étnicas, etc) pues lleva a violentas reacciones por parte del resto, buscando castigar esta desviación de la norma. Y lo más triste es que estos “actos correctivos” son abalados por la estructura de la sociedad, que fomenta y perpetúa estas calamidades.

    Intentando aterrizar un poco la temática de las inequidades de género al ámbito de la atención en salud mental, probablemente todos hemos visto cómo la labor de los cuidados de los enfermos casi siempre (por no decir siempre) recae sobre las mujeres de la familia. En los casos más terribles, es solamente una la que, funcionando casi como una “super mujer”, carga con todos los cuidados del enfermo, sin tener tiempo para descuidar sus otras responsabilidades (trabajo, crianza, etc). Una sobreexplotación de esta magnitud sin lugar a dudas lleva al deterioro del bienestar, no solamente en el ámbito biológico o psicológico, sino en el bienestar a modo integral, impactando en todas las aristas del ser humano. Hemos podido constatar en las familiares de nuestros pacientes más desfuncionalizados los estragos que causa el síndrome del cuidador; y lo más triste es que, si esta persona decide acercarse a solicitar asistencia para sí misma, lo más probable es que hallará tentativas de solución que apuntan a psicologizar/psiquiatrizar su malestar que es esencialmente social.

    Sin lugar a dudas son estos casos en los que, a raíz de las inequidades a nivel estructural de nuestra sociedad, nos vemos muchas veces “atados de manos” y nos frustramos por nuestros fallos al intentar apoyar a estos pacientes. Resulta necesario seguir avanzando a través de cambios sociales y legislativos que lleven a un orden donde la discriminación de género (y junto a ella, otros tipos de discriminación) no tengan cabida, a modo de mejorar los niveles de salud general de la población.

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    1. Hola Nicolas.
      Me parece que tu comentario destaca la importancia de comprender las inequidades de género desde una perspectiva estructural, reconociendo que los roles y estereotipos de género son construcciones sociales que impactan negativamente en la salud mental. Asimismo, resaltas la sobrecarga de cuidados que suelen recaer sobre las mujeres, lo cual puede tener repercusiones significativas en su bienestar global.
      En este sentido, me parece fundamental añadir que las personas LGBTQ+ también experimentan desigualdades y desafíos específicos en relación con su salud mental debido a la intersección de múltiples identidades. La discriminación, el estigma y la falta de acceso a recursos y servicios inclusivos pueden agravar aún más los problemas de salud mental en esta población. Por ejemplo, una persona trans de origen socioeconómico bajo puede enfrentar una combinación de discriminación por su identidad de género, su orientación sexual y su situación económica, lo que aumenta su vulnerabilidad a problemas de salud mental.
      Para abordar de manera efectiva estas inequidades, me parece necesario adoptar un enfoque interseccional que considere las diferentes dimensiones de la identidad de cada individuo. Esto implica desarrollar políticas y programas que sean inclusivos, culturalmente sensibles y que garanticen el acceso equitativo a servicios de salud mental adecuados para todas las personas, independientemente de su género, orientación sexual, origen étnico o situación socioeconómica.
      Y tambien a hacernos cargos como profesionales de la salud mental de los desafios que involucran estas tematicas y poder abordarlas de manera integral, como mencionas sin caer en la patologizacion o medicalizacion de componentes que tiene infintas aristas que claramente no se resolveran con medicamentos sino con un manejo integral y multidisciplinario, todo esto junto a cambios como sociedad en general.

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  10. PARTE 1

    El vínculo entre géneros, diversidad sexual y salud mental es un tema de gran relevancia en el campo de la psiquiatría comunitaria. La comprensión de estas interrelaciones me parece esencial para abordar de manera efectiva las necesidades de salud mental de todas las personas, reconociendo la influencia de factores sociales, culturales y personales en su bienestar psicológico. Esto se ve muy claramente a mi parecer en los textos abordados en esta sesión sobre la temática mencionada, ya que el proceso atención salud enfermedad hemos podido ir reflexionando a través de las diferentes sesiones del curso como sobre todo en salud mental, no podemos dar nada por sentado o por que es “porque si” si no que siempre debemos tener una capacidad reflexiva sobre las diferentes aristas y componentes que han influido en el concepto de salud mental y por lo tanto de enfermedad psiquiátrica y a mi parecer la bibliografía es una nueva invitación que nos hace inexorable el admitir los componentes sociales, económicos, históricos y ahora también en cuanto al género y la diversidad sexual como aristas que si determinan e influyen en como abordamos la salud mental.
    La diversidad sexual y de género abarca una amplia gama de identidades y expresiones, y su reconocimiento es crucial para promover entornos de atención mental inclusivos y libres de discriminación. Las personas que no se ajustan a las normas binarias de género o que tienen orientaciones sexuales diversas lamentablemente a menudo enfrentan desafíos específicos que pueden impactar su salud mental.
    La discriminación, el estigma y la falta de apoyo social son factores que contribuyen significativamente a problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión y el estrés crónico en individuos LGBTQ+ y otras personas marginadas en términos de identidad sexual y de género. Es fundamental que los profesionales de la psiquiatría comunitaria estemos capacitados para brindar una atención sensible a la diversidad, libre de prejuicios y centrada en las necesidades individuales de cada paciente. La promoción de entornos inclusivos y seguros, el acceso a servicios de salud mental culturalmente competentes y el apoyo de redes comunitarias son aspectos clave en el bienestar psicológico de personas LGBTQ+ y otras poblaciones con identidades sexuales y de género diversas.
    Puntos como los antes mencionados me permiten reflexionar en cuanto a múltiples experiencias como profesional de la salud en mi paso por Atención Primaria, ya que por ejemplo siempre recuerdo que al momento de hacer por ejemplo la anamnesis ampliada de usuarios en consultas por salud mental o de cualquier índole, daba por sentado preguntar el nombre de la pareja de sexo opuesto al usuario y muchas veces tocaba ver desde cierta risa hasta franca incomodidad al responder los usuarios que era alguien de su mismo sexo, por lo que si bien uno a priori pensaba que esta inserto en un “mundo” y cultura diferentes y actuales de repente uno no tiene presente los patrones inconscientes que hemos heredados y que vamos repitiendo y que debemos hacernos cargo para poder reflexionar modificar si es necesario, como seres sociales y sobre todo como agentes de salud donde una gran herramienta que tenemos es el vinculo terapéutico, el cual lamentablemente se puede ver afectado o quebrado por situaciones así.

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    1. PARTE 2

      También recuerdo experiencias positivas como cuando llegaban usuarios en contexto de evaluación en APS como primer paso dentro del protocolo local para poder iniciar su proceso de transición de genero y el sentir la retribución de que de verdad se sentían acogidos e incluidos era algo positivo.
      Ahora lo ultimo en cuanto a experiencias quería no dejar de mencionar algo que se menciona en los textos donde lamentablemente debido a la medicalización y sobre todo medicación del sufrimiento y la salud mental, uno se quedaba con la sensación si usuarias mujeres con dificultades sociales en la crianza de sus hijos o los múltiples roles que debían ejercer en contexto de inferioridad en comunas vulnerables o usuarias con síndrome del cuidador al final no se trataba de transformar todo o buscar un diagnostico y por lo tanto solo silenciarlo con medicamentos, sino poder entender todo el contexto social y de genero detrás para poder abordarlo de manera integral.
      A manera de resumen me parece que la relación entre géneros, diversidad sexual y salud mental es un área de estudio y práctica vital en la psiquiatría comunitaria. Es necesario adoptar enfoques integrales que consideren las dimensiones sociales, culturales y personales de cada individuo para brindar una atención efectiva y respetuosa. El compromiso con la inclusión, la sensibilización y la capacitación continua son pilares fundamentales para garantizar entornos de salud mental que promuevan el bienestar de todas las personas, independientemente de su identidad de género u orientación sexual.

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  11. En uno de los textos se aborda las interrelaciones entre salud, enfermedad y atención desde una perspectiva de género, destacando la importancia de considerar las diferencias y desigualdades que se producen en estos procesos. Se enfatiza en las desigualdades de género, que influyen en los modos en que las personas enferman, mueren y cuidan su salud. La perspectiva de género se presenta como una herramienta analítica que permite desentrañar las relaciones de poder que configuran los eventos de salud. Esto es algo que podemos ver en nuestra práctica diaria y como comenté más arriba lo viví mientras realizaba cuidados paliativos, lo común era que las mujeres fueran cuidadoras de otros y cuando les tocaba a ellas enfermar también tenían como cuidador principal a otra mujer, las preocupaciones de ellas eran distintas, muchas continuaban preocupadas de la casa, de los hijos, de no preocupar a otros y de cuidar a su familia de lo que podría pasar, sus mentes siempre ocupadas aunque a veces esto servía como mecanismo de escape o a aliviar un poco el dolor.
    Hace un tiempo leí un libro, era una autobiografía de una victima de abuso sexual, en el relato ella plasma su vivencia desde que despierta en el hospital sometiéndose a los peritajes hasta el momento que condenan a su agresor. A veces creemos que hemos avanzado con la diferencia de género pero en algo tan delicado como es una victima sexual ella muestra como se la cuestiona por la vestimenta que llevaba, por si consumió o no alcohol esa noche, si se movía de una forma que se podía interpretar como coqueteo, si lloraba mucho en las declaraciones o si lloraba poco. Sin embargo, al abusador no lo cuestionaban de esa forma, los medios solo destacaban lo buen deportista que era y como su vida se veía afectada por esta acusación. Y ahí nos damos cuenta que a pesar de los años que han pasado desde que otras mujeres comenzaron a luchar por sus derechos, porque no se las sometiera a solo vivir del cuidado de los hijos, de la caridad como menciona un texto, a pesar de todo esto nos falta mucho.

    Por otra parte, creo que con las diversidades sexuales pasa algo muy similar, la sociedad los reprime y como mencionó uno de los compañeros en su comentario, solo les permite expresar una identidad y reprime quienes son realmente por el temor a ser discriminados o ser juzgados y nosotros como profesionales de la salud podemos caer fácilmente en eso sin darnos cuenta. Hace unos años participé en una actividad donde nos enseñaban a los médicos a no asumir heterosexualidad, no asumir que todas las mujeres tenían útero o que todos los hombres tenían pene. Nos recalcaban la importancia de ser neutros en nuestra atención para darle el espacio a los usuarios que se sintieran cómodos y no juzgados, aun creo que nos falta mucho por aprender pero debemos estar abiertos al constante aprendizaje y lecturas como las de esta semana nos ayudan a cuestionarnos lo que estamos haciendo y ver que muchas veces caemos en esta discriminación de género.

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    1. Hola Gabi! Creo que tu comentario aborda muy bien las interacciones entre salud, enfermedad y atención, desde una perspectiva de género.Creo que es súper importante tener presente las diferencias y desigualdades que existen en estos procesos, que influyen en cómo las personas enferman, mueren y cuidan su salud. Como tu bien señalas, la sociedad tiende a reprimir a las personas con diversidades sexuales, limitando su capacidad de expresar su identidad real por gran temor a la discriminación y al juicio social. Esta represión puede tener graves consecuencias para la salud mental y el bienestar de estas personas. Con respecto a esto se me viene a la mente un paciente trans con varios intentos suicidas y multiples hospitalizaciones que tenia mucho temor por decir "su verdad" a su abuela. La abuela era la encargada de llevar y mantener la familia, siempre se sentia muy juzgado por ella. la familia tenia clara su identidad, pero su abuela no. Lo anterior llevaba a que se canalizara su miedo, frustración tec en intentos de suicidio. Como parte de lo anterior, se decide hospitalizar una vez más y esta vez se decide hablar como equipo con la abuela. Al principio fue muy duro, y con psicoeducación y una gran red de apoyo, se logró la "aceptación" por parte de la abuela, lo que llevó a una mejoría significativa del paciente, con una respuesta más aliviadora y sanadora para él.

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    2. Hola Gabi, creo que es super importante lo que mencionas respecto a no asumir la sexualidad de cada persona. Si bien en nuestro desempeño preguntamos por la identidad de género de nuestros usuarios, nunca había reparado concientemente en este punto, lo que es fundamental entender e interiorizar esto para aplicarlo en nuestra práctica clínica, a fin de mejorar la relación, crear un vínculo de confianza y desarrollar una alianza con el paciente.

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  12. Parte 3

    El declarase como “no feminista” no es mas que una defensa del patriarcado. Aun mas, ser mujer y declararse “no feminista” es casi una contradicción humana: gracias a la lucha de las mujeres de nuestro pasado podemos votar, podemos estudiar, podemos ser más que una moneda de cambio por favores en los feudos, podemos elegir si queremos o no ser madres, podemos estudiar, podemos ser médicas y podemos poner nuestros conocimientos en ayuda directa de la sociedad.


