Trabajo Obligatorio del 15 al 28 de Agosto: DESMANICOMIALIZACION, DESHOSPITALIZACION, DESINSTITUCIONALIZACION
Lea el artículo Correa Urquiza, Martín; Silva, Tomas J.; Belloc, Márcio M.; Martínez Hernáez, Ángel. «La evidencia social del sufrimiento. Salud mental, políticas globales y narrativas locales». Quaderns de l’Institut Català d’Antropologia, 2006, Núm. 22, p. 47-69.
Lea el artículo Panorama Internacional de la Reforma Psiquiátrica de Manuel Desviat
Lea el Documento Técnico Desinstitucionalización de la atención psiquiátrica en América Latina y el Caribe (OPS)
Adicionalmente puede:
- Leer el documento Innovaciones y Desafíos en Desinstitucionalización y Atención Comunitaria en Brasil. Seminario Internacional de Salud Mental: Documento Técnico Final.
- Visitar y recorrer la página de la Estrategia Estatal de Desinstitucionalización de España
- Visitar el sitio web Morar em Liberdadem con videos sobre la sobre la desinstitucionalización psiquiátrica en Brasil
Descripción: Canal parte das pesquisas "Memórias da Saúde Mental: Cultura, Comunicação e Direitos Humanos" e "Avaliação do Programa de Volta para Casa", desenvolvidas pelo NUSMAD, da Fiocruz Brasília. Em parceria com a TV Pinel, reunimos aqui nossa produção audiovisual desde 2018. O catálogo da Instalação “Morar em Liberdade” e o primeiro volume do “Cadernos da Reforma” podem ser obtidos gratuitamente pelo Arca Dados da Fiocruz. Visite nossas playlists e navegue pelas obras. Ocupar as redes sociais é uma ação de comunicação pública e ciência cidadã visibilizar as conquistas de direitos da liberdade de quem viveu/vive sofrimentos psíquicos. Histórias de ciência e arte que buscam encurtar a distância entre os conhecimentos científicos e a sociedade. https://dadosdepesquisa.fiocruz.br/dataverse/NUSMAD_Memorias
Con las lecturas de las últimas sesiones es difícil no cuestionarse cuán real y palpable es la evolución y el cambio hacia un trato digno a las personas con enfermedades de salud mental. Porque en la actualidad uno superficialmente podría pensar que los errores del pasado están muy lejos de ser repetidos y están casi en el olvido, sobre todo a las generaciones que no les tocó vivirlo. Para mi es parte de la historia, pero ¿es realmente historia pasada? Uno de los textos realiza una comparación que más que encontrar diferencias, termina reflejando semejanzas, entre el stultifera navis, el manicomio y los diversos dispositivos actuales nacidos posteriores a la desinstitucionalización, y es que mirando el verdadero dilema y en palabras del texto “no han podido resolver el problema de la movilidad de los afectados –que es también el de su no-pertinencia social. Ellos y ellas continúan errando de un lugar a otro”. Y ahora en la residencia, que estamos más insertos en la atención de las personas con trastornos mentales graves, es más fácil ver cómo la gente se mantiene continuamente en el “no-lugar”, es decir, un texto escrito durante el 2006, hace 17 años, muestra una realidad que no dista de lo que se ve hoy en día. Sabemos que los procesos de cambio son lentos y difíciles, pero con el gran acceso a la tecnología y la modernización actual resulta increíble que todo siga siendo tan burocrático, ¿se querrán hacer realmente esos cambios?, ¿ahora que el capitalismo cosificó a las personas y somos una potencial mercancía habrá disposiciones políticas para avanzar en ello?
ResponderEliminarVarios familiares de mi línea materna tienen trastornos mentales graves, pero, viviendo en el sur nunca se les tomó la importancia que yo sentía que necesitaban. Solía creer que, al no haber un acceso fácil a la farmacoterapia, o los controles de salud mental, la tecnología, la educación, podrían estar más vulnerables a una evolución tórpida de la enfermedad, no obstante, uno de los textos apunta que paradójicamente el pronóstico pareciera ser más favorable en contextos no industrializados. Y comencé a cuestionar qué era lo que yo creía que ellos necesitaban, ¿más medicamentos? ¿seguimiento continuo donde los mantuvieran controlados? Ellos nunca se trataron y dentro de sus posibilidades lograron establecer ritmos de vida diferentes, pero manteniendo su independencia y estabilidad a su manera. Entonces es muy probable que yo, como producto del capitalismo y de lo que busca forjar en nosotros, haya moldeado mi pensamiento de manera tal que la única opción correcta posible en sus casos sería mantenerles controlados pese a su voluntad, por sobre el hecho de poder permitirles tomar sus propias decisiones e insertarse socialmente como ellos quieran, porque viéndolo en perspectiva, continuaron sus vidas con sus propias redes, bajo sus condiciones, moviéndose de tal manera que la enfermedad no fuese más que un problema intermitente al cual lograban adaptarse. Quizás el trabajo más sincero que puede nacer en mí sería iniciar el proceso de deconstruir todos esos prejuicios, empezando por lo que forjé en mi propia familia.
EliminarIgnacio, gracias por compartir tus experiencias personales y familiares. Concuerdo contigo en esa postura o sensación que también he sentido "hemos moldeado nuestro pensamiento y nuestra perspectiva" según una postura que no es precisamente la correcta. Es necesario hacer este ejercicio, esta reflexión de manera constante para cuestionarnos nuestro proceder.
EliminarDe cierta forma "el hecho de que algo se haga siempre, desde el pasado no significa que esté bien y que algo no se haga, no significa que esté mal".
Depende de nosotros ir más allá de lo que se ha venido haciendo, de los patrones que se han repetido sin cuestionarse, aunque implique ir contra esa resistencia. Desde nuestras familias, conocidos, vecinos y pacientes.
Porque tampoco es desconocido que existan miembros dentro del equipo multidisciplinario que "tiren la toalla" por pacientes crónicos, que desmerezcan y minimicen sus derechos. Cada paciente sin importar su edad, su condición, la cronicidad de su diagnóstico necesita un manejo integral, nuestro ejercicio clínico diario, incluir en su plan de tratamiento individualizado cada atención terapéutica pertinente, actualizada, es lo que probablemente mostrará la verdadera realidad sobre los pacientes no tratados, descompensados, sin ubicación, sin pensión y podremos recibir mayor apoyo ministerial, político.
Hola Ignacio! Me sumo al agradecimiento de Carly por compartir tu experiencia personal. Me hace pensar en cercanos míos que también sufren trastornos de la esfera mental "graves", pero " compensados". Luego de leer los textos y resonando en lo que tu escribes, a qué le llamo compensado? Que estén medicados?? Que asistan a controles de manera regular?? Luego de leer los textos me quedo pensando al respecto, ya que no necesariamente porque se comporten de esta manera socialmente aceptable significa que lo estén pasando bien en la vida o estén conformes con su manera de vivir. Creo que da mucho para pensar. Saludos!
EliminarHola, hace semanas atrás tuve un pensamiento muy similar al de Ignacio, a veces siento que seguimos haciendo las mismas cosas pero solo le hemos cambiado el nombre. Pero si consideramos las lecturas de la clase pasada y las de esta creo que esa es la principal piedra con la que chocamos, que necesitamos profesionales o personas que cambien su forma de trabajar, que cambien su forma de ver al usuario que tiene alguna enfermedad mental. Como mencionaba Manuel Desviat en una de sus entrevista y también se menciona en el texto de américa latina, necesitamos que tanto quienes trabajamos en estos equipos como las familias de los usuarios y la comunidad visualicen la importancia de desinstitucionalizar.
EliminarIgnacio:
EliminarAgradezco tu generoso aporte a nuestra discusión y tu disposición a situarte como sujeto en nuestro trabajo compartido la comunidad de enseñana-aprendizaje que tratamos de construir en este Curso.
Me enfocaré en aquella parte en que dices: "es muy probable que yo, como producto del capitalismo y de lo que busca forjar en nosotros, haya moldeado mi pensamiento de manera tal que la única opción correcta posible en sus casos sería mantenerles controlados pese a su voluntad, por sobre el hecho de poder permitirles tomar sus propias decisiones e insertarse socialmente como ellos quieran".
Así operan los sistemas culturales, los sistemas de dominación, reproduciendose a través de la producción de los sujetos que la integran.
En ese sentido estamos todos "neoliberalizados". Esto no nos convierte en sujetos neoliberales. No son tan simples las cosas...
Ignacio, muy de acuerdo con tus palabras, gracias por compartir algo tan personal, me quedo con esta parte: " Y comencé a cuestionar qué era lo que yo creía que ellos necesitaban, ¿más medicamentos? ¿seguimiento continuo donde los mantuvieran controlados? Ellos nunca se trataron y dentro de sus posibilidades lograron establecer ritmos de vida diferentes, pero manteniendo su independencia y estabilidad a su manera".
Eliminar100% de acuerdo. A veces lo que nosotros creemos que alguien necesita, no es lo que realmente necesita, y eso a veces está dictado por cosas que desconocemos, o bien por cosas que solo el paciente sabe. Si la necesidad de un paciente para estar tranquilo o estable, pasa por vivir una vida con relajo, menos estrés y calma. Es necesario quizás darle medicamentos excesivos, al punto de que pierda incluso su funcionalidad? Creo que la clave está en el equilibrio. No en entregar forzosamente soluciones que quizás no son necesarias. Si no mas bien ir entregando caso a caso soluciones que pada persona de manera única, necesita.
hola Ignacio, muchas gracias por compartir tu historia personal,
Eliminarcon la lectura de los textos a lo largo del curso, me he creado la misma idea que tu, hasta que punto mis creencias son tan neoliberales que no concebía otra forma de hacer psiquiatría, muchas veces incluso desvalorizando la valor de la atención primaria que actualmente se lleva gran parte del trabajo realizando prevención y promoción y manejo de patologías de salud mental, pero reforzando y movilizando recursos no médicos en la continuidad de los cuidados. También pensaba que los medicamentes eran la parte fundamental en los tratamientos sobre todo en los pacientes con síntomas psicóticos, pero con el tiempo incluso para mi sorpresa hay personas que logran convivir con ellos en armonía, la desinstitucionalización, se realizo hace muchos años pero aun existe en nuestra imaginativa, en nuestra cultura, en la marginación, en la estigmatización, en la limitación de recursos, y posibilidades de desarrollo de las personas que llevan esta etiqueta de patología psiquiátrica. "no están encerrados", pero aun se les priva de libertad de elegir, en ocasiones de escoger no usar fármacos, por ejemplo, además aun falta mucho para que realmente estén siendo participes en forma plena en nuestra comunidad.