    Si frente a todo esto, hay personas que aun dudan de que el feminismo ayuda tanto a hombres como mujeres, basta con mirar los antecedentes de por qué los hombres no denuncian episodios de violencia doméstica: no solo enfrentan los prejuicios de la sociedad, sino también son juzgados por los mismos policías: “pero como te va a pegar una mujer”, “pero por qué no hiciste nada”, “pero como vas a ser tan débil”.

    Desde mi experiencia laboral, en mi box en el Cesfam siempre utilizaba una taza de Medifem, la Asociación de Médicas Feministas de Chile, que señalaba “Esta taza pertenece a una médica feminista”. Fue tras ver esto que una de mis pacientes de salud mental de aproximadamente 60 años a quien trataba por una depresión mayor me pregunta si la taza es mía, le respondo afirmativamente y me pregunta si es verdad lo que dice, si creo en el feminismo como tal y si es cierto eso de “yo te creo” que es siempre tan destacado en los carteles de marchas feministas. Le respondo que sí a todo, reafirmando mi postura tras este movimiento. Tras un momento de silencio, con miedo me pregunta “entonces puedo confiar en ud con esto?” y al reafirmar nuevamente mi postura procede a contarme que durante los últimos 40 años ha sido víctima de violencia tanto física como psicológica por parte de su esposo y ha tenido intenciones de denunciar, por lo menos, durante los últimos 10 años, sin embargo, no se ha atrevido a hacerlo por desconocimiento del proceso, por miedo a ser juzgada y por incertidumbre frente a las medidas que se puedan tomar al respecto. Junto con el equipo activamos el protocolo y la red correspondiente, acompañándola durante todo el proceso hasta conseguir su protección judicial, social y personal, logrando finalmente incluso mejorar su sintomatología depresiva significativamente. Entonces, como no va a servir para nada un gesto tan simple como un tazón con una consigna?

    A raíz de todo esto, hoy mas que nunca reafirmo mi postura de que como seres humanos parte de una sociedad y, más aun, como personal de salud, es fundamental realizar un análisis critico de nuestras prácticas tanto laborales como sociales, asi como entender las desigualdades de genero a la que se enfrentan nuestros usuarios tanto por parte de la propia comunidad, como del personal de salud.

    Tal como señala la consigna de la Asociacion de Médicas Feministas en Chile: La salud será feminista o no será, porque no podemos seguir perpetuando estas diferencias tan radicales en pleno siglo XXI.

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  13. Hola a todos! La desigualdad de género presente en la salud mental en las mujeres es un tema crucial que merece al menos una sesión de este curso. Como plantea la OMS, las mujeres tienen trastornos mentales en un porcentaje considerablemente mayor que los hombres, con un 70% frente al 30%. Esta disparidad refleja que ser mujer es un factor de riesgo para tener un problema de salud mental, lo cual considero bastante impresionante, pero no me sorprende.
    Quisiera hablar hoy sobre la violencia de género, como uno de los principales factores de riesgo para los problemas de salud mental en las mujeres, y como la falta de reconocimiento de este problema y de soluciones efectivas conlleva consecuencias devastadoras, contribuyendo al 25% de los intentos de suicidio entre las mujeres, según la OMS. En mi práctica clínica, soy testigo de la violencia de género de las que son víctimas muchas mujeres día a día, en donde llevan años, viviendo bajo violencia psicológica, física o sexual por parte de parejas, hijos y padres. Violencia que causa y perpetua, un malestar psíquico esperable, comprensible, hasta lógico. Los perpetradores de violencia, son productos de un sistema patriarcal que impone normas y expectativas discriminatorias sobre las mujeres, que nos subordina y nos considera inferiores. Frente a esto, tenemos que tener cuidado con los enfoques que responsabilizan a las mujeres por su situación, ya que presupone una idea de que las mujeres gozamos en la sociedad actual de ciudadanía plena, lo cual es cierto en el orden jurídico, pero no en las prácticas sociales, es una igualdad que no existe en la práctica, es teórica.
    La interseccionalidad también juega un papel crucial en este análisis, ya que factores como la clase social, la raza y la orientación sexual pueden intensificar las experiencias de vulnerabilidad y estigma en las mujeres con problemas de salud mental. Es necesario tener un enfoque multidisciplinario que restituya la ciudadanía, la dignidad y la autonomía de las víctimas de violencia de género para ofrecer una atención integral y efectiva en salud mental.
    Además creo que es importante, tener siempre en mente como la construcción de género tiene un papel significativo, ya que desde una edad temprana, se nos inculcan roles y mandatos de género que pueden generar contradicciones y frustraciones a lo largo de la vida. Todo esto con el objetivo de adaptarse a un modelo que pide sacrificio, dependencia y pasividad por parte de las mujeres, “el ser para los otros”. Esta educación diferencial y la interiorización de la dominación masculina afecta áreas clave como la individualidad, la autoestima y las relaciones interpersonales, exacerbando aún más los problemas de salud mental.
    Es fundamental trabajar hacia una sociedad que promueva la igualdad de género y brinde un apoyo adecuado a las mujeres que enfrentan problemas de salud mental y violencia de género, teniendo en un proceso salud-enfermedad-atención que considere la diversidad de fenómenos alrededor de ellos, en donde intervienen procesos sociales y simbólicos que se desarrollan en contextos históricos específicos, considerando las diferencias y desigualdades que se producen al interior de estos procesos, especialmente las desigualdades de género, dado que imprimen particularidades en los modos de enfermar, morir y cuidar la salud por parte de las mujeres, procesos que se ven mermados por el patriarcado. Es fundamental que los servicios de salud mental adopten un enfoque más sensible al género, que reconozca y aborde las dimensiones sociales y estructurales de los problemas de salud mental de las mujeres, y es creo también que esta sesión es un llamado a estar atentos a nuestros propios sesgos de género, que quizá no hemos pesquisado aún y que pueden estar arraigados muy profundo en nuestra práctica clínica.

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    1. Hola! estoy completamente de acuerdo con tu comentario. Me pasó que recordé a una paciente la cual sufrió de VIF y el miedo que transmitía en el box era gigante, es increíble que a pesar de ya llevar 2 años fuera de esta violencia física y psicológica, aún quedaba mucho por hacer, y en ella aún con mucho trauma . A veces como sistema descuidamos a las mujeres cuando ya ha pasado un tiempo desde el suceso, sin embargo aquí recobra la importancia del seguimiento. A veces no consultan por vergüenza y al consultar el profesional esta "poco disponible" a escuchar. Creo que es un tema que hay que reflexionar y pesquizar mas oportunamente.

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    2. Hola! Concuerdo completamente con tu comentario, considero que la práctica en salud en general y no sólo salud mental tiene que ser desde una perspectiva de género y esto va desde el rol de paciente como de profesional, ya que no por poseer un título hace que las mujeres estén menos expuestas a la discriminación, sino muy por lo contrario se enfrentan a múltiples prejuicios asociados, incluyendo la práctica de la medicina. Para nuestras pacientes no es menos fácil, uno de los textos menciona la triple estigmatización de aquellas que además tienen un diagnostico de salud mental y posee escasos recursos. Me ha pasado muchas veces al ver a mis pacientes que pienso "si tan solo ella estuviese en un contexto diferente o en otra familia, podría estar más tranquila", cuantas veces me tocó ver que por tanto tiempo estuvieron sometidas a violencia hasta que su marido falleció, sólo así pudieron sentirse un poco más aliviadas aún con el trauma que este le generó. Una frase de uno de los textos decía que un hombre machista es un hijo sano del patriarcado, no podría ser más cierto, no es raro escuchar entre hombres molestarse entre ellos diciéndose "mandoneado" o "macabeo" cuando uno de ellos ayuda en los quehaceres del hogar o es atento con su familia o esposa. Siento que falta tanto aún, agradezco lo que se ha avanzado gracias a la lucha de esas primeras mujeres que se atrevieron a alzar la voz para exigir sus derechos, pero hay mucho camino por recorrer para poder hacer de la salud una practica con igualdad.

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    3. Hola me pareció muy acertado tu abordaje respecto a lo que se espera de igualdad y como la violencia de género es parte, más bien un síntoma, de esta sociedad movilizada por un sistema patriarcal , en donde se criaba a los niños con este mismo enfoque, haciendo ver a las mujeres inferiores, subordinadas e incluso normalizando e idealizando el matrimonio como objetivo de vida , en dónde el hombre sería el sostenedor y la mujer dedicada a labores domésticas y la crianza, esto como ya sabemos lamentablemente ha llevado a un sin fin de dificultades y patologías y si a esto le sumamos el ser víctimas de violencia por parte de quien deberia ser su compañero, nos sumerge en una mujer totalmente vulnerable a estreses y situaciones ambientales , perjudicando sus roles propios ,individuales,maternidad,laborales,etc. Me parece relevante visibilizar está realidad, ya que finalmente somos parte, hombres y mujeres, de una misma sociedad y si esperamos eventualmente progresar como tal, debemos hacernos cargo de situaciones que vulneran nuestra propia integridad.

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  14. ¡Hola Compañeros! Me alegra mucho ver que en este curso podamos abordar diferentes temas y que dentro de estos esté presente la diversidad. Partiré comentando el artículo “Proceso salud enfermedad atención desde una perspectiva de género”. Me gustó mucho que partiera analizando cómo es que la salud-enfermedad. Atención está completamente ligado a los procesos biológicos, sociales y simbólicos, suena algo llevadero sin embargo tiene una gran complejidad, ya que existen diferentes culturas, creencias y diversidades que van a ser parte del proceso de cada uno, lo que lleva a tener que tomar decisiones con sumo cuidado a la hora de tratar. “Lo femenino y lo masculino” es una construcción también social, simbólica e histórica. Esto me hizo pensar que a veces lo veo muy desde afuera y como dice el texto no solo es ser hombre y mujer, sino que también como cada hombre o cada mujer deben adoptar los modelos de masculinidad o femineidad impuesta por la sociedad y que eso puede ser un eventual problema también, cómo eso afecta a cada uno y lo llevan de manera interna. Es por eso que no solo somos un seco, sino un constructo social y cultural. Por otra parte, me llamo la atención la definición de Menéndez de hegemonía medica "...conjunto de prácticas, saberes y teorías generadas por el desarrollo de lo que se conoce como medicina científica”, esto deja atrás a los otros tipos de medicina o creencias, entiendo que se requirió de una organización durante un largo tiempo en donde había que establecer reglas y generar una medicina líder, que lo visualizo como bueno por la parte de que todos sigamos una misma teoría, sin embargo se llega al otro extremo en donde se deja fuera a las otras medicinas que no tienen una base científica sino más espiritual muchas veces y que puede ser igual de importante y se agrega la asocialidad en donde como médicos muchas veces al dejar un fármaco o diagnosticar una enfermedad no nos damos cuenta o no reflexionamos cómo puede afectar en lo social al paciente. Creo que debo estar más consciente siempre de esto y mantenerlo en mi mente para recordarme que todo acto llevara a una consecuencia social.

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  17. Respecto a Las desigualdades de género es igual importante destacar que algo que todavía no se visualiza NI se normaliza es cómo aceptar cuál es la lucha Y cuáles son Las demandas de Los feministas todavía existe mucha gente que no patiza con Los movimientos feministas Y Y Las consideran como personas exageradas conflictivas tenas de odio violencia Y en base a eso es importante cómo destacar que Los textos habla de que El femicidio expresa de forma dramática la desigualdad entre El Lo femenino Y lo masculino Y muestra una manifestación extrema de dominio terror vulnerabilidad social Y exterminio E incluso impunidad Y El movimiento NI una menos 0 El movimiento TE creo 0 El movimiento yo también son una forma de homogeneizar Y hacer visible esta diferencia de género Y que no queremos más violencia Y abuso de poder.
    Respecto al texto de la historia de lo trans me parece muy muy interesante toda la información que aparece en este texto desde la nomenclatura cada una de Las palabras Y su significancia Y qué tan importante puede ser valorar Y respetar al otro por cómo se se considera asimismo Es súper importante porque estás hablando con otra persona que por mucho tiempo probablemente tuvo luchas internas para poder valerse por sí mismo entonces super importante respetar al otro.
    continua

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  18. Una frase que encontré muy significativa como para entender es que decía que El cerebro no venía con género Y pensando en que casi todas nuestras decisiones nuestros pensamientos son constructos sociales de cierta forma cada Uno ha sido formado según El estereotipo Que visualizaron tus Padres O sea cuidadores.
    Es muy importante dentro de esto ver cómo todo El desarrollo de Los movimientos trans Y desde Tanto tiempo atrás donde igual se nombraron varias personas que fueron importantes en Los movimientos como El médico que ayudó A muchas personas poder realizar sus sus cirugías O sus cambios hormonales que fue UN Gran apoyo para La población trans también sobre Prince que fue una Cara visible Y en importante en esos tiempos como transvestida.
    También llama a la reflexión de por qué El gobierno para qué El gobierno era importante como La Vida privada de estas personas cuando me revisaban sus cartas.
    Igual es bonito ver cómo ha ido tomando fuerza Y cada vez tan bien la población respeta más a la diversidad sexual a la diversidad de género Y es importante porque es una forma de llevar a la igualdad finalmente.
    Si enlazamos este Tema con El Tema anterior la transculturabilidad tiene mucho sentido en El Tema de no gobernar sobre El otro sino que respetarlo Y aprender de ellos yo creo que es una forma muy importante de hacer salud también.