I/II
ResponderEliminarMe llamó la atención identificar la línea final de la definición del término “desinstitucionalización psiquiátrica” entendemos que es proceso mediante el cual, las personas que sufren una enfermedad mental, pasan de ser confinadas en hospitales psiquiátricos a recibir atención digna e integrada en la sociedad y un ambiente familiar.
Pensaba que sólo institucionalizar a un paciente generaba un gran impacto al mismo, a su familia, al entorno, pero tras las lecturas, conocí que desinstitucionalizar, su historia, sus protagonistas y sus requerimientos: pareciera una maniobra titánica. Esta práctica psiquiátrica en donde ya no se cuenta con una institución propiamente y aun así se sigan ofreciendo acciones terapéuticas, sin el respaldo adecuado para asegurar pequeñas instancias de manera coordinada por la red de salud.
Al no pertenecer propiamente al mismo territorio, trae como consecuencias dificultades para el paciente y su recuperación: movilización, transporte, puntualidad, desmotivación, debilitación de vinculo terapéutico, abandono de tratamiento, descompensación y por último la temida : institucionalización. O peor aún: pacientes que culminan sin redes de apoyo, en condición de calle, expuestos, vulnerables. Siendo víctimas de múltiples abusos, maltratos. Hacia ellos, de ellos a sus familiares. Es muy habitual escuchar a familiares que expresan no tener medios, recursos ni conocer cómo funciona “el alta de su familiar” “No voy a poder cuidarlo”, “no sé cómo traerlo a los controles”, “no ha tenido hora para sus remedios”, entre otras.
Si, analizamos los elementos necesarios para el cumplimiento adecuado de la desinstitucionalización: no sólo depende de factores inherentes al paciente, sino también de las condiciones en que ellos viven. La participación activa del paciente y si éste no puede por sí mismo, el apoyo de sus familiares. La gran importancia de trabajar en equipo para lograr la reinserción social de personas con enfermedades mentales, evitando la estigmatización y marginación y creando redes de apoyo.
A pesar de que éste es un esfuerzo, para asegurar la inclusión de estos pacientes a través de un proceso de rehabilitación psicosocial. Implica una superación de la lógica médica tradicional representada por la figura de la internación en el hospital psiquiátrico, mediante una complementación del saber médico con los aportes desarrollados desde las ciencias sociales; es aquí, donde es tan cierto que hay una clara disociación entre quienes hacen clínica y quienes hacen investigación, o bien, en el ámbito de los servicios, entre quienes ven pacientes y quienes describen sobre cómo se ven los pacientes.
La importancia del trabajo integral implica la participación del médico en el equipo. Identificar los elementos pertinentes, restantes o faltantes. Conocer las necesidades del paciente. De cierta forma, el paciente puede tener un esquema farmacológico estable, correcto y efectivo. Pero puede necesitar complementos profesionales, terapéuticos que el médico no considere dentro de su enfoque biomédico. Desestimando la importancia de su impacto en la recuperación del mismo.
II/II
EliminarA modo personal, he visto pacientes crónicos sólo han sido valorados por médicos una vez cada 02 años. Desde entonces no han vuelto a tener valoraciones por terapeutas ocupaciones, personal de enfermería, trabajadores sociales o recibido visitas domiciliarias. Siendo el médico quien valora en esa oportunidad sólo su enfoque biomédico “clínica, descompensaciones, adherencia farmacológica” dejando de lado cualquier otra necesidad, deteriorando su condición, siendo aislados, abandonados por su familia, sin recursos, herramientas, ni respuestas. Debiendo ser una oferta de servicios en función de las necesidades del mismo, recordando su finalidad: terapéutica, preventiva, rehabilitadora.
Se deben crear servicios de salud mental comunitarios antes de dar el alta a los residentes institucionales, es crucial comprometernos como psiquiatras promocionando los beneficios de la desinstitucionalización siempre y cuando seamos medios de cohesión de equipos multidisciplinarios, considerando que ante todo se precisan esfuerzos específicos para reducir el número de camas de larga estancia, incluyendo el acceso a servicios sociales para obtener ayuda con la vivienda, el empleo y la reintegración comunitaria el apoyo político en los niveles más altos es fundamental. Desarrollar apoyos, instancias, iniciativas a través de los grupos de interesados ayuda a superar las resistencias que se presenten y a fomentar el cambio. Hay que aprovechar los momentos de apertura como las situaciones de emergencia y los cambios en el liderazgo político, que estén prestos al cambio, a la integración y a la protección de los más vulnerables, a la recuperación de la dignidad de las personas que padecen cualquier enfermedad de salud mental.
Estimada Carly totalmente de acuerdo contigo en que debe haber una evaluación multidisciplinaria y multiprofesional del paciente, una preparación previa a la familiar y la sociedad para lograr una mejor inclusión de estos pacientes, también a estos pacientes debe preparárselos para lograr una inserción laboral. También deben existir los recursos necesarios para la supervisión de estas casas de acogida o residenciales.
EliminarLo que comenta Carly, creo que una de las actividades primordiales que tenemos que llevar a cabo como trabajadores en salud mental, el apoyo politico y los liderazgos son quienes al final determinan para qupe hay presupuesto y para qué no, desde ahi, creo que tambien tenemos que tomar nuestro lugar como seres intrinsicamente politicos que pueden participar en espacios de consulta ciudadana, en colectivos de usuarios y de profesionales, sindicatos, grupos de acción, etc. Creo que es algo que a veces nos incomoda hacernos participe, pero dentro de las oportunidades de cada uno, deberiamos activamente hacerlo.
EliminarHola Carly, si estoy de acuerdo contigo en muchas cosas que expresas, pero aun mas en el tema de que uno ve la desinstitucionalización como algo compasivo y que claro que lo es , sin embargo lo que conlleva a "liberar" a todos , lo dificil que es la reinsercion, el tener un programa de salud apto para esta recepcion , que en mi opinion no fue asi, y es por eso que hoy en dia tambien tenemos esa falta de recursos, profesionales o equipos . y lo puse en mi comentario tambien que creo que quedamos al debe en ese tema,
EliminarAhora nose si esto se podría haber hecho de otra forma, como tu dices fue una "maniobra titanica" si uno se pone a pensar...
También estoy de acuerdo en que debemos ir hacia un camino de desinstitucionalización. Pero tal como dijo Carly, es importante que podamos ver de qué forma se puede realizar adecuadamente la reinserción del paciente en la sociedad.
EliminarPor ejemplo, si un paciente esquizofrénico está institucionalizado, puede tener un deterioro de muchas maneras, en relación a su mejoría, estabilidad, y deterioro por la enfermedad. Versus si estuviera en una red comunitaria donde podría recibir un apoyo multidisciplinario y eficaz, que pueda mantener la autonomía del paciente de la mejor forma posible, y que se sienta parte de su comunidad.
Pero ese también es el problema. ¿Cómo podemos crear una red de apoyo, que sea fuerte, eficaz, que se mantenga en el tiempo, y que responda a las necesidades del paciente?. La clave quizás está en poder ofrecer una mayor cantidad de recursos profesionales tales como hospitalizaciones domiciliarias, visitas domiciliarias, apoyo con terapeutas ocupacionales, asistentes sociales, enfermería, fonouadiología, médicos, kinesiologías, etc, dependiendo de la patología del paciente. Y que esto se mantenga en el tiempo, para que la familia y / o paciente se sienta respaldado por un sistema que le ofrece los recursos necesarios para mantener su autonomía.
Por otro lado, en el caso de pacientes en situación de calle o sin familias, también debería haber algo que reemplace a la institución, pero que le brinde los cuidados básicos al paciente. Una especie de albergue o lugar de salud, donde el paciente pueda tener un lugar donde residir, pero también donde pueda estar inserto en su comunidad, y a cargo y revisión de un grupo multidisciplinario. Ya que el problema no es la institución en sí, si no como dice Desviat, es la forma en la que está organizado el tema, donde hay por ejemplo una conducta por parte de los profesionales de "contener" a un paciente, porque no se dialoga ni escucha al paciente. Y esa necesidad de escucha debería ser nuestro principal arma, para poder entender al paciente y así brindarle otro tipo de contención o ayuda. Que funcione el sitema mas como una comunidad terapéutica y no como una institución-.
Muy buenos los talleres de expresión de Brasil , así como también, la experiencia de radio Nikosia de Barcelona.
ResponderEliminarAnte la necesidad progresiva de la participación de los pacientes en el proceso de desinstitucionalización se hace necesario la inclusión de la sociedad en esta proceso con el fin de que estos pacientes se sientan incluidos, así estos se sentirán útiles y valorados. Pero percibo a una sociedad más egoísta, poco solidaria y no comprometida con los problemas que estamos viviendo en la actualidad.
Pasmos de esconder estos pacientes en los asilos a externalizar la situación sin mayor compromiso familiar y social ( Qué otros se hagan cargo del problema), lo mismo sucede en la enfermedades orgánicas, donde el paciente no se responsabilidad de mantener y mejorar su salud.
En el método para observar las prácticas culturales de grupos sociales, buen método por lo demás, ¿Cómo podemos internalizar esta metodología en la ambivalencia de la sociedad entre el pensar y el hacer.
En la medida que los saberes de los expertos, la participación de los paciente y la sociedad en su conjunto, manteniendo una relación de simetría y un trabajo mancomunado se puede lograr una buena desinstitucionalización. Sin embargo, el estigma social y las dificultades para la inclusión siguen siendo las principales barreras para lograr el cambio cultural, además, este se ve impedido por el sistema económico imperante; porque sin no pasa el filtro económico no se aprueban los recursos para lograr este cambio. Junto a esto está la estrategia de este sistema económico que en forma sutil o enmascarada fue modificando nuestra cultura, pasamos de una sociedad más inclusiva y solidaria a una sociedad individualista, poco solidaria y excluyente.
Hecho de menos la participación de los pacientes en el diagnóstico pre desinstitucionalización. En los videos de de la experiencia brasileña, los pacientes expresan los malos tratos que recibieron cuando estuvieron asilados; situación no muy diferente a los pacientes internados en nuestro hospital psiquiátrico dónde había malos tratos físicos y psicológicos (bañarlos con agua fría en pleno invierno), abuso sexual (pacientes y funcionarios con ITS) y económicos (algunos funcionarios se quedaban con parte de la plata de los pacientes.
Como inclusión puedo compartir 2 ejemplos que me tocó vivir:
1.- Durante mi enseñanza primaria (actual enseñanza básica) tuve una profesora muy comprometida con los alumno y con la familia de estos, cuando ingresamos había un compañero con retardo mental al que le costaba mucho aprender algo, nosotros lo incluíamos como uno más a nuestro grupo, además, era nuestro arquero en lo partidos de futbol. Esta profesora para no romper esta integración, habló con la dirección del colegio y los padres de este niño para continuara con nosotros sin dar examen hasta terminar la primaria.
2.- Durante mi trabajo en la dirección del servicio hubo una linda experiencia de desinstitucionalización, a pacientes que habían sido enviados a casa de acogida, se les permitió trabajar como estafetas en la dirección del Servicio con el fin de prepararlos para que pudieran desempeñarse en el extrasistema, ellos estaban a cargo de una terapeuta que supervisaba constantemente el comportamiento y desempeños de estos pacientes, así como también las dificultades que habían tenido. Muchos de ello lograron trabajar en el extrasistema.
Lamentablemente esta experiencia no continuó, desconozco el motivo.
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EliminarHola Héctor! me parece super, super interesante tu comentario, me hizo mucho sentido. Me parece super valorable lo que hizo tu profesora con este compañero y el como ustedes no lo discriminaron y lo pudieron incluir como una persona más, sin estigmas de por medio. Muchas veces esta realidad no es así, el bullying es imperante en muchos establecimientos, sumando a la larga, otras comorbilidades mentales a las ya padecidas por niños, adolescentes o adultos, lo cual es muy lamentable, porque se transforma en un circulo vicioso que va creciendo y los problemas se acentúan. Además es super importante lo que cuentas sobre tu experiencia de desinstitucionalización de pacientes que enviaron a salas de acogida, pero lamentablemente me ha tocado ver lo contrario; las constantes barreras que se encuentran en el sistema público de salud, para poder darle una continuidad de cuidados a los pacientes que se encuentran en contexto hospitalario, y poder así manejar los estresores psicosociales que agravan o gatillaron su trastorno actual. Al leer tu comentario, me queda la esperanza de que buscando la forma se pueden lograr cambios, como se mencionó en las entrevistas anteriores: "En cualquier sitio, circunstancia histórica, se pueden hacer cosas". Es arduo el trabajo y la tarea que nos queda por delante, lidiar con un modelo político económico imperante, desarrollar una labor como profesionales de darle las armas a la comunidad y sociedad, para que en conjunto se pueda trabajar para ello, logrando la desestigmatización de las personas y su rehabilitacion psicosocial. No obstante, no cabe duda de que hay mucho por hacer, y creo que logrando un trabajo sincrónico de todos los actores sociales de los distintos estatus económicos, se pudiese avanzar de a poco en internalizar la reforma
EliminarSaludos!
Hola Héctor. Concuerdo mucho con tu visión sobre esta ambivalencia con la cual nos encontramos muchas veces, ya que por un lado si bien la psiquiatría comunitaria ha permitido avanzar mucho en la desinstitucionalización y la inclusión de las personas con patologías mentales en la sociedad, a la vez es esta la que muchas veces en su manera de ser un reflejo del modelo económico imperante con su egoísmo e individualismo, en muchas ocasiones es la misma causa de las barreras que nos permiten tener aun muchos pendientes en cuanto a no solo disfrazar esta desmanicomializacion sino que ojala se pueda ver como la sociedad no es causante y perpetuante de las dificultades de los usuarios sino como un motor de avance y mejora.
EliminarMe parece muy bueno y adhoc el ejemplo que planteas en relación a tu compañero siguiendo lo antes expuesto, ya que precisamente si bien quizás pudieran haber ciertas dificultades y necesidades en salud mental, fue tu profesora y ustedes mismos los principales agentes de inclusión y adaptación para que este usuario se sintiera incluido y así quizás no aumentar su condición y que solo fuera transitando de dispositivo en dispositivo cuando quizás solo con esta inclusión bastaba como grano de arena para producir un verdadero cambio y mejora.
Esto último lo conecto con relación a lo que plantea Bernardo, ya que efectivamente, muchas veces antes y ahora con la capacidad crítica y reflexiva que nos ha aportado este curso y sesión, se produce una sensación de desazón y pesimismo por pensar en cómo realmente puede continuar mejorando y avanzando y plasmándose de verdadera forma la psiquiatría comunitaria, donde como bien dices muchas veces nos ha tocado resignarnos "con lo que hay". Ahora si me gustaría plantear otra manera o visión de ver esto que planteas, ya que si bien muchas veces podemos terminar frustrándonos, creo siempre podemos resignificar las experiencias y vivencias no tan buenas y darles un sentido que nos permita como planteaba el aportar con nuestro grano de arena, donde si bien concuerdo completamente contigo en que si son cambios grandes sociales y que queda mucho por hacer, quizás el pequeño aporte que podemos hacer con los equipos y usuarios con lo que nos toca trabajar si nos puede permitir vivir lo comunitario y mejorar “el sistema”, ya que si se van sumando las personas que aportan en lo micro, se pueden ir sumando y permitiendo así generar las mejorías y cambios que se requieren en la salud mental de la sociedad.
Algo parece llamar la atención de las instituciones psiquiatricas, está esta especie de caricatura de los centros cerrados en el colectivo, puesto ahí por los medios de comunicación, la industria, la cultura popular y cultivada por una sociedad que sigue atrayendose por estos espacios de "otros" que nos separan del "nosotros". Donde, incluso entre los mismos profesionales de la salud, hay bromas sobre visitas al H. psiquiatrico, que desde lo privado contibuyen a la concepción masiva de la salud mental.
ResponderEliminarDesde ahí, tenemos mucho trabajo que hacer para aportar en la desinstitucionalización de la atención psiquiatrica desde nuestra privada, obviamente no todxs tenemos el poder para decidir cómo se van a gestionar estos cambios, pero si podemos contribuir desde donde se nos llama. Desde la atención más bien primaria, o semejante, desde lo comunitario, deberia ser parte de nuestro quehacer educar sobre estas tematicas, abrir conversaciones y aportar desde lo que podemos, como describe el texto de OPS, algunas de las practicas que si se pueden llevar a cabo desde ya son ayudar a crear una comunidad participativa e informada, facilitar el acceso de la telemedicina o cibersalud mental, protocolizar las atenciones en salud mental y las derivaciónes segun niveles de atención. Creo que si nos quedamos sólo en quien toma las grandes decisiones y lidera los proyectos, es dificil movilizarse, pero si evaluamos desde nuestro puesto -que ya es un puesto de poder y privilegio- podemos hacer trabajo mancomunado para un objetivo en común que ya se está llevando a cabo en nuestro sistema de salud pero del que no se habla mucho. Enseñar a un persona usuaria estrategias que en alguna etapa de la vida le pueda ayudar a no caer en la institucionalización cerrada o apoyar a otro para que su recuperación sea comunitaria, es una forma tambien de avanzar hacia el cambio. Facilitarles espacios, como los ejemplos del taller y la radio, son acciones concretas para el cambio de perspectiva en la salud mental.
Josefa, concuerdo con que es difícil movilizarse si esperamos solo cambios desde los espacios de poder, es cierto que desde nuestros espacios podemos hacer cambios, ya que al final trabajamos en territorios delimitados y en el fondo el trabajar desde las particularidades es parte esencial de la psiquiatría comunitaria.
EliminarResonó en mi cabeza lo que mencionas de las caricaturas que hacemos desde nuestra vereda personal y en nuestra vida privada, no me lo había cuestionado, me quedó dando vueltas esto de cuanto estigma profundizamos con nuestros comentarios, gracias por tu aporte!
También estoy de acuerdo con lo que expones Josefa. Comparto cierta "frustración" ante la gran tarea que conlleva el proceso de una psiquiatria comunitaria o colectiva (como mencionaba Manuel Desviat), y lo importante que es las voluntades politicas para llevarlo a cabo en su totalidad. Sin lugar a dudas, debemos mantenernos activos y contribuir desde donde se nos llama, como dices, mantenernos informando y colaborando, desarrollando y entregando herramientas, participando en esta construcción de espacios que reidentifican a las personas. Muchas gracias por tu comentario!
EliminarLa lectura del material propuesto ha sido verdaderamente enriquecedora, pienso que la frase que resume mi aprendizaje es "La locura no existe sin los otros y si la locura es en una sociedad las prácticas que calmen las aflicciones deberían incluir lo social". Estoy totalmente de acuerdo con que descartar el componente social es tan inadecuado como ignorar el aspecto orgánico en la comprensión de la locura.
ResponderEliminarA pesar de las declaraciones y acuerdos de organizaciones internacionales que ponen de relieve la magnitud del problema de la salud mental y establecen estrategias para los gobiernos, y a pesar de los avances en el conocimiento de psicoterapia, psicofarmacología, intervenciones psicosociales y rehabilitación, queda claro que la salud mental sigue siendo una deuda.. No se trata solo de tratamientos médicos y terapéuticos, sino de transformaciones profundas en las dinámicas sociales, en la asignación de recursos y en la toma de decisiones políticas.
La experiencia transmitida a través de la radio se presenta como una ventana hacia un nuevo nivel de entendimiento y va mucho más lejos que el cuestionar el concepto tradicional de locura, dado que incorpora formas de significado invisibles para los dispositivos de salud, desafiando la jerarquía establecida en el conocimiento de la psiquiatría y coloca estas resignificaciones en una posición simétrica con respecto a los saberes de “expertos”. Este ejercicio reconoce la riqueza de la diversidad en las narrativas de la salud y enfermedad mental. La revalorización de experiencias invisibilizadas me llega de manera personal, soy de Antofagasta y en los extremos del país la vida se experimenta de una manera distinta, por ende la salud mental también. Nuestras narrativas no son contempladas al momento de decidir cuales son nuestras necesidades y soluciones, los programas de gobierno se diseñan con un modelo homogeneizante que no logra abarcar todo lo que somos, encasillandonos muchas veces en conceptos reduccionistas, siento que pasa algo parecido con las y los usuarios psiquiatrizados.