    Lo que pude destacar es que tanto movimiento feminista y el movimiento transgénero comparten objetivos comunes de lucha por la igualdad, la justicia y la eliminación de la discriminación de género. Ambos movimientos buscan desafiar y transformar las normas de género restrictivas y patriarcales que afectan negativamente a las mujeres y a las personas transgénero.

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  19. Quiero manifestar mi satisfacción por haber participado en este curso, en lo profesional me ha impulsado a revisar esta vida como tal " ver el otro".
    Mi crianza fue totalmente patriarcal, dónde los roles de hombre y mujer estaban totalmente demarcados y , no se permitía hablar de otro tipo de género, porque era mirado cómo pecaminoso y se invisibilizaba, además reforzado por las madres. Situaciones similares viví en mida cómo estudiante.
    Elegí estudiar medicina por vocación, cuando me recibí, me hice la promesa de servir y no discriminar, esto me ha permitido aceptar al doliente como tal, sin cuestionamientos ni imposiciones.
    A través del tiempo este patriarcado se ha ido jibarizando, lo que ha permitido que otros tipos de género se manifiesten con fuerza logrando que se respeten sus derechos. Pienso que el patriarcado no solo ha sido dañino para la mujer sino para toda la sociedad, al hombre le ha tocado cargar con ésta responsabilidad culturalmente impuesta lo que ha provocado reprimir emociones y eludir algunas responsabilidades. Más que igualdad, creo en la complementarias de los diferentes roles con los mismos derechos.
    Durante una atención médica, me tocó atender una muchacha trans funcionaria de un hospital, fué derivada a nuestra unidad para complementar su tratamiento con psicoterapia y medicina complementaria; ingresó al box con su vestimenta masculina y con una actitud agresiva, lo primero que me manifestó era que quería morirse, debido a la incomprensión de su familia y compañeras de trabajo, dentro de la conversación le manifeste que yo hacía un diagnóstico bioenergética, acupuntura y visualización. Ella accede a estas terapias. A las díez sesiones de acupuntura le dí el alta y que continura con la farmacoterapia y psicoterapia. Hace tres semanas la encontré en la sala de espera, se veía otra persona, radiante, me abrazó y me dijo "ya no quiero morir".

    Cómo conclusión, creó que las capacitaciones sobre género y su manejo sn muy útiles. Al final todo se resume en aceptar a ese "otro" y tratarlo con respeto.


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    1. Don Hector:
      entiendo tu sentir no discriminar, al menos yo lo veo como una postura somo humanos, tenemos lo mismo y nos debemos lo mismo.
      Tambien como hombre creado en un ambiente machista y heteronormado, tambien patriarcal, puedo decir que he peleado, con muchos errores, pero tambien con victorias, lo que es el respeto y admiración hacia el movimiento feminista.
      sin otro particular me despido.

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  20. "Un clima de terror". Este extracto del texto de Judith Butler me generó un revuelo de emociones; intentar ponerme en la situación de vivir en un ambiente de constante miedo ante situaciones que no deberían ser de miedo, me genera un malestar emocional insoportable (considerando que sólo me imagino estar en esa situación) que no sabría como soportar, y entender que esa es la realidad que viven las mujeres constantemente al salir, es un gran golpe de realidad que al fin puedo comenzar a interiorizar más.
    Creo que los textos de esta semana lograron abrir mucho más mi visión de cómo debo enfrentar a las personas. Ya habíamos hablado de cómo esta relación de poder entre el que tiene "el conocimiento" y el que escucha, genera una distancia entre las dos partes que hay que intentar emparejar para lograr una verdadera conexión con las personas. Ahora se suma el comprender el rol cultural y social que presenta la persona, como este rol que se espera de esta puede generar una afección importante en su salud e interferir en su funcionalidad en diferentes áreas, como evita que pueda vivir una "vida libre" como lo haría un hombre según las normas de la sociedad (como el hecho de caminar solo, no preocuparse de como se viste, etc); que antes podría asumir que lo consideraba, pero no le daba tanto énfasis como debería.
    También me llama la atención como se abarca la relación salud-enfermedad-atención, dando la invitación a ver cómo los modelos dejan de lado el área social, como si no influyera en la afección de las personas siendo esta una parte fundamental a manejar para el bienestar personal.
    Por último, me hace reflexionar de cómo debo manejar el concepto de género cuando atienda a una persona, comprendiendo que como parte del género masculino puedo generar un mayor malestar con mi lenguaje tanto verbal como no verbal de una forma inconsciente.

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    1. Estimado Jorge, efectivamente encuentro fundamental que leamos sobre género, feminismo y diversidades, pues en nuestro día a día estamos en contacto con todo tipo de personas que tienen una historia a cuestas y que se ven impactados por lo que les decimos y actuamos.
      En este sistema patriarcal, el sólo hecho de ser mujer ya es complejo y en muchas situaciones nos pone en un “escalón más abajo”, por lo que encuentro fundamental el que como hombre te cuestiones tus privilegios e intentes cada día buscar más la equidad a través de la empatía y escucha activa.

      Nos queda mucho camino por recorrer y es muy importante mantener un pensamiento profundo y una actitud reflexiva hacia las cuestiones de género, poder y salud mental. Con disposición para cuestionar y aprender comprometiéndonos con la mejora continua y la sensibilidad hacia las necesidades de los demás.

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    2. Totalmente de acuerdo, como psiquiatras es fundamental seguir profundizando sobre genero, feminismo y diversidades; porque es transversal a toda la sociedad, tanto para tenerlo en perspectiva con nuestras y nuestros pacientes, sino que también para mejorar como ciudadanos y como sociedad. Comparto el sentir de Jorge, porque también he cuestionado muchas veces si de forma inconsciente, uno puede decir o hacer algo que perpetúa finalmente alguna idea machista o androcentrista, que haya sido inculcado en nosotros y no seamos plenamente consciente que ahí está. Lo leído en esta quincena es una introducción, pero una invitación también a profundizar mas en el tema, en seguir aprendiendo, en cuestionarnos y deconstruirnos. Como dice Cami, el camino a recorrer es largo.

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    3. Concuerdo bastante con las reflexiones que planteas en tu comentario Jorge, la verdad es que la sesion de hoy, en el orden que las hemos ido estudiando, nos plantea aún más este desafio, y lo necesario que es; detener la reproduccion de un sistema patriarcal. Sin duda no es facil, y como comenta camila "nos queda mucho camino por recorrer", es importante avanzar y mantenernos cuestionando y desechando nuestros privilegios, manteniendo esta actitud critica.

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  21. Me costó iniciar y realizar este comentario, ya que implica exponer las luchas y sufrimientos que he experimentado como mujer disidente en una sociedad profundamente arraigada en el patriarcado, que aún tiene mucho por avanzar y transformar. Desde mi infancia, basada en experiencias de vida marcadas por el androcentrismo, se me ha inculcado y reforzado el pasar desapercibida, a que no se escuche mi voz por miedo a ser juzgada o discriminada.

    En parte, con este comentario, quiero reivindicar mi feminismo y reclamar mi voz, de la mano del ecofeminismo, movimiento cuyas ideas considero relevantes rescatar, donde se subraya la importancia de la relación entre los seres humanos y el planeta, señalando cómo nuestra especie ha sido depredadora y explotadora de la naturaleza, al igual que los hombres han subyugado a las mujeres y disidencias a lo largo de la historia de la humanidad, en un sistema innegablemente androantropocéntrico, donde se sigue creyendo el mito de la libre elección impuesto por el patriarcado de la mano del neoliberalismo.

    Esto está estrechamente ligado a la salud mental, pues hablamos del bienestar no solo de hombres, sino que de mujeres, disidencias y animales no humanos, y, alcanzar un estado de bienestar nos lleva en consecuencia a una mejor salud mental, abogando por la empatía e inclusión de todos, con una mirada respetuosa a aquel que es distinto a mi.

    Ahora bien, ¿Cómo podemos ser agentes de cambio? Sumándome al feminismo de la cuarta ola, con el poder de la globalización, uso de internet, las redes sociales, etc., se puede empoderar y enseñar, cambiando la realidad androcéntrica al llevar los feminismos a la educación y la cultura, un "porvenir de la humanidad basada en el progreso de las tecnociencias" como plantea la filosofa ecofeminista Alicia H. Puleo. Pienso que es fundamental aprovechar los recursos del mundo actual con este fin.

    Espero que en nuestro rol como futuros psiquiatras podamos cuestionarnos constantemente lo patriarcal en nuestro actuar, ser empáticos, y, por supuesto, incorporar el enfoque de género en nuestra práctica, comprendiendo cómo las normas de género influyen en el bienestar de los individuos, así como en el acceso y calidad de la atención en salud.
    Por mi parte, espero poder alzar la voz y desempeñar un papel activo en esta lucha, no solo por mí misma, sino también por mis colegas, pacientes y las personas que me rodean, pues aun queda un gran camino por recorrer del que no debemos quedar ajenos.

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    1. Muchas gracias por el abordaje de tu comentario. Desconocía el término de ecofeminismo hasta que llegué a las lecturas y agradezco que lo hayas traído a colación. En la historia de la humanidad el hombre ha logrado continuamente encontrar la forma de oprimir, ya sea por sexo, por creencias, por color de piel, por culturas, etc. Siempre es lo mismo, la traducción literal es: te trato como un ser inferior. El ecofeminismo viene a proponer una lucha feminista abogando además por los seres sintientes y la naturaleza. Me parece justo y necesario buscar formas de detener y revertir el daño que se ha hecho de forma transversal en el planeta, entendiendo que es resposabilidad de todos tener conductas que sean más amigables con el medio ambiente.

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  22. Hola a todos! Creo que el tema de esta quincena es tremendamente interesante y da para mucho debate y opinión, como se refleja en los comentarios que he leído.
    Históricamente la el trabajo, el cuidado, la sociedad, incluso la vida no ha sido igual para hombres y mujeres, mucho menos para minorías. Que hoy en día vayamos avanzando es un atisbo de esperanza, pero aun queda muchísimo camino por recorrer.
    No es secreto que las mujeres en distintas situaciones de la vida diaria nos vemos sobrecargadas por distintas actividades que se nos otorgan arbitrariamente como "obligatorias". Repito el comentario de mi compañera Daniela respecto a que "la mujer trabaja el doble para recibir la mitad de reconocimiento que un hombre". Y así es. Que maravilla que hoy en día tengamos derecho a sufragio, a trabajar, a valernos por nosotras mismas sin depender de un hombre (o así se supone al menos), pero no olvidemos nuestras "responsabilidades" de mantener la casa, críar los niños, cuidar la familia entre otras. Si ponemos todo esto sobre la mesa no debiese sorpendernos la prevalencia de enfermedades de salud mental que aqueja al género. Esta exigencia constante produce in desgaste emocional importante que muchas veces se ve invisibilizado.
    Durante mi trabajo en APS era común ver a las pacientes sobrepasadas, pero sin la capacidad de darse un respiro. Una indicación tan simple como mantener reposo un par de días pareciese ser imposible, ya que quizás reposarían del trabajo, pero... y la casa?
    Como profesionales del área de la salud mental con enfoque comunitario, es nuestra responsabilidad velar por nuestros y nuestras pacientes. Poder hacer las diferencias necesarias en su diagnostico, manejo y tratamiento para ser justos. Lamentablemente, creo, no podemos esperar ser iguales ya que es biológicamente imposible. Pero para poder considerarnos social y humanamente iguales debemos reconocer las virtudes y defectos que tenemos y trabajar en pro de disminuir las brechas que nos separan.