En mi opinión, la auténtica desinstitucionalización implica un cambio radical que logre resignificar la comunidad como parte de la red de cuidados y no sólo como usuaria de servicios. Es decir transformar el terreno clínico a uno multidimensional que vaya más allá del diagnóstico y la prescripción farmacológica e involucre Identidades sociales diversas, urge el desarrollo de instancias fuera de lo institucional, ojala autogestionadas. En conclusión, me quedo con que para avanzar hacia una desinstitucionalización integral es necesario colectivizar el malestar y su alivio
abrazos!
Estimada Tania totalmente de acuerdo contigo en que la desinstitucionalización debe ampliarse a un terreno multidimensional, donde la mayor importancia esté en la participación del paciente. También partir de nosotros aplicando esta metodología en nuestro quehacer y dando una buena calidad de atención, hasta formar una masa crítica para que se genere el cambio.
EliminarSaludos
Compañera, tu comentario presenta una visión sólida y refleja una comprensión profunda y reflexiva de la complejidad de la salud mental, así como la importancia de abordarla de manera integral, considerando factores sociales y culturales. Sería valioso profundizar aún más en cómo se pueden abordar estas cuestiones de manera práctica. Por ejemplo, ¿qué acciones concretas podrían tomarse para incluir estas voces y perspectivas invisibilizadas en las políticas de salud mental? Comparto contigo la idea de colectivizar el malestar y su alivio, lo encuentro fascinante. A pesar de que la desinstitucionalización psiquiátrica ha avanzado en Chile, todavía enfrenta desafíos significativos en términos de acceso a la atención, estigmatización y barreras políticas y económicas. El compromiso continuo con la mejora de la salud mental y la promoción de la inclusión comunitaria sigue siendo fundamental para avanzar en esta área.
EliminarComentario Parte 2
ResponderEliminarEn cuanto al texto del panorama internacional de la reforma psiquiátrica, comparto plenamente la opinión de que la comunidad (organizaciones civiles) es fundamental para presionar al sistema político para realmente internalizar la reforma psiquiátrica dentro las políticas públicas. No obstante, no comparto completamente la opinión de que exista una brecha en los conocimientos de los profesionales psiquiatras en el abordaje de los pacientes con patología mental. Si bien distintas escuelas de psiquiatría en Chile tienen distintos enfoques, siento que el foco del abordaje del paciente es similar. Lo que sí es que la formación de pregrado si existe una brecha importante en cuanto a los conocimientos básicos para enfrentar las distintas patologías o síndromes psiquiátricos que se abordan en APS por parte de médico general, en que muchas veces se pasan de largo aspectos fundamentales para el abordaje y manejo de los pacientes.
En mi experiencia de pregrado, mi formación del curso de psiquiatría no fue del todo buena, puesto que no tuve la instancia de realizar una práctica clínica del ramo de Psiquiatría y salud mental impartido por mi Universidad en el VIII semestre. Sin embargo, dado mi interés por el área en cuestión, solicité poder realizar mi internado de Psiquiatría y el optativo en el servicio de UHCIP y ambulatorio del Hospital La Florida. Acá me pude dar cuenta de la calidad de profesionales con los que contaba el servicio, provenientes de distintas escuelas. Con un amplio conocimiento sobre las patologías mentales y la importancia que tenía en enfoque psicosocial en la rehabilitación y reinserción de los pacientes en la comunidad. El trabajo en equipo era muy importante, como el incorporar a la familia de los pacientes. Muchos de ellos lograban una compensación óptima de sus patologías mentales, pero a la hora de darles el alta y dejarlos conectados con sus dispositivos comunitarios de salud mental, ahí estaba el problema. El principal obstáculo eran las largas listas de espera en dispositivos de rehabilitación de OH y drogas, COSAM, por diversos motivos: no se contaba con el espacio físico suficiente, con la dotación adecuada de profesionales (ya sea por licencias médicas o no contar con más profesionales contratados), lo que generaba que las personas tuvieran que devolverse a sus hogares, al mismo entorno psicosocial que originó el problema. Esto provocaba mucha frustración en el equipo, y por muchas ganas y entusiasmo que se tuviera para ayudar al paciente, el sistema no lo permitía.
Comentario Parte 3
ResponderEliminarEn el texto de la desinstitucionalización Psiquiatrice en América Latina y el Caribe, nos muestra una serie de lineamientos del cómo poder llevar a cabo este proceso, además de los obstáculos que esto trae consigo, bajo lineamientos similares de los demás textos abordados en esta sesión, acá se enfatiza por ejemplo: Desarrollar políticas públicas que apoyen la desinstitucionalización, existencia de equipos multidisciplinarios, aprobación de leyes de salud mental, el apoyo hacia los familiares de los usuarios, entregando una serie de estrategias importantes para lograr este objetivo. Además de mostrarnos las barreras que se vuelven a reiterar: Inercia institucional y legal, es decir como el sistema político no es capaz de avanzar en estas materias, condiciones de trabajo deficientes en los servicios públicos de salud mental (como la infraestructura precaria), la falta de recursos humanos, falta de vigilancia de calidad, entre otros.
Muchas veces me invade un sentimiento de tristeza y desolación, dado que por mucho entusiasmo que tengamos de realizar un cambio importante y llevar a cabo la reforma, está el obstáculo de las políticas públicas, que en reiteradas ocasiones, hacen que los profesionales se terminen adaptando a la situación actual y conformarse con “lo que hay”, acá es donde considero fundamental el rol de la “calle”, organizaciones civiles que trabajen en conjunto con el sector público y/o privado para que de una vez por todas podamos avanzar como sociedad hacia el beneficio de la salud mental. Queda mucho, mucho por hacer
Luego de leer los documentos entregados e ingresar a los distintos sitios web que nos entregaron, puedo hacer mi comentario refiriéndome primero a la palabra en sí “desinstitucionalización”. Si nos ponemos a pensar y revisar los seminarios anteriores, es interesante pensar a que se refiere la palabra institucionalización. Las personas con trastornos mentales han tenido durante el tiempo una larga historia de marginación, producto, de las explicaciones causales históricas atribuidas a la misma ya sea este de tipo mágico, religioso, al temor y al estigma, entre otros.
ResponderEliminarComo se ha conversado anteriormente, el principal modelo de atención de los problemas psiquiátricos y psicosociales de las personas con trastornos mentales, se organizaba en torno al internamiento o “institucionalización” durante largos períodos de tiempo y en ocasiones de por vida en instituciones psiquiátricas. Como es de conocimiento ya a esta altura del curso, ese tipo de modelo de atención , no hacía más que “aislar al enfermo de su medio” produciendo así una mayor discapacidad social y creando condiciones desfavorables que ponen en peligro sus derechos humanos.
Ya sabiendo esto de institucionalización, al hablar de desinstitucionalización, podemos decir que no se refiere “sacarlos a todos y dejarlos afuera, en la calle””, sino que es un proceso de las reformas psiquiátricas instauradas desde mediados del siglo 20 en un comienzo en Inglaterra y después en el resto de Europa. A la vez se articula una red social, comunitaria e institucional que hace que los pacientes pueden después insertarse en la sociedad de una manera más fácil. Con todo esto, se crean también los distintos sistemas comunitarios en salud mental y se instauran los servicios de psiquiatría en los hospitales.
Como resumen del documento “Desinstitucionalización de la atención psiquiátrica en América Latina y el Caribe 2020” se constata que todo este proceso ha sido lento e incluso estancado y que existen muchas barreras y facilitadores en el proceso de desinstitucionalización.
En todo este contexto, se firma en 1990 la declaración de Caracas que constituyó un hito importante en la acogida de estas reformas y promovió varias iniciativas a lo largo del mundo. Desde entonces se han visto importantes experiencias en varios Países de América Latina y el Caribe, las cuales han demostrado la posibilidad de mejorar la atención en salud mental.
ResponderEliminarDurante este período como ejemplo ,Chile comenzó a poner en práctica el proceso de reforma e incluyó una desinstitucionalización en el Hospital Psiquiátrico El Peral, disminuyendo sus pacientes a casi la mitad en un proceso muy similar al ocurrido algunos años antes el Hospital Psiquiátrico de Leganés.
Según el texto entregado de la OPS una estrategia para poder así terminar con los hospitales psiquiátricos , sería limitar el ingreso de nuevas personas más que el lograr sacar a las que ya están en este, y basandome en eso, me parece bien lo que propone la nueva ley de salud mental publicada hace poco, ya que presenta múltiples limitaciones para la hospitalización no voluntaria de los individuos y refiere que debe ser evaluada la persistencia de la hospitalización cada 30 días. Todo lo anterior ayuda a limitar las hospitalizaciones prolongadas y con esto la consecuencia que esta conlleva.
Para finalizar, me gustaría comentar que encuentro una excelente iniciativa la página que se nos envío (https://estrategiadesinstitucionalizacion.gob.es/) donde despues de haber revisado un poco en lo que consistía, se puede ver un gran avance y un gran modelo a seguir con respecto al modelo de atención de salud y a las personas en instituciones y que interesante saber que un gran porcentaje de personas desea que se potencia la vida en comunidad y que vivan con apoyos en domicilios particulares.
Es difícil el tema pues para cambiar de modelo necesitamos cambios a nivel político con leyes que promuevan la desinstitucionalización y protegan los derechos de los enfermos, además de cambios a nivel económico, social y cultural. Queremos evitar todo tipo de institucionalización, pero a la vez, se sigue usando mucho “el juzgar y el encasillar “a un paciente dentro de un diagnóstico, alejándose también de la sociedad y evitando su reincorporación a la sociedad. Entonces mi conclusión es que además debería existir el cambio de mentalidad y trabajar en evitar la institucionalización no sólo a nivel de 4 paredes, sino que también a nivel de las acciones que estamos llevando a cabo.
Saludos!
Hola Caro! Que importante el punto que tocas cuando dices "no se trata de dejar a estos pacientes en la calle". Creo que es nuestro rol como trabajadores del área de salud mental ayudar a dichos pacientes a vencer primero el miedo a la institucionalizacion (cuando sea necesaria) y a la desintitucionalizacion (haciendo hincapié que no es "dejarlos botados" como bien dices). Que nuestro foco siempre sea el bienestar de nuestros pacientes.
EliminarSaludos!!