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    1. Hola Gabriela muy interesante tu comentario, me hace pensar que la mayoría de los cuidados de los pacientes que veo son mujeres, a quienes frecuentemente se les exige cumplir con el rol de madres casi como si fuera responsabilidad exclusiva de ellas y como si no existieran otros ámbitos en sus vidas. Me parece que parte de las estrategias que debiésemos considerar para revertir la discriminación existente sería el intentar comprender la complejidad del rol de cuidado, compartir responsabilidades y exigencias con el padre, así como asumir una perspectiva de enfoque de género en la comprensión de los padecimientos de las y los pacientes con lo que trabajamos.
      Saludos

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  23. Hola a todos!
    Resultó muy interesante el abordaje de las lecturas de esta quincena, ya que nos impulsan a la reflexión de múltiples desigualdades de las que muchas personas hemos sido victimas, en particular quisiera referirme al “estigma” que implica ser mujer en la historia, y aún en nuestro contexto social, político, cultural, etc e incluso al que me referiré con respecto al área de la salud.

    Desde estudiante hasta la fecha, en el área de la salud donde nos desempeñamos a diario, podemos ver esta gran desigualdad binaria, tanto en el trato cuando nos llaman “señorita, mijita”, y a los hombres “doctor”, cuando hay especialidades que son “abiertamente para hombres”, entonces las mujeres ingresan a un sistema maltratador, justificado en que es una beca masculina y ellas deben adaptarse.. donde sus docentes muchas veces las maltratan psicologicamente y las disminuyen constantemente.

    En el área de psiquiatría infantil, es posible ver como los pacientes dentro de la comunidad LGBTIQ+, específicamente pacientes TRANS, son llamados por el nombre asignado por sus padres y no por el nombre social o el que a ellos les genere mas sentido, o vemos como el personal de salud (no relacionado al área de la salud mental), carece de herramientas para el trato de los NNA trans, vulnerando en reiteradas ocasiones sus derechos, confidencialidad e identidad. Esto es posible de ver a diario en la práctica clínica, sobre todo como mencioné anteriormente en los profesionales no ligados al área de Psiquiatría.

    También es importante mencionar como muchos paciente refiere con mucho malestar y sensación de angustia, el momento de la develación a la familia y vivencian muchas veces un corte de manera emocional, donde quedan desprovistos de redes de apoyo. Por otra parte tambien es importante destacar lo dificil que es esta experiencia para las familias, el temor y sobre todo por el desconocimiento que se tiene acerca del tema. Creo que las familias tambien así lo consideran un duelo y el sentirse abrumados por “lo que le podria pasar a su progenitor en este “nuevo mundo” tan desconocido para ellos. Con lo anterior también me refiero a que en la sociedad es cada vez más común observar violencia en contra de las minorias y cada día son victimas de nuevos crimenes de odio, vulneración y discriminación. Un informe elaborado por Movilh el año 2021, evidenció que en el año 2020 aumentaron de manerqa considerable los casos y denuncias por homofobia y transforbia en chile (cifra mas alta hasta ahora conocida). Lo anterior sumado a compromisos incumplidos por parte de las autoridades en Chile, carencia de condena publica frente a los delitos de “odio” por llamarlo de alguna manera y también como un desconocimiento por parte de las fuerzas armadas de orden y seguridad sobre como proceder con los derechos de las personas LGBTIQ+.

    Con respecto al texto “Por una nueva solidaridad contra la violencia”, de Judith Butler, podemos destacar la importancia de construir una solidaridad renovada para enfrentar la violencia en la sociedad actual y con esto reconocer la importancia del lenguaje y ser conscientes de cómo este puede influir en nuestra percepción del mundo y en nuestras acciones, apoyar y visibilizar los movimientos de resistencia, como el movimiento “Ni Una Menos”, que luchan contra la violencia hacia las mujeres y personas trans . Se puede ver que estas propuestas buscan promover una reflexión crítica sobre las estructuras de poder y violencia en la sociedad actualy fomentar la solidaridad colectiva como herramientas para enfrentar y transformar estas realidades conflictivas.

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    1. Es francamente inaceptable que, en espacios que deberían ser de cuidado y respeto, como el sector salud, se reproduzcan estas dinámicas de discriminación y maltrato. Cuando las personas trans y otros miembros de la comunidad LGBTIQ+ van al médico o al hospital, a veces no se les trata correctamente. Esto puede ser porque no se respeta el nombre que han elegido usar o su identidad de género. Esto está mal porque todos merecen ser tratados con respeto, especialmente en lugares de salud. A su vez, me parece reprochable que las mujeres, al incursionar en campos tradicionalmente dominados por hombres, se vean sometidas a un entorno adverso que las fuerza a acomodarse a un "sistema opresor".

      Recuerdo una paciente transgénero llamada Isidora, quien se atendía en el hospital, que quedó ciega cuando recibió una bala en un tiroteo. A pesar de este trágico incidente, Isidora logró salir adelante sin perder las esperanzas. Sin embargo, lo que más le dolía no era su ceguera, sino el trato que recibía por parte de algunos profesionales de la salud, quienes insistían en llamarla por su nombre de nacimiento, ignorando su identidad de género. Esta falta de respeto y comprensión exacerbaba su trauma, haciéndola sentir invisible y desvalorizada en un momento en que más necesitaba apoyo y comprensión. La historia de Isidora es un recordatorio poderoso de la importancia de la empatía y el respeto en la atención médica, y subraya la necesidad urgente de educar y sensibilizar a los profesionales de la salud sobre el trato digno a todas las personas, independientemente de su género o identidad.






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    2. Hola Carolina, comparto completamente tu opinión. Durante la atención de usuarios LGBTI+ me he dado cuenta que las personas en su historia se han visto violentadas de maneras tan distintas, que otras acciones institucionales se vuelven violentas con facilidad. Y es que me parece aún increíble la resistencia por llamar por el nombre social, la incomodidad de consultar pronombres como se consultan antecedentes. Todas estas situaciones van deteriorando el vínculo y con ello la posibilidad de acceder a salud

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  24. Hola a todos.

    En esta quincena el tema tocado nos lleva a reflexionar sobre impotencia como seres humanos al ver , oir o ser victima de Violencia de Genero (ya sea como parte de un grupo minoritatio LGBQT+….. o por el hecho de ser mujer)

    Soy mujer, profesional , madre, pero ante todo un SER Humano, y lo que lleva implícito esa palabra .En uno de los comentarios de los compañeros anteriores hablaba sobre las tareas pendientes que tenemos como equipo de salud para cortar este circulo vicioso de violencia a cualquier nivel, por mi parte estoy formando un joven y una adolescente, con ideas de respeto y consideración hacia los demás pienso si la familia es el nucleo de la sociedad , estaremos aportando con un grano de arena para el cambio de la futura sociedad.

    Hace varios años cuando mi hija nacio una amiga adulto mayor muy sabia me dijo algo que nunca olvidare, por favor cuando tu hija sea grande no te olvides de enseñarle acerca de el poder que tenemos las mujeres, sin rayar en lo feminista , eso es muy cierto, tenemos que recordar a nuestro genero que tenemos ese poder que muchas veces no lo ejercemos o no lo sabemos o lo olvidamos . Sin desmerecer a otro genero la sociedad se apoya en nosotras y sin nuestra visión y fortaleza la civilización no estaría en el momento actual.

    En mi practica profesional en una ocasión un paciente estaba molesto porque hablaban mucho acerca de los femicidios y me dijo exageran mucho las noticias yo creo que ese hombre que mato a esa mujer es un simple asesino , le dije que tenia razón pero la diferencia es que ese hombre ejercio la fuerza sobre otro ser humano mas frágil , le dije analize un poco el viene de una mujer , vive con una mujer y tiene una hija mujer y no le gustaría que pasen algo a ellas, por que creo que el no salio de un HUEVO………..

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    1. Abordar la violencia de género es, sin duda, uno de los desafíos más urgentes de nuestra sociedad. La educación en las familias sobre el respeto, sin importar el género o la identidad sexual, es un punto de partida. La violencia contra mujeres y miembros de la comunidad LGBTQ+ va más allá de la fuerza física; tiene que ver con el poder y control, de estructuras sociales que han marginado históricamente a estos grupos.
      La situación en Latinoamérica, con altos índices de feminicidios en países como Honduras, Guatemala, Brasil, Argentina, El Salvador y México, es un reflejo de este problema. Estos actos son manifestación de una estructura social patriarcal que propicia la desigualdad y la violencia.
      La lucha contra la violencia de género es una responsabilidad colectiva que requiere de nuestra atención y compromiso constantes.

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    2. Totalmente de acuerdo en el tema de violencia de género y las necesidades actuales preponderantes en los constructos sociales y discursos heternormados y cisnormados hegemónicos, que afectan a dichos sujetos. En mi formación como psiquiatra infanto adolescente, tenemos la dicha de contar con la Porfesora Ps. Dorca Retamal, y además de poder acceder a sus publicaciones y libros de diversidad de género. Donde en las revisiones de textos científicos, se hace este abordaje, del paradigma social de la cisnorma, es decir que el genero debe ir acorde al sexo otorgado al nacer, y la heteronorma, donde el genero femenino debe sentir atracción hacia el genero masculino y viceversa, negando la existencia de otras infinitas identidades de género, expresiones de género y orientaciones sexuales, lo que finalmente termina afectando la salud mental, sobre todo de aquellos con identidad de género trans no binarie. Donde las tasas de suicidio, depresión y ansiedad son aún mayor incluso desde la adolescencia. Pero si nos hemos aquí hablando y comentando de aquello, ya es un avance enorme, para mi impensado en mi pregrado, no por prejuicios, sino por desconocimiento.

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  25. La salud y la enfermedad son influenciadas no solo por factores biológicos, sino también por el entorno social y cultural. La forma en que una comunidad ve una determinada enfermedad puede influir en cómo se siente una persona sobre tener esa enfermedad, cómo busca ayuda, y cómo es tratada. Las prácticas culturales y las creencias influyen en los comportamientos de salud, como la dieta, el ejercicio, y el uso de remedios tradicionales o alternativos.
    El concepto de género, entendido más como un constructo social, más que como una diferencia biológica, es importante en este contexto. Las expectativas sociales sobre lo que significa ser "masculino" o "femenino" afectan no solo nuestra identidad y relaciones interpersonales, sino también nuestro acceso y experiencia en el ámbito de la salud. Lo que se intensifica a través del "biopoder", que es la manera en que la sociedad utiliza normas científicas y médicas para controlar, dejando fuera a quienes no se ajustan a las normas tradicionales. Por ejemplo, las normas y prácticas médicas pueden, a veces, basarse en una comprensión binaria del género, lo que puede llevar a la exclusión o al tratamiento inadecuado de personas transgénero, no binarias o intersexuales. Así, el biopoder no solo refuerza las expectativas de género, sino que también puede limitar el acceso a la atención médica adecuada y afectar negativamente la experiencia de salud de aquellos que no se ajustan a estas normas tradicionales.
    En el modelo médico hegemónico, la visión predominante de la medicina, está centrado exclusivamente en la biología. Este modelo, al ignorar los factores sociales y culturales, limita nuestra comprensión y manejo de la salud y la enfermedad, dejando de lado prácticas alternativas o complementarias que podrían mejorar el aporte médico.
    La medicalización de la vida cotidiana y la hegemonía de ciertas prácticas médicas reflejan cómo se patologizan aspectos de nuestra existencia que anteriormente se consideraban variaciones normales de la experiencia humana. Este fenómeno no solo transforma nuestra percepción de lo que es "normal", sino que también amplía el alcance de lo que se considera susceptible de intervención médica. La solución a muchos problemas se busca en tratamientos médicos o farmacológicos, en lugar de considerar factores sociales, psicológicos o ambientales que podrían estar contribuyendo.
    Reconocer la salud y la enfermedad como procesos sociales y culturales implica entender que estos fenómenos están intrínsecamente vinculados a las estructuras de poder y desigualdad en nuestra sociedad.
    Por ejemplo, quién tiene acceso a atención médica de calidad, cómo se distribuyen los recursos de salud, qué condiciones de salud se priorizan para la investigación y el tratamiento, y cómo se estigmatizan ciertas enfermedades, son todos aspectos que están moldeados por sistemas de poder y jerarquías sociales existentes. Esto puede incluir desigualdades basadas en la clase social, el género, la raza, la etnicidad y otros factores sociales.
    Por ejemplo, en el contexto del feminicidio en Latinoamérica, donde la violencia contra mujeres y personas trans refleja las desigualdades de género y el patriarcado arraigado en nuestras culturas. Estos actos de violencia son manifestaciones de una estructura social que perpetúa el patriarcado.
    Se vuelve urgente abordar esta temática como síntomas de una sociedad que necesita transformarse profundamente para respetar la diversidad en todas sus formas.

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  26. PARTE I:
    Buenas noches, quería comentar también al igual que mis compañeros lo importante del tema revisado en esta quincena, que me hace mucho sentido porque es parte de nuestro día a día como becados de psiquiatría y como profesionales de la salud en general. La psiquiatría, junto a los médicos de APS y médicos de familia, somos dentro de la medicina las especialidades que estamos más sensibilizados y más hemos contribuido en primer plano las desigualdades de género y las diversidades sexuales; porque vemos día a día las consecuencias de la violencia de género, la discriminación y el estigma. No es de sorprender que en la práctica diaria, y que se ve reflejado en las estadísticas, de que las mujeres presentan cifras bastante mas elevadas de cuadros depresivos, ansiosos y relacionados al trauma al ser víctimas de violencia intrafamiliar y de abuso sexual en alguna etapa de sus vidas. Lo mismo los miembros de la comunidad LGBT, que desde la infancia en el núcleo de sus familias sufren discriminación y estigma, con altas tasas de problemas de salud mental derivado de esto. También destaco de los textos la enorme frecuencia de la violencia de género, que afecta a 1 de cada 3 mujeres. La violencia de género tiene severas consecuencias en la salud mental de las mujeres: genera temor a dejar el agresor, una restricción de su vida, problemas de salud mental que pueden llegar al suicidio, adicciones, embarazos no deseados, entre otras consecuencias. Son los centros de salud una de las pocas oportunidades en que pueden estar alejadas del agresor y poder hablar con confidencialidad, es la ventana de oportunidad para que puedan revelarlo y se puedan realizar intervenciones de ayuda. En la atención de nuestros pacientes lo vemos muy frecuentemente, en cómo la gran mayoría de mujeres son o han sido víctimas de violencia intrafamiliar, generándoles cuadros de la esfera traumática, ansiosa o depresiva. Todo profesional de la salud debería estar sensibilizado y preparado para estar atento a las señales, a prestar una escucha atenta y poder intervenir y conectarlas con la red.
    Como mencionaba, en mi experiencia con pacientes cursando situaciones de violencia de genero o de problemas relacionados a los roles de género, recuerdo una paciente del COSAM donde estoy realizando la residencia este año, una mujer de unos 20 y algo años (casi 30) que fue asignada por su familia de forma tácita, a cumplir roles de cuidado. Pertenece a una familia evangélica, profundamente machista y rígida en los roles que debe cumplir cada género. Se le asignó la tarea de cuidar a su padre, con diabetes mal controlada, en hemodiálisis y con una ceguera por retinopatía diabética, pese a que fue un padre poco afectuoso y ausente, y el de atender a las necesidades de su hermano menor. Por años ha realizado esa labor como una dueña de casa más, pero a sus casi 30 años se ha visto imposibilitada de trabajar o estudiar, o incluso de poder tener una pareja (solo tuvo una corta relación en toda su vida). Su madre de la paciente le exige que debe preocuparse de que su hermano coma, debe prepararle el desayuno o el almuerzo, . Ella ingresó a COSAM por un trastorno de personalidad cluster C, con otras comorbilidades, en el ingreso se consideró desde la perspectiva de género los puntos a abordar en su proceso psicoterapéutico, que es el de ir abriendo espacios para que la paciente pueda desarrollarse, de ir rompiendo ese rol tradicional de genero de la mujer como “cuidadora de otros”. Lo mismo sucedía en el CESFAM donde estaba, también era habitual que quienes cuidaran a pacientes dismovilizados o con alguna discapacidad fueran “las” cuidadoras y existieran pocos cuidadores, donde habían mujeres que estaban años o incluso décadas dedicadas a esa labor, dejando de lado su propia salud, y que los otros hermanos o hermanas, y resto de familiares, permanecieran completamente alejados y ajenos.

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    1. PARTE II
      La perspectiva de género permite visualizar como se han establecido relaciones de poder, históricamente hasta tiempos muy recientes (y aún en la actualidad) con el género femenino en una situación de desventaja respecto al masculino. Como dice Foucault, que en como el poder no solo está en el ámbito político, si no que también en el discurso de lo experto, en como este discurso es un medio para el control social. Desde el feminismo, que ha sido un largo proceso de activismo y de lucha para lograr la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, destaco lo mencionado sobre los aportes de Simone de Beauvoir; la concepción de genero como construcción social, en que habían sido consideradas inferiores bajo diversos mecanismos, sin reciprocidad (por el androcentrismo), con una heterodesignación a cumplir roles domésticos y emocionales en la medida que son necesidades de los hombres, y la subordinación de la mujer al hombre. Menciona la ayuda que significó el acceso a la educación para poder al fin conectarse con sus deseos y que el no hacerlo era lo que causaba que enfermaran del punto de vista de al salud mental (malestares de género). El feminismo se convirtió en el movimiento político mas destacado de los últimos tiempos, es universal y transversal a todas las personas. Ha permitido tomar una perspectiva distinta al proceso del enfermar, y poder otorgar una mejor respuesta a los malestares y problemáticas de las pacientes.

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    2. hola!. si a mi también me llamo mucho la atención el impacto de los estigmas de genero en como influye en el estado de salud.
      pensando en los grupos minoristas, que sienten mayor estres , angustia, y depresion. sobre la poblacion general.
      Uno tiene la percepcion que es un lucha reciente, pero al leer estos textos es valioso dar cuenta que esto viene de antes, que han habido avances pero que aun queda una gran brecha por recorrer. mi percepcion es que las nuevas generaciones estan mas flexibles, respetuosas frente a la diversidad, sexual, etnica, cultural y otras.
      Saludos

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  27. parte I: El ser humano, si hay algo que lo diferencia notoriamente del resto de la especie animal, es su esencia social, por tanto entender una manera de atención en salud, que solo considere una dimensión biomédica y sin este enfoque cultural social histórico que envuelve y tiñe al ser humano a lo largo de su existencia, seria incluso iatrogénico. Dentro de este enfoque social, debemos considerar varios aspectos sociodemográficos, como la edad, la perspectiva de género, con su consiguiente diversidad sexual, etnia, cultura, nivel socioeconómico, momento histórico... ya que el enfoque biomédico en el que se basa la medicina actualmente, no considera el factor social ni histórico- cultural, con las características propias del sujeto y sus determinantes psicosociales en el proceso de enfermar, sanar y atender.
    Con esto se recalca la importancia de la sociología, para describir y enfrentar proceso de padecer y sanar, que se escapa de las clasificaciones taxonómicas biomédicas. Y no solo para las ramas de la medicina, como salud familiar o psiquiatría, que son ciencias aplicadas duales, sino también para toda rama de conocimiento del ser humano. Donde en nuestro caso de psiquiatría, y tanto para el área de adultos como infanto adolescente, son trascendentales de considerar en nuestros PCI para abordar integralmente al paciente y sus familias. Lo que es reconocido actualmente, pero aún existen vacíos y matices en declive, con necesidades de mejoramiento en calidad y gestión de red pública y recursos económicos para los programas y duplas psicosociales tanto de salud como municipales y ministeriales y que a la vez producen tanto Burn out en nuestra práctica médica.
    El considerar el hecho de enfermar un hecho social como dice Menendez, donde no se trate el síntoma, sino se mire desde una perspectiva más amplia al contexto, para enfrentar con formas correctas de prevención, abordaje terapéutico y rehabilitación de ciertos padecimientos. Esto involucra considerar ciertos aspectos de edad, genero, etnia, diversidad sexual, etc, como factores activos modificantes y de desigualdad, en el proceso completo de atención, enfermar y sanar. Ya que no son solo eventos biológicos reproductivos, sino también de reproducción social.
    Ahora esta perspectiva, no va solo desde la atención empírica de los pacientes, sino desde nuestros textos de estudio, donde muchas veces implícito o explícitamente, se beneficia una diferencia de poderes entre las diferencias de sexo, determinando conductas y fines de vida, netamente en un orden biológico reproductivo, anulando el gran abanico de posibilidades para cada uno de los géneros existentes.

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    1. parte II: Lo que se traduce en hegemonías de saber que en ocasiones, suelen oscurecer otros saberes de utilidad. Lo cual tiñe nuestra manera no solo de entender el proceso de enfermar sanar, sino el de interpretar lo correcto e incorrecto de lo esperado en la vida en sociedad. Un ejemplo hogareño y básico personal, durante este censo, al momento de preguntar sobre quién era el o la jefe de hogar, me encontré en una disyuntiva al responder con mi esposo, ya que ambos somos activos en el sustento económico, material y emocional del hogar y familia, pero sin duda yo como mujeres, me considero más polifacética e involucrada en muchas más responsabilidades de este tipo, pero a pesar de esto, respondí que mi esposo era el jefe de hogar finalmente, por un constructo social arraigado en la historia, de una base pseudo evolutiva científica, donde el hombre es proveedor y protector y la mujer es contenedora, cría y prepara la alimentación y vestir. Sin duda, este paradigma consciente-inconsciente, debe teñir mi modo de enfrentarme a los pacientes.
      Con respecto a la consideración de patologización, medicalización y sobre intervención, en los procesos de salud, me encuentro en un punto medio, personalmente cuando leí los escritos de Conrad, en el documento de “perspectiva de género”, y aplicados luego en el proceso de parto y atención neonatal, estoy totalmente consciente de las intervenciones innecesarias, y la necesidad de abordaje y acompañamiento que las Doulas y consejeras de lactancia, dan y donde bajo información profesional, favorecen un parto respetado, natural y con las intervenciones médicas estrictamente necesarias, lo que dista mucho de las intervenciones de instituciones sobre todo privadas, aunque esto último está empezando a cambiar desde hace un tiempo. Pero a la vez, tampoco podemos evitar pensar en la historia detrás de esta sobre intervención, donde si bien los casos con desenlace negativo no son tan frecuentes, cuando ocurren son realmente nefastos, y por tanto se toman los resguardos necesarios que garanticen el bienestar de la diada, ante la incertidumbre, lo que a su vez también esta teñida de intereses económicos de médicos e instituciones. Si bien es verdad, hay muchos casos que se deben modificar, como las cesáreas programadas, los cuidados neonatales nocturnos por enfermeras para que “la madre descanse”, las intervenciones tempranas con formulas o uso de chupetes, que dañan el establecimiento de la LME, asi como el pinzamiento de cordón precoz, entre otros, siempre lo mas difícil, es mantener una visión equilibrada, donde debemos también ser conscientes que lo biomédico igualmente salva vidas y mejora pronósticos. Así como también la medicalización no es solamente para volver a un individuo socialmente aceptable, sino también porque tenemos medicación, que logra mejorar funcionamiento, para que el individuo pueda ejercer libre, y desplegar su mayor potencial posible en su ciudadanía, sumado a otras intervenciones claramente no solo médicas, sino también psicoterapéuticas.

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    2. parte III: Pero a la vez, debemos tener cuidado con la sobre medicación, basada en los síntomas solamente, con métodos coercitivos, intereses económicos y visiones sesgadas y reductivas del proceso psicopatológico de padecer y sanar. Asi como las políticas públicas, avaladas por el estado, evocadas al control social y fortaleza de la fuerza trabajadora, también tiene un contexto histórico cultural, que si bien ha permitido cumplir dichos preceptos, también ha permitido aumentar la esperanza y calidad de vida de las personas. Pero por otro lado, también tardíamente se ha preocupado de aquellos que a pesar de las intervenciones de política pública no logran ser “una obra de mano efectiva” para esta sociedad, lo que la pone al debe aún de aquellos en condición de discapacidad. Por tanto, una visión equilibrada, integrada, no excluyente, es necesaria para abordar las temáticas de salud.
      Ahora luego de comentar sobre el valor de la sociología, en el entendimiento del padecer y salud, y sus diferencias según características sociodemográficas, quisiera ahondar un poco más en las diferencias de género y relacionarlo con la crianza y hegemonía sociocultural que llevamos. Como dicen los textos, es un hecho que las mujeres poseen mayores padecimientos de enfermedades y cuadros subclínicos de salud mental, y que el factor ambiental es el principal gatillante, donde los roles de género, las diferencias de poder cultural y en general la la violencia afectan en gran medida. Teniendo que las mujeres casadas, poseen un mayor riesgo, a diferencia de las solteras y contrariamente a los hombres casados. Personalmente lo que he visto en la práctica, y en mi proceso de casada, puedo decir que es impresionante como la cultura de crianza, de madres mayormente hacia hijos, perpetúa estas discrepancias. Donde tenemos muchas mujeres, que viven en matrimonios sin violencia y felices, pero con una sobrecarga enorme mental, por hacerse cargo de la existencia y bienestar de la familia, a costa de su autocuidado, por no solamente diferencias neurológicas, de capacidad de poder enfocarse en más de un aspecto a la vez, o de presentar babybrain y por ende una mayor conexión emocional y empática con los hijos, sino también favorecida por esposos, que no fueron criados conscientes de mantener su autocuidado y el de otros, o de cosas básicas que van de la mano, como el aseo, el orden, las compras, los controles médicos, etc. Por tanto, aunque las intenciones estén, nunca se pueden equiparar con todo lo que podría ser, para que finalmente el trabajo de crianza y mantención de hogar sea equitativo.