Del material compartido, luego de leerlo y analizarlo hay algo que me hace mucho ruido y es cómo nuestra sociedad ha tomado el camino de creer que la "sobremedicalización" es lo correcto. Creo que la mayoría de los participantes de este blog hemos presenciado la polifarmacia y el sobrediagnóstico en nuestros pacientes. "Un medicamento para dormir, uno para despertar, uno para el ánimo, uno para el descontrol de impulsos..." Y así suma y sigue.
ResponderEliminarHace años la institucionalización psiquiátrica parecía ser la respuesta para alejar a estos pacientes que no encajaban en la sociedad y así esconderlos, privarlos de su libertad. Creo que hoy el camino correcto a seguir es la desinstitucionalización, pero guiada y acompañada. El hecho de participar como sociedad en la inclusión del paciente psiquiátrico ha demostrado avances importantes (encontré conmovedoras las historias de radio Nikosia en España y Taller de Expresión en Brasil).
No se trata de desentendernos de los pacientes, si no de acompañarlos en el proceso de entender su enfermedad, tratarse y poder participar activamente de la sociedad.
Debemos dejar atrás este estigma que tienen las patologías de salud mental, que sólo perpetúan malas prácticas y prejuicios discriminatorios.
No quiere decir que sea malo hospitalizar a quien lo requiera en su momento, pero con un fin claro que no sea esconder, si no buscar su bienestar.
Para ejemplificar esto último, recuerdo una paciente que se hospitalizó la primera vez a los 14 años por intento se suicidio. Esto fue recurrente durante años, entrando y saliendo de la unidad de corta estadía. La primera vez se podía ver el terror en sus ojos cuando se le informó sobre la hospitalización, pero finalmente lo internalizó como algo cotidiano en su vida y era ella misma quien rogaba que la hospitalizaran, muchas veces sin una razón evidente. Asumió que la institucionalización era parte de su vivir, pero no había un objetivo claro ni un propósito en ello.
Esto es algo que también debemos evitar, hacer creer al paciente que necesita la institucionalización, que "no hay nada más que hacer". Si le damos la oportunidad al enfoque comunitario de la psiquiatría y trabajamos en conjunto, siempre hay mucho más por hacer.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHola gaby!, al leer tu comentario estoy totalmente de acuerdo, y se me viene a la mente también como el sistema es tan adverso con los pacientes, pero también con nosotros como profesionales. Cómo la medicación se ha formado como una solución dulce, dentro de lo agrio de la realidad, donde he evidenciado, escuchado y hasta vivido, como dejamos alguna medicación porque sabemos que el paciente no podrá acceder en lo pronto a una óptima psicoterapia, y con una frecuencia de terapia acorde, por tanto nos dejamos caer en la medicación, como una forma de poder entregar "algo" a este paciente, una "medida parche" y una forma también de tener tranquilidad mental por el paciente. De este modo, quise plasmar también esta otra cara de la moneda, que va de la mano de aquella que plasmas muy bien tu comentario. De la dualidad del quehacer médico en salud mental, y cómo debemos encaminarnos a lograr un enfoque comunitario y menos biomédico en toda su expresión. Es impresionante como para hacer psiquiatría, debemos hacer política, economía, sociología...
EliminarEs así como cada día vemos los artículos de lectura, plasmados en la práctica, cómo la ideología de cada uno y del Estado tiñe todo el quehacer, cómo los encargos salen a flote en cada generación, siendo unos más preponderantes que otros, como el contexto sociocultural nos afecta, y como se debe lidiar dentro de todo esto, el poder realizar un enfoque reformista con los pacientes.
saludos compañera!
Hola Gabriela! he leído este comentario y estoy de acuerdo contigo, el proceso de desinstitucionalización es complejo pero debe ser realizado, por el bien de los usuarios, sus familias y también de las comunidades, pienso que una sociedad puede ser mejor cuando interactúa con opiniones, formas de ver la vida y experiencias diversas. Vivir en el encierro y creer que esa es una forma de vivir por tener una patología psiquiátrica es doloroso y se pierde el fin nuestro como profesionales de salud.
EliminarLos usuari@s en APS mencionan poco sobre de sus diagnósticos de salud mental y me pasó muchas veces que al preguntar directamente, creían que el decirlo de manera inmediata significaba que estaban "locos". Como dices, es importante responder y ser partícipes de la educación en salud, desmitificar ideas erróneas sobre las enfermedades mentales a nosotr@s mismos, los usuari@s y la sociedad.
Saludos.
Comentario de Carolina Vergara Drago: "Hola Gabriela
EliminarQue acertado comentario. Considero que lo que destacas es súper cierto, sobre todo con respecto al tema de los usuarios que “solicitan” entrar y reingresar a hospitalizaciones de corta estadía.
Ya que comentas esto, también se me vino a la cabeza una chica de residencia que solicitaba cada cierto tiempo el ingreso a uhcip porque “ la última vez no le puso todo el empeño y sabe que ahora si se recuperará “ o que solicita entrar 5 días y el fin de semana tener una alta progresiva para poder descansar.
Discutía con otro usuario de residencia que ingresaba porque el acuerdo era que “era su momento” y los códigos tenían que respetarse.
La manera de demostrarle que no era correcto el ingreso a corta estadía con sus requerimientos y según sus condiciones no era bien decepcionado y alteraba más su conducta.
A lo que voy con mi comentario y siguiendo el tema que nos convoca, es que si bien la desinstitucionalización se ha convertido en el objetivo con el paso del tiempo, tenemos que tener claro que es un trabajo complejo pero necesario. No podemos esperar que los usuarios lo vean como algo tan natural y como parte de su rutina o forma de “escapar”. Su “lugar seguro”. Hay que hacer un trabajo multidisciplinario y favorecer las condiciones externas y el ambiente para evitar estas situaciones. Si bien es algo difícil, creo que vamos encaminados a un mejor futuro.
Saludos!"
Hola Gabriela! Creo que es muy importante lo que dices de la polifarmacia y el sobrediagnostico, algo que hemos conversado mucho ultimamente. Al leer tu comentario me acorde que el otro dia en una reunion de residentes conversamos este tema de la polifarmacia y el poco acompañamiento o psicoterapia que logran tener nuestros pacientes. Como no tenemos las horas suficientes o el equipo suficiente quizas en APS, muchas veces toca medicalizar ya que sabemos que no podra tener la psicoterapia que deberia. Creo que eso nos puede haber pasado a cualquiera y es muy triste la verdad, contratan muchos medicos, pocos psicologos en general 1 por cada sector y quedamos "en pana" . o estancados . Hay mucho que mejorar ...
EliminarHola Gabriela
EliminarQue acertado comentario. Considero que lo que destacas es súper cierto, sobre todo con respecto al tema de los usuarios que “solicitan” entrar y reingresar a hospitalizaciones de corta estadía.
Ya que comentas esto, también se me vino a la cabeza una chica de residencia que solicitaba cada cierto tiempo el ingreso a uhcip porque “ la última vez no le puso todo el empeño y sabe que ahora si se recuperará “ o que solicita entrar 5 días y el fin de semana tener una alta progresiva para poder descansar.
Discutía con otro usuario de residencia que ingresaba porque el acuerdo era que “era su momento” y los códigos tenían que respetarse.
La manera de demostrarle que no era correcto el ingreso a corta estadía con sus requerimientos y según sus condiciones no era bien decepcionado y alteraba más su conducta.
A lo que voy con mi comentario y siguiendo el tema que nos convoca, es que si bien la desinstitucionalización se ha convertido en el objetivo con el paso del tiempo, tenemos que tener claro que es un trabajo complejo pero necesario. No podemos esperar que los usuarios lo vean como algo tan natural y como parte de su rutina o forma de “escapar”. Su “lugar seguro”. Hay que hacer un trabajo multidisciplinario y favorecer las condiciones externas y el ambiente para evitar estas situaciones. Si bien es algo difícil, creo que vamos encaminados a un mejor futuro.
Saludos!"
continuación del comentario anterior:De este modo, se fortalece el sistema privado, en desmedro del público, que pierde cada vez mas profesionales, más pacientes y en aquellos que no tienen la oportunidad de elegir otra vía por falta de recursos, el descontento, el hastío y la desesperanza viene seguro. De este modo, lo privado, se vuelve sinónimo de positivo, lo público, sinónimo de negativo y de poca calidad, la gente prefiere por este descontento y falta de confianza, el empoderamiento del libre mercado, y esta solución rápida, esconde lo que realmente debemos generar, una problematización real y solución por parte del estado, que nos garantice a todos las oportunidades de un buen sanar.
ResponderEliminarDesviat en su escrito señala que el escenario poblacional está lleno de factores adversos para la salud mental, frase muy cierta y que se puede ver reflejado en la dificultad para acceder y poder solicitar atención en los servicios de salud, específicamente en APS, viviendas no dignas, el endeudamiento, la dificultad para encontrar trabajo y que incluso al tenerlo, sea mal remunerado, la baja participación social, en fin son múltiples las causas externas pero que sin duda afectan elementos vitales de las personas.. y si un individuo se ve afectado, su funcionamiento también y el del resto con el que se relaciona, por eso es que tiene relación el hecho que el bienestar individual repercute en el bienestar poblacional y en el desarrollo económico y político, funcionando todo como un círculo vicioso. El entender esto, me permite dar relevancia al rol del medio social en la salud y enfermedad.
ResponderEliminarAlgo que se menciona en este artículo y en el de Correa Urizar, es el individualismo relacionado directamente con los modelos de gestión y la visión de una medicina reparadora. No sé si alguna vez fue desplazada esta visión, algo que es señalado por el primer autor. Desde mi punto de vista, la medicina puede ser reduccionista, en la práctica como una consecuencia de las condiciones y necesidades en sistemas de salud que siempre está en desventaja. Esa ha sido mi visión durante mi práctica profesional; por un lado, creo que tiene que ver con la naturalización del mundo de las aflicciones y las formas del tratamiento donde es mejor negar el rol de las relaciones sociales y por otro, no querer vivir las limitaciones que conlleva no poder modificar elementos del entorno del usuario. Finalmente, los cambios no se realizan desde la base si no que son meros parches. Desviat dice que los gobiernos buscan en el tratamiento la solución a las fallas sociales y los usuarios buscan un atajo a la felicidad. Creo lo mismo, no se valora al individuo como tal, si no que importan los resultados en salud y cómo esto impacta positivamente en la sociedad comparándose con otras. Mientras que los usuarios y porque no, nosotros mismos, tratamos de buscar la felicidad...