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    3. parte IV: Este aspecto quise comentarlo, ya que es evidente la violencia, la discriminación a las “minorías y todo aquello que esté fuera del género masculino” en “general”, digo esta palabra “general” porque actualmente está creciendo de sobremanera la discriminación inversa también, y la falta de protección por ejemplo a padres responsables en búsqueda de la tuición de sus hijos, ante madres con serios problemas de salud mental que ponen en riesgo finalmente la integridad y vida de muchos niños…pero no se habla ni analiza mucho qué pasa en estos casos, donde no hay denuncia de violencia, no hay “patología”, no hay “disfunción familiar”, sino netamente un convivir bajo los roles culturalmente aceptados y enraizados en nuestra crianza y formación, siendo “normativos”, pero a la vez “patologizantes” en las estadísticas. Y donde el enfoque terapéutico para estas mujeres, con doble jornada laboral, se basa solo en disminuir síntomas, pero no en generar redes de apoyo, por eso es importante el enfoque comunitario en nuestro quehacer, y si pensamos en los infantes y adolescentes de estas madres, madres sobrepasadas que si no tienen su propio proceso terapéutico y habilidades parentales adecuadas, repliegan su padecer en sus hijos de una u otra forma. Son aspectos que cada vez se visibilizan más, y están en proceso de cambio, como el favorecer la crianza y el trabajo a través del teletrabajo avalado por ley, que lamentablemente el sistema público aún no instaura del todo o como la protección de la lactancia, está pero aun falta por implementarse del todo, teniendo muchas madres, me incluyo, que extraen su leche en baños de diferentes dispositivos de salud, y viendo como salas de lactancia muchas veces son usadas como bodegas o poseen espacios abiertos sin puertas, que brinden una mayor privacidad. Asi como también, la infravaloración del trabajo de hogar y crianza… Pero así también, tenemos a muchas madres de varones, que ven con preocupación los movimientos actuales en ocasiones desmedidos y de estigmatizacion inversa.
      Personalmente creo que el aceptarnos todos, con nuestras diferencias, debe ir de la mano también de no solo buscar una “igualdad”, sino también de conocer y abrazar nuestras “diferencias”, ya sea biológicas, sociales, culturales, etc, porque “la diferencia”, valorada, y aceptada entre todos, permite un trabajo sincronizado, fuerte y lleno de frutos. No debemos buscar homogenizarnos, sino aceptarnos todos con nuestras diferencias.

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  28. Concuerdo con mis compañeros respecto a lo importante y necesario de visibilizar estas problemáticas, además, considero que es parte de nuestra vida diaria y va más allá que la práctica clínica. Sin lugar a dudas, me han surgido bastantes reflexiones leyendo estos textos.
    Me parece esencial reforzar las cifras alarmantes respecto a los problemas de salud mental entre mujeres y hombre (70% vs 30%). Además, considerar que el 75% de las mujeres con problemas de salud mental sufre violencia de género. Esto demuestra la relación evidente entre la violencia y salud mental. La violencia de género es uno de los principales factores de riesgo en problemas de salud mental e intentos de suicidio, pero se mantiene “invisibilizada” a nivel de salud pública.
    Reflexionar sobre el sistema patriarcal y sus modos de organización; opresivos, discriminatorios y violentos, demuestra cómo se refuerzan y mantienen estas desigualdades y diferenciaciones. En suma, los discursos disciplinarios hegemónicos que “medicalizan” y “farmacologizan” los abordajes, siguen invisibilizando y reforzando las desigualdades de género y de orientación sexual, cómo también de edad y clase. La discriminación es sin duda una arista crucial en está área.
    Demás está reforzar el labor de cuidadoras que normalmente recae en miembros mujeres de las familias, haciendo una triple labor en sus hogares, y cómo se replican estos modelos en nuestras propias familias. Es frustrante observar lo “normalizado” que se pueden considerar algunas prácticas, y creo que ahí está la importancia de detener la reproducción de este sistema social. Sí bien, es cierto que son necesarias políticas públicas de fondo (cómo comentan muy bien algunos y algunas compañeras en sus comentarios), también es deber de cada uno/a el obsérvanos y poder avanzar en un cambio (claramente, no es una tarea fácil).
    Cómo lo hemos visto en las sesiones anteriores, en está sesión es aún más evidente cómo son los factores sociales y culturales son quienes desempeñan un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de las enfermedades mentales. La medicalización se restringe a tratar el síntoma, sin embargo se necesitan cambios sociales.
    “La situación de la salud mental es un tema que nos involucra a todos y todas. El Estado es el responsable de haber invisibilizado estas temáticas, pero a su vez es una tarea de la sociedad dejar de mirar para el costado. Tanto las organizaciones sociales y políticas, medios de comunicación, deben estar interpelados en los tratamientos responsables de estas problemáticas, su difusión y capacitación de las mismas”.

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    1. Estimado Felipe, lamentablemen estoy de acuerdo con lo que tu mencionas. Esto no cambiara con leyes, si no hay un cambio ultura y , esto parte por un cambio interno de cada uno de nosotros como ejemplo una ley de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales de mas de 50 años, la que aun en algunos casos se sigue incumpliendo; es como el gatopardismo " todo cambia para que siga igual". Demas, esta decir, los acosos sexuales en el trabajo, los que en su mayoria no tienen un buen descenlace.

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    2. Muy de acuerdo con lo que señalan Felipe y Hector, y me gustaría mencionar algo respecto a lo que dice Felipe, señalar lo muy interesante del mecanismo como los estados van determinando un modo de normalidad en las políticas que dictan en medidas por ejemplo de la reproducción y la sexualidad, de alguna forma imponiendo hegemónicamente un saber determinado, dictando la tendencia que debería seguir tal o cual segmento de la sociedad en ese estado en particular, pero este hecho priva de libertad a los individuos, y en ese contexto creo que se han producido grupos disidentes que han levantado las banderas de la residencia, por ejemplo, lo que podemos ver en las últimas décadas con los grupos feministas que han ido en contra de esta hegemonía, para ampliar esa imposición cultural biológica dada inicialmente por el estado.
      Luego de esta sesión vi muy distinto lo que veía antes, resulta tan clarificador y a la vez chocante, darnos cuenta de como los poderes se van ejerciendo en distintos niveles, muchas veces reclutando a médicos y funcionarios de la salud, sin saber. Ya que son elementos que se dan por hecho, pero sólo al detenernos a reflexionar, se obtiene una mirada más diáfana y una mirada más aguda de los elementos propios del poder ejercido por nuestros estados en la comunidad.

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  29. Primero que todo, el texto que contextualizar, posee alto contenido de definición y de la historia, para poder abordar el tema, fue muy esclarecedor y útil al momento de enfrentar y dar cuenta de todas estas corrientes de pensamientos dentro de un mismo movimiento, y como se consideraban también las premisas que se criticaban entre ellas (lo considero muy importante ya que permite tener un conocimiento más universal). Si bien, no tratan la participación de los hombres en este campo en extenso, sí fue aliviador saber que hubo congéneres, que sí aportaron al movimiento feminista y de buena manera. Lo cual al inicio de las lecturas (sobre todo las complementarias) me generó un profundo malestar, al pensar que no se había aportado en nada.

    Otro texto que me llamó la atención fue sobre el concepto de masculinidad y como este se obró a lo largo del tiempo con la violencia y la opresión, que parte desde las guerras hasta las formaciones políticas, incluso al inicio de la época moderna (posterior a la revolución francesa). Este constructo, que socialmente está siendo deconstruido, avanzando a mejores puertos y sin parar, pero desde hasta hace muy poco (a pesar de un gran tiempo de su existencia; sorprendiendo por la importancia del tema). La misma violencia protegida, por los estados heteronormados, que limitaron por mucho tiempo a la mujer, haciéndole perder su credibilidad y siendo reprimidas a lo largo del tiempo en manicomios de manera injustificada por no responder a esa demanda social “normada” y que aún hoy en los servicios de urgencia lo vivencié, se define al padecimiento psicológico de una mujer como HI. Actos que son consecuentes con las estadísticas vistas en la publicación de “salud mental y géneros | aportes para la reflexión y el debate”.

    También debo, describir que frente a estos temas tengo escaso conocimiento, y por otro lado, mucho desconocimiento practico-teórico y que por lo demás, mí línea de pensamiento es hacia la igualdad humana. Por otra parte, fue sumamente difícil hacer un comentario incluyendo mis ideologías, porque siento que si ofendo o me equivoco (por desconocimiento) podría sentirme reprimido, acusado y censurado. Por este motivo, siento que fue una manera, quizás, de acercarme a ese concepto de sentir “violencia del hombre masculinizado”. Como hombre, la ha aprendido y vivenciado, pero de manera inversa. Una aproximación a como debe haberse sentido la mujer, teniendo en cuenta que lo temido es menor por mí postura “privilegiada” hombre-blanco-heterosexual.

    Por último, fue un poco desalentador y angustiante, el hecho de darme cuenta de mí propio desconocimiento del tema, de cómo aún tomaba actitudes, que mí pareja me hizo ver de micromachista, cuando hablamos del tema. Sólo por desconocimiento y patrones estructurales machistas que he vivido a lo largo del tiempo. Aun así, tengo el consuelo de que ya soy consciente, tengo amigos y amigas dispuestos y dispuestas a enseñar y una maravillosa compañera, que me ayudarán a un cambio de crecimiento personal.

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  30. No sabía cómo empezar a escribir mi reflexión, pero desde donde me encuentro ahora, que es en el parque viendo a mi hijo de 5 años jugar con sus amigos, pienso en varias cosas:
    1. Me rehuso a que viva con miedo a ser quien es, quien siente y quien desea ser, solo por estigmas y prejuicios.
    2. Me rehuso a que haga parte de los horribles porcentajes mostrados en el video donde miguel rueda y el expositor brasileño, ilustran que el 43% de las personas teams no consultan a servicios médicos por miedo a ser discriminados! Cosas que me toca el alma y me parece horrorosa, no quiero que le pase a mi hijo y pensé en cuantas veces yo he irrespetado y el sistema, los derechos y expresiones de las personas, solo por su elección de amor. El expositor chileno, seco, ilustra muy bien el prejuicio local cosa aún más desalentadora… me pregunto si pese a lo mucho que se habla de estos temas, si hemos avanzado algo.
    3. Ayer Justo en mi turno mi colega cirujano, decía “el paciente trans… el que se cree mujer y tiene nombre de hombre”, algunos colegas en la sala se reían… yo solo pensaba puede ser mi hijo, cómo se sentirá! Fui a buscarla y estaba bien, gracias a Dios iba a ser dada de alta y estaba tranquila. Pero me pregunto hasta cuando se escucharan estos comentarios, ya que es aterrador que en los resultados mostrados el 63% de los encuestados se habían sentido discriminados por el personal de salud. Esto en Brasil… pero es aterrador y es algo en lo que hay que trabajar… enfatizó somos agentes de cambio, debemos capaz empezar con la creación de una conciencia de género y sexual.
    4. Así mismo pensaba en que si bien ya hace tiempo no se etiqueta la homoxesualidad como una enfermedad, si está esto de el: “debemos hacerle terapia, tal vez está confundido” reconocerlos, validarlos y brindarles apoyo es fundamental, abrir la puerta y entender lo diversos que somos facilitará el acceso a vivir libres y sin miedo, como personal de salud como sin soporte fundamental, no quiero que mis pacientes, ni nadie sienta miedo, ni muera por miedo a ser estigmatizado si consulta a un servicio médico o no tenga acceso a prevención, procedimientos y tratamiento médico, eso de verdad me pone la piel de gallina.
    5. Creo que generar espacios de consenso es fundamental, e mantener un profundo respeto por el otro, aprender a escuchar y desaprender lo tradicional, lo patriarcal y lo heteronormado.
    6. Así mismo, el manicomio no está para recuperar, controlar, persuadir, meter ideas propias… no quiero ser ese tipo de psiquiatra, quiero ser un agente de cambio que escuche, respete y permita al otro expresarlo, que no lo pase a llevar por qué si, en donde debo yo hacer parte activa de este cambio desaprendiendo conductas. Creo en la salud mental comunitaria y en el fin gracias a Dios del manicomio.
    Creo que la diversidad sexual y de genero, aun tiene mucho por abarcar, investigar, aprender, enseñar y dejar de vulnerar.
    Tener un alto sentido de respeto considero que es el primer paso y los expresan muy bien los autores. Este curso ha sido una experiencia maravillosa de crecimiento personal donde he podido explorar no solo mi quehacer como medico, si no como persona, madre, mujer y me ha ayudado a replantearme muchos aspectos de las mismas.

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  31. Estimada Daniela, no puedo evitar sentir afinidad por tu comentario, es fundamental realizar un analisis critico de nuestras practicas tanto laborales, como sociales y abordarlas desde el respeto al otro para poder comprender su historia, sus miedos, sus sufrimientos y como estos han ido determinando sus interacciones, asi como dices tu sin juzgar, sin estigmatizar. Avanzar sin dañar, avanzar creciendo juntos, avanzar conociendonos desde la profundidad, no desde los miedos, avanzar en el respeto, avanzar conociendo la historia aunque duela para no repetir errores y aprendiendo de ellos, asi... libres pero concientes.

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  32. Hola, muy interesante los comentarios. Me parece que el tema de esta semana, así como otros revisados a lo largo del curso, nos propone pensar sobre temas de formas que lamentablemente pocas veces hacemos. El enfoque de género y los feminismos si bien son temas muy contingentes me da la impresión que muchas veces tendemos desde las instituciones a asumirlos con un nivel de pasividad no adecuada a la urgencia que merecen, sobre todo considerando que la discriminación o la violencia de genero son un factor demostrado gatillante de padecimientos y que incluso pueden explicar varios de los trastornos de los pacientes con los que trabajamos. Lo anterior queda claro en uno de los articulos revisados donde se observa que por ejemplo hasta en un 25% de los casos de suicidio se podría encontral algun precipitante asociado a maltrato por causa de género, o que por ejemplo en mujeres existe una mayor prevalencia de trastornos mentales y que quienes lo padecen, si son mujeres, sufren hasta el doble de discrmiinación que los hombres. Esto nos habla de la hegemonía de género existente y cómo esto llega a convertirse en un determinante de la salud de las personas.
    Considerando lo anterior, Irene Meler en uno de los artículos señala que la salud mental tiene un fuerte componente ideológico, asociado a un modelo hegemónico de conocimiento y de ordenamiento social, por ello se elaboran pautas de conducta y modos de ser definidos y rígidos, así como también se institucionalizan estas pautas en la educación, en los juegos y también en la salud, un ejemplo pueden ser los manuales de trastornos mentales y la concepción de los fenómenos psiquiátricos, un de ello puede ser la neurodiversidad y particularmente el autismo, clásicamente se han planteado características “clínicas” del espectro, sin embargo, esto fue elaborado para un perfil de población principalmente masculina y sin considerar determinantes sociales como el género, lo que ha generado una sobreidentificación de la población femenina y de la diversidad sexogenérica, lo que a su vez determina, en muchos de dichos casos y que me ha tocado observar durante mis rotaciones de psiquiatría infantoadolescente, padecimientos que son poco acogidos en entornos sociales e incluso de salud mental.
    Me parece que uno de los aprendizajes de este curso es estar constantemente revisando nuestras formas de pensar y entender las cosas, buscando siempre intentar comprender los diferentes puntos de vistas e implicancias de las decisiones y acciones que realizamos, para así colaborar con la salud de las y los pacientes.
    Saludos

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    1. Hola Juan Pablo, me hacen mucho sentido tus palabras, sobre todo me quedé pensando en esto de la presencia del riesgo suicida en distintas poblaciones, en mi Unidad estamos trabajando un Protocolo de Respuesta ante Riesgo Suicida, y uno de las estadísticas que encontramos es que las mujeres presentan 4 veces mas intentos de suicidios que hombres, pero existen mas muertes por suicidio en hombres, uno de los factores principales es cómo las masculinidades no facilitan el solicitar apoyo a su comunidad ni a su centro de salud porque se ve la atención en salud mental como alfo feminizado. Así tambien, las personas en Chile con genero fluido o no binarie, tienen un 60% más de tener conductas suicidas que el resto de la población, debido a la falta de apoyo y protección social.

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  33. Parte I:
    Creo qué las lecturas de esta sesión eran extremadamente necesarias para abordar la temática de salud comunitaria con perspectiva de género, ya que es un tema qué está en constante evolución, discusión y actualización.

    En la intersección de género, salud y justicia social, los textos de Judith Butler, Susan Stryker, y los estudios sobre procesos de salud-enfermedad desde una perspectiva de género convergen en un poderoso llamado a la reflexión y acción colectiva. Estos trabajos desentrañan cómo las estructuras de poder y las narrativas dominantes han marginalizado y estigmatizado a comunidades enteras, en especial a la trans y las mujeres, a través de la patologización y el estigma.

    La lucha contra la violencia y por la justicia social ha sido un campo fértil para el desarrollo de ideas revolucionarias que desafían las estructuras de poder establecidas. En este contexto, Judith Butler en su texto "Por una nueva solidaridad contra la violencia" ofrece una crítica profunda a las dinámicas de poder que rigen nuestras sociedades, enfatizando la importancia de una solidaridad transnacional que aborde las pérdidas que continúan sin contar y sin llorarse. Butler nos invita a reflexionar sobre las condiciones bajo las cuales las vidas perdidas son lloradas, señalando la desigualdad intrínseca en nuestro luto y la injusticia radical que representa la muerte violenta. Su análisis sugiere que la violencia y el feminicidio deben entenderse no solo como actos aislados sino como manifestaciones de una estructura social de dominación masculina, proponiendo que el asesinato de mujeres es la forma más extrema de terrorismo sexista

    La relevancia de la perspectiva de género en el análisis de los procesos de salud-enfermedad es innegable. No solo permite una comprensión más profunda de cómo las desigualdades de género afectan la salud y el bienestar de las personas, sino que también destaca la necesidad de políticas de salud que aborden estas desigualdades de manera efectiva. La violencia de género, incluido el feminicidio, es un claro indicador de la urgencia de adoptar un enfoque más inclusivo y justo en nuestras políticas y prácticas de salud

    Butler, en su discusión sobre la violencia y la necesidad de solidaridad, destaca cómo las vidas se valoran de manera desigual, revelando una profunda injusticia social que permea nuestras estructuras y sistemas, situación qué es ampliamente visible en el día a día. Sin ir más lejos, tengo una amiga que en algún momento trabajó cómo abogada de un dispositivo estatal qué vela por las víctimas de violencia de género. Recuerdo una ocasión especial, cuando una usuaria víctima de femicidio frustrado por degollamiento acudió a una urgencia, y no le extendieron licencia médica, ni evaluaron elementos de estrés agudo “porque no lo ameritaba, y había quedado viva, y tenía qué verlo en el CESFAM”. La víctima trabajaba con el victimario. Nos sacó lágrimas, porque la falta de perspectiva de género en la atención llevo a nueva situación de violencia: la violencia institucional.

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    1. Parte II:
      Stryker, por su parte, profundiza en la lucha transgénero, evidenciando cómo las identidades trans han sido históricamente patologizadas y excluidas de la narrativa de derechos humanos y justicia social, un eco de la lucha por la despatologización de la homosexualidad que, a pesar de sus avances, dejó atrás a la comunidad trans.

      La campaña para despatologizar la homosexualidad en Estados Unidos, que culminó con su eliminación del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) en 1973, marca un momento histórico relevante en el libro. Sin embargo, este avance para la comunidad gay no se tradujo en progresos similares para la comunidad trans. En lugar de ello, como detalla Stryker, la separación entre las luchas de las comunidades gay y trans se profundizó, dejando a las personas trans luchando contra la opresión médica y psiquiátrica sin el apoyo de sus aliados gay

      Coincidentemente durante esta semana estuve viendo la serie basada en la vida de La Veneno, mujer trans, prostituta, activista, vedette, actriz, cantante española, quién con su capacidad deslenguada de comunicar, dio un espacio para qué la sociedad española hablara sobre el tabú qué representada, pero está vez en sus propias palabras. Recomiendo esta serie qué reinvindica su historia de una manera preciosa, pero no por ello menos cruda. Durante su transcurso podemos ver cómo en su infancia temprana fue victima de la violencia homofóbica, cómo vió truncados hitos normativos cómo el enamorarse libremente o la exploración de la identidad, se vió forzada a escapar tempranamente de su pueblo, cómo otras mujeres y artistas trans la inspiraron a definir su persona, cómo en el deseo de financiar la transición sexual solo había capacidad de generar recursos en la prostitución. Muchos discursos de la serie, en el presente, parecen muy reconocibles y obvios, pero hace 30, 20 o 10 años atrás no lo era.

      En conclusión, estas reflexiones subrayan la relevancia de integrar la perspectiva de género en los procesos de salud-enfermedad y la importancia de reconocer y desmantelar las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad y la violencia. La lucha contra la patologización y el estigma, y por la dignidad y justicia para todas las personas, independientemente de su identidad de género, es crucial no solo para las comunidades afectadas, sino para el avance de una sociedad justa y equitativa. La historia de La Veneno no solo debe ser recordada, sino que debe actuar como un catalizador para el cambio, asegurando que ninguna vida sea marginada o invisibilizada por sistemas de poder opresivos.

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  34. Resulta interesante, darse cuenta como el análisis de la salud enfermedad, desde un enfoque socio-cultural, nos amplía los márgenes de lo que conlleva la situación de salud de una persona, incorporando elementos tanto culturales, como sociales, como ideológicos, asociados tanto a gustos como a preferencias, siendo de esta manera este enfoque mucho más amplio y abarcador que el típico enfoque tradicional medico-biológico.
    A este respecto, considero de vital importancia el aporte que lleva a cabo la ciencia social, y la antropología médica, ya que estas dos semi hermanas, aportan los elementos tan dejados de lado antiguamente, pero tan fundamentales para entender a la persona como un todo integrativo, sin empeñar segmentaciones que alejan del análisis más realista de un individuo.
    Interesante también el punto de vista del texto escrito por Licia Viviana, cuando desarrolla la idea de que la enfermedad no es un ente aislado por si mismo, sino que la enfermedad es un constructor que se genera en un contexto social. En base a esto, podríamos inferir que es coproducido en conjunto con la sociedad, ósea dicho de otra forma, se iría aquilatando en una interacción continua o desintegración, con la sociedad. De esta manera, la sociología tendría tremenda preponderancia en ir dilucidando y aprehendiendo los distintos elementos en su finura misma, que irían construyendo la enfermedad desde la mirada biosocial.
    En este sentido, el simbolismo, y los simbolismos propios de cada individuo y propios de los colectivos, serían figuras de fuerte influencia en la salud de las personas, en base a como se integran en esa colectividad.
    Lo que también llama la atención, es que siendo parte de un colectivo, o de varios colectivos, los miembros pueden ser afectados por procesos de desigualdad y diferenciación, que pueden involucrar elementos tales como raza, etnia y género, dando a su vez estos elementos distintas formas en que se pueden ir eyectando, o enfermando los individuos siendo determinados por los conceptos sociales y culturales de la sociedad.
    Y con respecto al género; interesante como señala Bleger, que el ser humano no puede ser pres de un reducto solamente biológico, sino que debe ser abordado también desde una perspectiva, social y cultural, que habita y convive en un contexto con respecto a los otros.
    Por tanto la realidad biológica del ser humano, sería en si misma una realidad social.
    Recuerdo cuando estaba rotando por urología un paciente con sexo masculino, pero que se identificaba como genero femenino. Recuerdo la cara de gran sorpresa del tutor a cargo de ese momento. Además del cambio de actitud que tomó inmediatamente el médico hacia el/la paciente en cuestión. Notamos como el ambiente cambió, y notamos los demás que estábamos ahí como el tutor ejerció una actitud menoscabadora y casi de repugnancia hacia el paciente. Fue muy incómodo, y nadie de los que estábamos ahí sabía muy bien que hacer.