La conducta de los usuarios para ser felices y vivir con dignidad no es pasiva. Los usuarios en salud mental han vivido diversas situaciones de discriminación, prejuicios y abandono. El confinamiento tuvo mucho que ver en ello y en ese sentido el rol de las reformas, las agrupaciones de usuarios y sus familias ha sido un impulso para la lucha de su propia salud. El desplazamiento del modelo asilar es un resultado de estas medidas, entendiéndolo también que su permanencia implica ser un contenedor y no resuelve el problema errante de la locura como señala Correa Urizar. Iniciativas hacia una atención digna, de calidad, con la continuidad de cuidados y la permanencia en la comunidad debe ser el objetivo para los usuarios y es algo que he visto en mi práctica, específicamente en el Hospital Gustavo Fricke donde se realiza trabajo en equipo, se observa el trabajo como una praxis, se trata de lograr hospitalizaciones cortas e insertar nuevamente al individuo en la comunidad utilizando los dispositivos disponibles. Es aquí donde me hace sentido el trabajo comunitario como una labor en red, donde debe existir una interacción con los usuarios y las organizaciones. Es cierto que en la quinta región existen 2 hospitales psiquiátricos funcionando, pero creo que el cambio debe ser gradual, y que eso no implique un desmedro de la atención adecuada de los usuarios.
Hola Camila, gracias por tu interesante comentario. Con respecto a lo que mencionabas del Hospital Gustavo Fricke y su relación con otras dispositivos de la red, me parece importante rescatar el rol que otros profesionales de la salud mental juegan en función de la recuperación de la funcionalidad y la reinserción en comunidad de los usuarios. Como mencionabas, han tenido experiencias de vida cruzadas por la discriminación, los prejuicios y el abandono, y esta compleja realidad que habitan requiere de la capacidad profesional de más de un tipo de funcionario en variados contextos terapéuticos. Por lo mismo, concuerdo contigo en que la atención digna, de calidad, con la continuidad de cuidados y la permanencia en la comunidad es uno de los objetivos fundamentales en la terapéutica y empoderamiento personal de los usuarios y sus comunidades.
EliminarMe encantó la experiencia de Barcelona con los talleres de expresión y la radio, creo que lo que más me gustó y me impactó fue quizás ponerme en el lugar de las personas que participan y sentir su alegría o su bienestar por ser tratados como iguales y no como una persona que padece una enfermedad, creo que una de las cosas más importantes de nuestra especialidad y de la medicina es poder comprender el sentir del otro y respetar su autonomía. Entiendo que esto es lo que busca la desinstitucionalización y creo que hasta antes de leer los textos la creía más posible de lo que la creo ahora luego de las lecturas, es algo un poco extraño pero sobre todo con el texto de América Latina y el Caribe, hay un anexo donde mencionan las medidas para avanzar en el proceso de desinstitucionalización y ahí hay varios puntos que me hicieron ruido, por ejemplo:
ResponderEliminar- La reducción de los hospitales psiquiátricos, eliminar camas y cerrar la puerta de entrada: no puedo no pensar en todos los usuarios que vemos en la unidad de paciente agudo del hospital, donde si no tuviéramos la oportunidad de poder ingresarlos ellos no tendrían donde ir, muchos casos sociales, o con una red de apoyo precaria, de esas que uno sabe que cuando les demos el alta no los volveremos a ver hasta que nuevamente sufran una descompensación. Ellos en el texto lo plantean como una forma de “impulsar” el crear nuevas estrategias, pero creo que puede ser algo drástico donde podemos quedar con muchos usuarios en el “limbo”.
- La formación de profesionales y técnicos en salud, con este punto estoy completamente de acuerdo, creo que incluso es necesario reestructurar algunas mallas de formación. Por ejemplo cuando yo me formé como médico no teníamos un internado de psiquiatría, nuestras prácticas eran muy vagas y creo que no se le dio la importancia que merecía a la especialidad, luego como médico cuando me tocaba recibir internos me di cuenta que este patrón se repetía, existe una cultura de rechazo a la psiquiatría incluso desde nuestros propios colegas y eso lo aprenden los alumnos, por lo que si no partimos cambiando esto desde la raíz creo que será más difícil.
- Por último, quiero destacar el punto donde se refiere a los centros de salud mental comunitaria, ya que hablan de la capacidad resolutiva, de la atención multidisciplinaria, del trabajo intersectorial y del acceso a fármacos. Mantengo la postura de que en APS se pueden realizar muchas cosas pero que necesitamos entregarles más recursos, por lo menos lo que yo visualicé los años que trabajé en un CESFAM fue que teníamos 3 psicólogos, en total 66 horas clínicas para una población de 27 mil usuarios, horas médicas de visita para salud mental no existían, el trabajo comunitario era muy poco porque tampoco alcanzaban las horas para poder realizarlo y dar cumplimiento a la demanda de usuarios, y esto luego de la pandemia fue peor. Entonces si vamos a solicitar una mayor participación y queremos darle mayor protagonismo a los centros de atención primaria debemos inyectar recursos, sino tendremos equipos agotados, con mala atención y probablemente con alta tasas de ausentismo laboral.
Hola Gabriela! estoy muy de acuerdo contigo con lo que comentas, me resultó también bastante gratificante el leer las experiencias de Brasil y Barcelona, me alegra que sean instancias fuera del marco terapéutico en donde se puedan desenvolver plenamente, sin importar si tiene un diagnóstico de salud mental, sin el peso del estigma. Otro punto con el que concuerdo es cuando mencionas el texto de el caribe en donde se propone el hecho de cerrar los hospitales psiquiatricos y reducir camas, yo creo que es un buen fin tal vez mal ejecutado, tal como mencionas los pacientes pueden quedar en un limbo si es que esto no se aplica de buena manera, no es un cerrar por cerrar establecimientos, que pasa con los pacientes que no cuentan con una red de apoyo fuera? siento que hay una responsabilidad muy grande en eso y por último también creo que si se busca potenciar la labor de APS se necesitan más recursos, pero en nuestro sistema de salud esperar que APS pueda absorber la enorme demanda que hay por atencione, no sólo de salud mental, es muy dificil, debiese ser una trabajo mancomunado con el resto de sistema COSAM y hospital, que si bien puede estar escrito en el papel, en la práctica resulta algo muy diferente.
EliminarHola Gabriela, estoy totalmente de acuerdo con los puntos 1 y 3 de tu comentario, que, de cierta forma, van de la mano. No creo que la solucion sea el cierre de los hospitales psiquiatricos o su disminucion de camas porque la red no cuenta con los recursos necesarios para manejar esos pacientes de forma ambultoria. Sobretodo en APS, también trabajé en un cesfam y soy testigo de lo mucho que se exige pero a costa de muy pocos recursos tanto de profesionales como de insumos y otros. La lista de espera, por ejemplo, para entrar a salud mental infantil era eterna porque no todos los profesionales veian niños, la edad minima debía ser de 6 años porque no estaban los espacios ni las condiciones para manejar niños mas pequeños, las visitas domiciliarias debiamos muchas veces hacerlas en nuestros propios vehiculos y asi suma y sigue.
EliminarEl cambio debe hacerse, sí, pero este no peude ser tan drastico como llegar y cerrar hospitales para impulsar mejoras en un modo casi desesperado porque eso solo se realizará a costa del bienestar de los mismos pacientes y profesionales.
Buenas tardes, concuerdo con Gabriela en varios puntos. Me parece importante también, y una necesidad apremiante, el reestructurar las mallas curriculares del area de la salud. Yo también tuve en mi formación la experiencia de que la asignatura de psiquiatría en primera instancia estaba centrada solo en patologías, solo modelos "psi", en ningun momento se habló de "salud mental" o se dio una mirada de salud pública. Sumado a que el internado era en un hospital psiquiátrico (Hospital del Salvador de Valparaíso) por lo tanto uno salía con una visión bastante "manicomialista" de la psiquiatría, creo que una mirada más integral y mas aterrizada a la realidad de la APS me habría ayudado bastante sobretodo en los primeros años de ejercicio profesional como medico EDF, aún más para quienes deciden quedarse trabajando en APS. Lo mismo para otros profesionales, donde hay muchos que tienen un enorme desconocimiento de temáticas de salud mental y mantienen conductas estigmatizadoras. Sobre otro punto que mencionas, yo comparto tu opinión que un Modelo Comunitario no puede prescindir tampoco de una red de atención hospitalaria, al menos no abruptamente, no lo veo posible porque nuestros pacientes tendrán a lo largo de su vida descompensaciones por diversos motivos. Los centros ambulatorios carecen de la infraestructura y recursos para la atención de descompensaciones graves, estamos aún lejos de las experiencias de atención domiciliaria por ejemplo. Para los casos agudos siempre se va a necesitar de una adecuada infraestructura para poder otorgarles la atención que corresponde en ese momento. Sin embargo, lo que requiere potenciar es el que ocurre después, en como esta persona con trastorno mental grave se reinserta en la sociedad, donde tampoco tenemos la infraestructura adecuada, lo que si ayudaría a impactar en su calidad de vida.
EliminarHola Julio, agradezco tu comentario y profunda crítica al modelo de desinstitucionalización de la atención psiquiátrica respecto a que el sistema comunitario no ha logrado cubrir las necesidades de los personas con enfermedades mentales. Es una realidad y es uno de los grandes desafíos que ha presentado este modelo debido a que no solo se refiere a la liberación de la hospitalización sino también de como estas personas logran tener lo necesario en sus ambientes familiares, territoriales y sociales. comparto esta crítica y la duda válida de cómo es qué sacamos de la "hospitalización" a personas que no tendrán una red de apoyo real en el contexto social o incluso hogares protegidos, hospitales de día u otros dispositivos insertos en la comunidad si el contexto político, económico, social y cultural que lo rodea no es favorecedor en su proceso de inclusión comunitaria.
ResponderEliminarEn Chile, se vivieron los mismos procesos de desinstitucionalización que en otros lugares del mundo, pero a tiempos diferentes. Aquí hemos visto como los desafíos que supone el modelo, luego de poder retomar estos cambios post dictadura, han sido evidentes debido por una parte a la precariedad de los recursos destinados a la atención de la salud mental y por otro lado a las propias condiciones sociales existentes en nuestro modelo imperante neoliberal (profundo y extremo capitalista). En un primer lugar, nos vemos enfrentados a la falta de recursos y servicios adecuados en la comunidad, con un desarrollo insuficiente respecto a la escasez de profesionales, de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos adecuados, de dispositivos, de espacios de encuentro, de espacios de conversación. Pero por otro lado, y aun mas relevante a mi parecer, es el hecho de que, en la sociedad actual, que tiene una visión más individualista y materialista de su vivencia diaria (sin hacer un juicio de esto, sino que desde el efecto que produce y reproduce el propio sistema) tiende a perpetuar el rechazo y el estigma de las personas con patologías mentales. Recuerdo que, al hacer nuestro internado de Psiquiatría en el año 2016, nos llevaron a un hogar protegido que se ubicaba en la comuna de Providencia. Aquí, los pacientes, en su mayoría esquizofrénicos, tenían la posibilidad de vivir de manera más autónoma e independiente junto a otros compañeros residentes solo con una pequeña supervisión de dos apoderados, por lo general familiares directos de ellos que colaboraban en este proceso, y logrando organizarse en la producción y/o servicio de una panadería/pastelería donde hacían pan amasado, tortas y pizzas para vender, lo que les permitía desarrollarse laboralmente y obtener ganancias económicas para ellos mismos y su convivencia en aquel lugar. Eran muy responsables y funcionales, con sus diferencias individuales, pero lograban llevar este proyecto a cabo siendo muy enriquecedor para ellos. Sin embargo, en nuestra visita donde demostraron una gran y generosa humanidad, nos relataron la cantidad de veces que tuvieron una fuerte y poderosa oposición de agentes de las comunidades aledañas a los lugares donde ellos se instalaban para vivir, logrando que tuviesen que cambiarse de domicilio en reiteradas ocasiones. Tanto era el hostigamiento que las comunidades protestaban en contra de ellos, denunciaban y dejaban de comprarles y consumir sus productos para lograr que tuviesen que migrar a otros domicilios en otras comunas. En aquel momento tuve la sensación de que a todos nos impactó esta potente discriminación existente. Hoy y a propósito de este modelo, me cuestiono de manera más amplia el desafío que supone ya que no solo pesa la carencia del recurso técnico sino que además, existen otros muchos factores políticos, económicos y sociales que van a ir en desmedro de la línea del modelo comunitario que dice relación con eso, la comunidad. Es duro desinstitucionalizar personas para ponerlas en una comunidad que los rechazará profundamente. También es duro desinstitucionalizar personas para que no tengan posibilidades de tener un trabajo digno y si es que lo consiguen, estos trabajos son gatillantes de más patologías de salud mental por las condiciones propias de la actividad laboral en Chile y así sucesivamente. Queda mucho por hacer desde estos ámbitos y por supuesto que me motiva a seguir impulsando ese tipo de cambios que pudiesen aportar una base social sólida que soporte un modelo tan maravilloso en lo teórico pero tan difícil de instalar en la práctica, por lo menos en Chile.
ResponderEliminarMe hace mucho ruido lo que mencionas Annette en relación a tu experiencia del hogar protegido, en definitiva las personas con sufrimiento psíquico a pesar de ser responsables y proactivas en su tratamiento, con deseos de estar en su comunidad y con el apoyo del sistema sanitario, aún así se ven enfrentadas a altos índices de estigma y discriminación por una gran parte de la sociedad.
EliminarEsto causa mucha frustración, pero nos recalca nuevamente que un cambio de paradigma como es la salud mental comunitaria debe acompañarse de cambios más amplio a nivel social, educacional y cultural. Intervenir en múltiples niveles, especialmente en la infancia, donde la discriminación y competitividad del mundo adulto, afortunadamente aún no existen, ya que en ese momento no se discrimina al otro por su alteridad.
Gracias Annette por compartir tu experiencia, el proceso de desinstitucionalización tiene enormes obstáculos, y como bien ejemplificas uno de ellos es la propia comunidad, a través del estigma, de la exclusión, del cierre de oportunidades laborales o de desarrollo, o incluso llegando los comentarios burlescos. Aún persisten esos retazos, incluso en pacientes del COSAM se ven situaciones donde se ha perpetuado la idea del "encierro" de los pacientes, recuerdo un caso de un paciente con esquizofrenia de unos 60 años con los síntomas negativos mas marcados que he visto, incluso mi tutora me comentaba que es el caso más defectual que ha visto en su vida profesional, el paciente había brotado joven, pero su familia que era del campo lo mantuvo encerrado décadas, sin oportunidad de acceso a tratamiento hasta muy tarde en su vida. Tal como sucedía en el campo durante el siglo XIX o principios del XX. Y gracias a una señora, que no es familiar del paciente pero que lo acogió, es que él puede tener una compañía y una ayuda para acceder a tratamiento. Como bien dice Matías, es una ardua labor el poder cambiar de paradigma y una intervención multinivel, que en mi opinión es un trabajo de décadas, tal como cambió el paradigma desde el término de los manicomios.
EliminarNunca había escuchado de los hogares protegidos, muchas gracias por compartir tu experiencia. Es impactante que pese a que la sociedad Chilena ha evolucionado enormemente en temas de discriminación, pareciera ser que la semilla sigue plantada y brotando, perpetuando conductas que solo destruyen. Me impresiona que hay una invisibilización muy grande al respecto, y quizás una de las formas de enfrentarlo sería educar y desmitificar lo que las personas creen respecto a las patologías de salud mental. Siento que en la actualidad se han sobreutilizado términos de patologías sin que la gente sepa específicamente qué significan o el estigma que se genera solo de nombrarlo, dejando puesta una etiqueta que atrae resistencia a poder participar de espacios comunes, que es específicamente lo que intentamos realizar con los modelos comunitarios. El trabajo entonces debería considerar la posibilidad de comenzar a visibilizar estas situaciones, apuntando específicamente a un educación continua de la población, para que la salud mental sea una actividad en la que todos y todas podamos ejercer una participación activa.
EliminarEstimado Ignacio, me parece muy relevante y me asombro leer tu comentario, no sabias sobre la existencia de nuestros hogares y residencias protegidos, nosotros trabajamos con DTS. Donde nuestros usuarios con algún diagnóstico de salud mental son ingresados, postulados por nosotras las trabajadoras sociales de la unidad, tienen que cumplir con un perfil, principalmente aquellos que se encuentran abandonados, sin red de apoyo etc. Sería muy importante que todos los profesionales tuvieran la oportunidad de conocer uno para ver su funcionalidad desde dentro, yo te haré una invitación para que conozcas uno y así ustedes pudiesen fomentar y apoyar para que vayan en aumento, mostrar su verdadera importancia de que existan, el peligro que hoy presenta es su sustento económico para que continúen funcionando en cuanto a su infraestructura y personal.
EliminarMe parecen muy interesantes los textos y tema planteado esta semana, siento que es algo que debe ponerse sobre la mesa; siempre hablamos de la importancia del diagnóstico, tratamiento y la mirada integral hacia los pacientes, pero en ese contexto la reinserción siento que no ha sido tan desarrollada o tomada realmente en cuenta, si bien ha habido avances con el tiempo en devolver la “humanidad” a las personas que padecen de alguna enfermedad de salud mental, a mí parecer falta.
ResponderEliminarComo menciona Desviat en su texto, el número de personas que padecen enfermades de salud mental han ido en aumento debido a diversos factores, que no se ve vayan a cambiar ya que muchos están implícitos en los estilos de vida actuales o cambios que se han ido viendo como en el caso de la migración, refugiados por temas bélicos o percusión política, violaciones de los derechos humanos, etc y que estos problemas de salud mental no se restringen solo a países con bajo desarrollo. Si bien se ha logrado la incorporación de la salud mental en los sistemas de salud aún sigue siendo deficiente y en necesario que el Estado pueda asegurar que las personas puedan recibir atención, tratamiento y rehabilitación/reinserción.
Es super interesante en el texto de Correa Urquiza como plantea que la creación de nuevos espacios sociales de interacción y de “escucha social” se contraponen con los paradigmas de la psiquiatría biológica, el psicoanálisis y la terapias cognitivo-conductuales que son estructuradas desde un “individualismo metodológico” estandarizado. La realidad de exclusión y "sufrimiento social" exigen modelos asistenciales basados no tan sólo en la evidencia médica o psicológica, sino también social para devolver la autonomía y dignidad que desde mucho tiempo se ha creído que estos no poseen o simplemente se les ha quitado arbitrariamente.
Me resulta muy gratificante leer las experiencias de otros países como Brasil y España que se la han jugado por una nueva mirada permitiendo la resocialización de las experiencias y resignificación de sus vivencias, en espacios diferentes al ámbito terapéutico, a través del proceso artístico o los medios de comunicación, dando lugar a la creación de interacción social y de nuevas identidades sociales que tienen impacto en las vivencias de los pacientes. Ver que se puede realizar un trabajo mancomunado en favor de la reinserción da esperanzas de poder amplificar estas acciones y poder también desarrollarlas mucho más en nuestro país.
Actualmente durante la beca he visto como activamente se busca por parte del equipo de psiquiatría no sólo la mejoría en el estado mental del paciente sino el enfoque a como ayudar a que sea funciona y pueda reintegrarse posterior en el caso de las hospitalizaciones ya sea en UHCIP o en hospital de día a actividades que antes podía haber desarrollado, ya sea laboral o participación de algún grupo social. He visto como entre los pacientes del hospital de día han formado una agrupación en la cual gestionan actividades apoyadas por el equipo de salud que van más allá de los espacios terapéuticos, actualmente están organizando un campeonato de fútbol con apoyo de la municipalidad de Angol.
A pesar de tener una mirada crítica en el sistema de salud mantengo esperanza de poder lograr cambios desde la mirada integral de nuestros pacientes, de cambiar paradigmas asociados a la atención, diagnósticos, tratamiento y por supuesto no dejar de lado la reinserción, que podamos ser médicos que van más allá de dar un medicamento y citar a un próximo control, sino que tambien velemos por el bienestar social de nuestros pacientes.
Las lecturas de esta semana se mantienen fundamentalmente en la línea de los temas que veníamos conversando en las clases previas: la psiquiatría comunitaria pero, además, agrega una nueva rama de cuestionamiento: la desinstitucionalización de la salud mental.