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  36. Podríamos analizar que detrás de tanta discriminación, prejuicio, y señalamientos en torno al género que se escapa de lo creído antes como universal, hay un total desconocimiento de lo social, del entendimiento de que como seres sociales relacionales y biográficos, somos muchísimo más que únicamente elementos biológicos.
    Tal como Mari Luz Esteban señala, que la percepción absolutamente biologicista y especialista es la que produce los prejuicios, discriminaciones, y pugnas para encasillar y encuadrar las distintas condiciones de genero, en pequeñitas cajas estereotipadas bajo el modelo clásico biológico. Y bajo estos encasillamientos se produciría la discriminación de roles en el trabajo, en los cuidados de enfermos y los roles dentro de un matrimonio, así como otros lineamientos socieles.
    Y tal como menciona también Foucault se produce así, el biopoder, el poder dado por los roles asignados según el género.
    Interesanta también lo que menciona Mendez con respecto a la superposición casi paralela y en dimensiones intocables entre lo biológico y lo social, pero esto estaría dejando de lado la gran relación que realmente existe entre estos dos elementos, ya que el ser humano no es solo individuo biológico, es un ser con biografía, gustos, convivencia con demás personas y ser vivo relacional parte de una comunidad determinada.
    Por esto último creo las ciencias sociales deberían tener un rol aún mayor y preponderante en las políticas de salud de la población, más aún en la salud mental.
    También importante desarrollar algo de lo que plantea Conrad con respecto a la medicalización como una forma de control social, de apartar todo lo que no entra en los estándares de salud dado por ella, se margina, se desecha, se etiqueta como anormal, como enfermo.
    Y en base a esto último, muy probablemente nos hemos visto sujetos de tales lineamientos, y llevándolos a cabo transmitiendo este modo de actuar, y esta señalización de la normalidad biológica, que haciendo una reflexión, nunca antes me había detenido a pensar que hemos sido muy influenciados por un modelo dado, que ha ido forjando y forzando su propio saber, en los otros, transmitiendo esta linea en las escuelas de medicina, en las campañas publicitarias, en los congresos biomédicos…

    Quería señalar, que esta sesión logró hacer ver de una mirada muy distinta, los conceptos de salud y enfermedad, ya no desde una perspectiva biologicista impuesta, sino como un constructo social, único e individual, del sujeto inmerso en una comunidad, que goza de biografía, gustos, e individualidad, digno de respeto, y de ser validado de una manera sociocultural.

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  37. He estado esperando esta clase desde hace tiempo pues un tema que lamentablemente no tenemos incluido en los demás bloques, pero si entiendo la necesidad de darle su espacio en particular a comunidades que han sido históricamente marginadas de constructos sociales protectores, y validación en la reivindicación de derechos básicos.

    Me sumo totalmente a los comentarios que han echo con anterioridad los demás. Para mi, trabajar con un enfoque de genero y feminista, es por ejemplo, incluir el consentimiento dentro de cada atención, con esto no solo me refiero al clásico consentimiento informado, que considero tambien viene con su poder en donde si no se está de acuerdo, no se puede acceder a a la atención, sino que el consentimiento para mi se ve consultándole a cada persona si desea que trabajamos un tema en la sesión, si se sentiría en comodidad haciendo una actividad, si quiere explorar una emaciación o si se desea compartir sus pensamientos y reflexiones conmigo. Me parece que esto es una parte esencial y practica sobre cómo distribuir de manera distinta el poder dentro de la atención en salud mental.

    Algo que realizamos en el SSMS, desde el comité de genero desde la Dirección es la convotaria a un circulo de mujeres; un espacio sororo para el encuentro entre trabajadoras, para pensarnos en lo colectivo y compartir nuestras vivencias en un ambiente seguro. Hace poco, comencé a trabajar en una propuesta para la implementación de una atención atingente y afirmativa a la comunidad LGTBIQ+, pero es evidente y lamentable, que estas estrategias no se prioricen en los lineamientos que se entregan desde jefaturas y directivos, y sólo aparecen por los propios clínicos. En mi unidad en particular, tenemos el grave problema de que personas de la diversidad de genero no consultan por atención. No tenemos datos para saber si es algo esperable por las características de nuestra población, pero sin duda es algo que hay que problematizar debido que no estamos siendo un espacio seguro para las prestaciones de salud.

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    1. Agradezco que compartas tu visión integral sobre el consentimiento y como esto es distribución de poder en la relación clínica. Me hace sentido ampliarlo de manera anticipada a los temas que se conversen en sesión. Mas ahora que planeo conversar también sobre perspectiva de género con mis pacientes y familia. Comparto además tu disgusto por la no problematización de la invisibilización de las diversidades. Saludos

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  38. Aprender sobre perspectiva de género, su historia y la filosofía detrás de, entenderla como una determinante importante a considerar al evaluar la salud de las personas y las comunidades me llega en un momento muy decisivo de mi práctica como residente de psiquiatría infantil y adolescente. Justamente estoy en los meses de cierre de procesos terapéuticos con quienes han sido mis primerxs pacientes. Si bien en mi evaluación y posteriormente seguimientos he abordado preguntas y conversaciones con elles respecto a experiencias ligadas a genero y sexualidad. Ahora pienso que no le he dado a la perspectiva de género el lugar que se merece en la determinación de los factores que podrían determinar padeceres y ni en el abordaje. Tampoco hemos tenido conversaciones y sesiones para reflexionar y eventualmente encuadrar cuanto puede afectar las desigualdades y hegemononías de genero en la salud mental de mis pacientes y sus familias.
    Tampoco es algo que hemos tenido la oportunidad de conversar en las reuniones de equipo, no por desconocimiento probablemente, sino quizás también por lo desafiante que es trabajar con perspectiva de género, una vez abierta la problemática de este en determinados casos y con la población, dinámicas de poder y cultura en la que estamos insertos.
    ¿Da abasto el sistema de salud mental para poder trabajar y resolver las violencias, hegemonías, invisibilizaciones y problemas de género? – La respuesta mas lógica que es no. Es que la cuestión escapa a esta estructura.
    Pero entonces, ¿si no puedo mejorar las desigualdades e injusticias de género, no puedo hacer nada al respecto desde mi lugar de trabajo con mi equipo? – No también.
    Ahora que leo estos documentos y leo a mis compañerxs comentar, enriquezco mi perspectiva en este delicado pero crítico punto socio-cultural de nuestro presente y pasado. Probablemente no solucionaremos la violencia de género ni las injusticias en sesión. Pero si podemos construir narrativas junto a mis pacientes y familias, donde relevemos la importancia que han tenido estas estructuras de hegemonía y desigualdad patriarcales históricas en el presente de sus experiencias. Veremos que pasa. Me imagino que alivio es solo una de las posibilidades. Probablemente también encontraremos sana rabia, y quizás alguna que otra movilización, ya sea interna u organizacional.

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  39. La temática de esta quincena fue de todo mi interés, reconozco al igual que muchos de mis compañeros que habían conceptos y realidades que ni siquiera me había cuestionado, pero que mientras los leía me parecen muy importantes a conocer, destaco desde la lectura la evolución del rol femenino y la expectativa que gira en torno a él, un rol inicialmente pasivo , incluso excluido donde simplemente no existiamos socialmente, quisiera detenerme aquí; hace aprox 400 años socialmente éramos invisibles, pese a ser "necesarias" para la procreación y la sobrevivencia de la especie, las disciplinas que se impartían, las leyes y normas que se establecían , eran desde y hacia el género masculino, es decir, no existíamos o no nos querían ver y aquí podríamos entrar a discutir en porque no nos quieren ver, les eramos indiferentes ? miedo? locura?, desconozco la verdad, pero da para pensar; pese a lo que fuere la causa, la historia siguió avanzando y nuestras antepasadas lucharon por derechos " básicos" para cualquier ciudadano, lo que nos permite el día de hoy estar tomando este tipo de clases universitarias.En la otra vereda estamos frente a otra lucha , las diversidades sexuales, previamente invisibles y oprimidas , similares al rol femenino, han intentado abrirse paso para ser escuchados y respetados como cualquier otro; se transforma en un desafio constante , diario, para recibir una atencion igualitaria de parte de esta sociedad; las cifras son impactantes , tal como las mujeres se enfrentaron a enfermedades secundarias a sus intereses no resueltos, las diversidades sexuales se exponen a  daño, maltrato, patologias y estigma; estigma que nosotros mismos hemos ido creando , segun lo que nos parece se escapa de lo "normal", hace unas semanas abordamos esta tematica en nuestras clases y como el estigma podia equipararse al impacto psicologico de un trauma, provocando mayores niveles de psicopatologia, índices de suicidio, aislamiento, baja autoestima y dificultad en las interacciones sociales , repercutiendo directamente en la funcionalidad de estas personas en sus respectivas realidades. Pese a que sabemos las consecuencias que esto puede generar, aún sabemos que se sigue dando, incluso entre profesionales de salud mental, con respecto a mi propia experiencia en el Hospital HHHA en Temuco, existe por parte de los padres gran temor y pudor al abordar la sexualidad y los intereses de sus hijos adolescentes, a la pediatra que se desempeñan en el poli de género la llaman " la dra. Gay" y en ocasiones que pesquisamos disforia de género y les informamos que deben ser derivados a poli de género, alguno evitan a toda costa su traslado, así como si les diera alergia escuchar ese nombre , sin embargo esta conducta es sólo en los padres, no así en sus hijos, quienes parecieran comprender que la diversidad es parte de la naturaleza y que sentirnos únicos nos permite conformar nuestra propia identidad. 

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  40. Actualmente, y casi a diario, quienes creemos en deconstruirnos permanentemente respecto a temas de género, nos encontramos enfrentados a situaciones donde la lectura feminista inmediata es inevitable como causa de muchos de los “malestares” conocidos en salud mental. Esta perspectiva hace que nazcan desafíos y oportunidades singulares que se vuelven visibles cuando integramos las voces críticas de Judith Butler y Susan Stryker. Estos textos, ricos en crítica y reflexión, nos invitan a repensar cómo abordamos la salud mental desde perspectivas que trascienden la medicalización de mandatos de género, identidades u orientaciones (y no patologías), para abrazar un entendimiento más profundo e inclusivo de esta intersección del ser humano social.
    Así es como el texto de Susan Stryker nos ofrece una mirada profunda sobre la evolución de las identidades transgénero, resaltando el paso crucial de la patologización hacia un reconocimiento más empático y humano. La inclusión de términos como "disforia de género" en lugar de "trastorno de identidad de género" en el DSM-V representa un avance significativo ya que, no solo desestigmatiza, sino que también empodera a los individuos al reconocer y validar su experiencia sin etiquetarlos automáticamente como enfermos ni con un trastorno que debe ser “tratado” o “curado”. En este sentido, la psiquiatría debe continuar revisando y actualizando sus manuales diagnósticos para reflejar una comprensión más inclusiva y respetuosa de las identidades de género. La transición a disforia de género es un paso en la dirección correcta, pero se necesita una vigilancia constante para asegurar que los términos y diagnósticos no perpetúen malas prácticas causadas por el estigma.
    Judith Butler, por otro lado, en su ensayo sobre la violencia y la solidaridad, nos recuerda la importancia de reconocer y vivir el dolor y el duelo como actos de justicia social. Este reconocimiento es especialmente importante en la psiquiatría, donde el sufrimiento de los pacientes debe ser validado y legitimado desde todas las miradas. La crítica de Butler a la patologización de la violencia nos propone ver más allá de los síntomas individuales para entender las raíces sociales y estructurales de la violencia, abordando las causas subyacentes de esta y la discriminación, y no solo sus manifestaciones clínicas una vez que las logramos visibilizar dentro de un box.
    Para nosotros, tener una actitud hacia una perspectiva interseccional, respetuosa de la diversidad, afirmativa y con perspectiva de género es esencial para proporcionar un cuidado equitativo y efectivo de todos quienes se acerquen en busca de ayuda. Los profesionales de la salud mental deben recibir formación continua sobre cuestiones de género y sexualidad para proporcionar un cuidado más informado y empático. Esto implica considerar factores como género, raza, clase y orientación sexual en la evaluación y tratamiento de los pacientes, reconociendo que estas dimensiones interactúan para influir en la salud mental de manera significativa. La integración de estas perspectivas críticas revela una psiquiatría que no solo cura, sino que también reconoce, valida y empodera. Al incorporar las teorías feministas, las reflexiones filosóficas y las experiencias históricas, la psiquiatría puede transformarse en una práctica más justa e inclusiva y, esto no solo mejora el bienestar de los pacientes, sino que también contribuye a una sociedad más equitativa, previniendo la aparición de muchos de los malestares sociales que terminan teniendo una manifestación psíquica en aquellos atravesados por más determinantes adversos de vulnerabilidad. En los tiempos en que vivimos, es importantísimo que sigamos cuestionando y reflexionando sobre estas dimensiones perpetuadoras de desigualdad, ya que creo que solo esto nos permitirá avanzar hacia una psiquiatría que sea verdaderamente inclusiva, humanizada y comunitaria.

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