ResponderEliminarPersonalmente y, luego de leer los artículos dela clase, la me parece un tema bastante complejo. Estoy completamente de acuerdo en que sí, es necesario evitar la hospitalizacion de los pacientes psiquiátricos y entender las enfermedades mentales como un tema no solo biológico o neurológico, sino también social, pero no creo que la solución sea cerrar completamente los hospitales psiquiátricos, sino mas bien cambiar el enfoque de su objetivo. Actualmente y, como lo señala el articulo de Martin correa Urquiza y Thomas Silva, en los hospitales psiquiátricos “la enfermedad mental se convierte en un problema de ajuste de tratamiento psicofarmacológico y no es una realidad que es también biográfica, familiar, social, economina y política”, en otras palabras, es un poco lo que pasa en los recintos penitenciarios al menos en Chile: no existe una política de reinserción. En los hospitales psiquiátricos tenemos a los pacientes en condiciones “ideales”, con rutinas rigidas, control de medicamentos, sin exposición a la realidad, distraídos con talleres de arte o huertos en algunos casos, pero no les entregamos herramientas para mantener esa estabilidad en una sociedad que, además, es cada vez mas hostil.
En estas ultimas semanas he estado rotando en la UHCIP, la unidad de cuidad de cuidados intensivos en psiquiatría infantojuvenil, donde las hospitalizaciones en general van entre 2 semanas a un mes, pero muchos de los casos son usuarios que están constantemente ingresando porque dependen de un tercero que tampoco cumple con entregar las condiciones sociales necesarias para mantenerlos estables, un sistema educacional muchas veces poco empático y un sistema de protección a la infancia que deja mucho que desear también.
Hay usuarios que en ocasiones realmente están muy descompensados y necesitan ser ingresados a la unidad, porque los servicios de pediatría o medicina tampoco cuentan con los espacios o personal habilitado para manejar estos pacientes. Lo mismo pasa en atención primaria, por ejemplo, para el tratamiento de pacientes crónicos. Entonces así se sigue alargando la lista de espera para ingresar a la unidad a los pacientes muy descompensados, la lista de espera de para evaluación en atención secundaria o manejo por especialista e incluso la lista de espera para ingresar al programa de salud mental de atención primaria. Es un circulo vicioso.
Por lo mismo, no creo que la solución vaya en la desinstitucionalización propiamente tal, sino en lo que se hace en ella y en toda la red de salud, lo cual nos lleva a la necesidad de un cambio no solo en la mentalidad de la sociedad como tal, sino que cambios en políticas publicas y aumento de recursos a la salud mental, asi como también en las condiciones de vida de la sociedad; lo que me lleva a insistir nuevamente en el punto que mantuve durante un debate que mantuvimos con un compañero por el chat de la clase anterior y que también lo afirma Desviat en su artículo: lo queramos o no, estemos de acuerdo o no, esto sí es un tema político.
Muy de acuerdo contigo Daniela, la temática abarca mucho más que los aparentes, abarca elementos además de los más aparentemente obvios, elementos sociales, políticos, económicos, conductuales, organizacionales.
EliminarDentro de uno de los textos se menciona lo siguiente: "En este caso, la reificación supone la transformación del enfermo en mercancía, la preeminencia del management sobre el sufrimiento, pero también la desocialización de la aflicción y la enfermedad en beneficio". Me gustaría señalar la tremenda importancia de lo previamente expuesto, mientras el enfermo sea mercantilizado, sea estigmatizado, sea desocializado, es un ente invisible, y por ello, en tanto, no opone resistencia ante el sistema. Ante un sistema que avala la estigmatización de la cual todos hemos participado sin tal vez habernos dado cuenta, y ayudando en la producción del mismo, pero lecturas como estas nos hacen sentir vivos, nos dan esperanzas en hacer de nuevas maneras la construcción de una nueva salud mental en psiquiatría.
PARTE 1
ResponderEliminarMe pareció muy enriquecedor y continuador del proceso reflexivo que ya hemos ido construyendo en las sesiones anteriores los textos de esta oportunidad, ya que me permitieron el poder continuar con el proceso de análisis y reflexión sobre la importancia que nos aporta este curso sobre ser capaces de tener una visión mucho más amplia y sobre todo critica de la psiquiatría y la salud mental y no solo limitarnos a nuestra “función exigida” por la misma profesión y sociedad, como muy bien se vuelve a recalcar en los textos, que “la clínica no acabe en el diagnóstico y la prescripción farmacológica”. Y es que en la senda que hemos ido construyendo y analizando sobre el proceso de desinstitucionalización y desmanicomializacion de la psiquiatría, me pareció muy interesante poder ir aterrizando con uno de los textos de esta sesión acerca de la realidad en las que nos toca desenvolvernos en América Latina y el Caribe, ya que se puede ver de manera mas concreta y cercana como se ha ido llevando el proceso de reforma hacia la psiquiatría comunitaria y sobre todo los logros y desafíos que aun quedan pendientes y sobre todo las barreras existentes, y que uno puede ver en el día a día en el desarrollo laboral, ya que esto me permite conectarme con mi pasado rol como medico en el programa de salud mental de APS, donde como muy de acuerdo se explicita en este texto, la atención primaria es clave para lograr los objetivos planteados y sobre todo en situaciones donde las dificultades económicas son mayores, pero a la vez uno se encontraba con barreras tan patentes como la falta de medicamentos que provocaba la descontinuación de tratamientos, la falta de capacitaciones y mayor comunicación con en el nivel secundario y terciario y viceversa y sobre todo con la realidad donde muchas veces los tratamientos de los usuarios se reducían a como muy bien plantea el texto “el ajuste psicofarmacológico” y olvidando el rol social que hay detrás ya que como muy de acuerdo se plantea en otro parte: “con los nuevos modelos de gestión hay un cambio de mentalidad sanitaria, una vuelta al individualismo y la medicina reparadora”.
Ahora el texto de “la evidencia social del sufrimiento” lo encontré muy interesante en múltiples aspectos ya que nos invita a reflexionar acerca de por un lado reconociendo los avances y logros de la psiquiatría comunitaria, por otro nos invita a preguntarnos si la tan aplaudida desinstitucionalización, que claro por un lado se puede “objetivar” en los cierres de los manicomios como lugares físicos, no se disfrazara en la actualidad y se perpetuara de cierta manera como utilidad para el modelo socio económico actual. Esto lo pienso en que como se plantea la Psiquiatría comunitaria no corresponde a los COSAM, ni Hospitales de Dia sino al trabajo que se realiza en la comunidad y con la comunidad. Esto se ve en la práctica como residente ya que uno ve que los usuarios transitan de dispositivos en dispositivos, muchas veces uno pensando que habría otras instancias u objetivos a trabajar en conjunto que no se lograran en estos lugares sino logrando una real y efectiva rehabilitación psicosocial, lo que me resuena con la frase “usuarios re institucionalizados en un nuevo modelo descentralizado”. Esto me hace pensar el cómo las políticas neoliberales en salud mental y los modelos hegemónicos en psiquiatría confluyen para producir una mercantilización del sufrimiento, centrando la atención en la supuesta enfermedad mas que en el enfermo y sobre todo olvidando que la realidad que también es biográfica, familiar, social, económica y política, concordando que para que se pueda avanzar hacia los verdaderos cambios que necesita la reforma, debe ir en conjunto con una política global y cambios en la sociedad como tal, ya que no se reduce a la lucha entre lo biológico, psicológico y social sino en el conjunto que nos permita analizar que modelo de sociedad queremos y en cuanto a la salud mental y nuestros usuarios.
PARTE 2
EliminarCon relación a esto último, me pareció espectacular los ejemplos que se plantean en el texto sobre estas dos iniciativas que de todas formas aplaudo, ya que como bien se plantea permiten que el actor social con sufrimiento mental sea comprendido de forma holística, a partir y validando sus narrativas que permiten desmitificar o desvelar preconceptos y prejuicios establecidos socialmente en relación con las personas con problemas mental. Ahora el punto que me pareció muy novedoso es que esto se realice fuera de lugares tradicionalmente clínicos o terapéuticos, ya que, si bien se plantean otros objetivos, al final de cuentas como se plantea si pueden terminar aportando bastante en el rol terapéutico y sobre todo de verdadera rehabilitación y re inserción social y sobre todo poder dar el lugar que necesita y merece los relatos que nos permiten conocer un escenario social caracterizado por la exclusión y el estigma, además de que permitían denunciar un sistema social y de salud basado en la desigualdad que no podría reducirse a “discursos enfermos” y nosologías ajenas al contexto de vida de la afectada.
En resumen, los textos fueron muy útiles y relevantes para continuar con el proceso reflexivo que permite ir uniendo la parte teórica con nuestras experiencias clínicas donde nos ha tocado desenvolvernos y sobre todo de vida ya que como entes partes de un equipo de salud mental, también hemos o podemos ser usuarios y como se dice “estar del otro lado”. Concuerdo con que la Psiquiatría comunitaria es el modelo que nos permite humanizar y dignificar a los usuarios y tener mejores resultados y si bien uno puede ver sus avances y logros, también se plasma los temas pendientes y barreras, los cuales si bien uno a veces se queda con la realidad micro, siempre es necesario ampliar la mirada y tener una visión crítica del modelo económico y de sociedad presente y si bien a veces puede terminar siendo pesimista ver esto, a la vez creo que puede ser una invitación para ver que siempre se puede hacer algo que permita ir sumando y avanzando de menos a más y día a día.
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ResponderEliminarEn esta sesión, se realiza una mirada más profunda al proceso de desinstitucionalización en psiquiatría, enfocándonos en estrategias locales a nivel latinoamericano y por otra parte, en el texto de "La evidencia social del sufrimiento", se releva una dimensión significativa del sufrimiento como es la social.
ResponderEliminarEn relación a este último tema, siento que es un área que previamente en mi trabajo como médico general en APS tenía más bien invisibilizada o mejor dicho minimizada en comparación a otras áreas de intervención, es decir planificábamos intervenciones desde el punto de vista médico y psicológico a los pacientes, pero pensábamos que con eso ya habíamos realizado la mayor parte del tratamiento.
Sin embargo, afortunadamente este año he tenido la oportunidad de, en mi rotación de psiquiatría ambulatoria en el COSAM de El Bosque organizar junto a mi compañera María Cristina un taller de psicoeducación para pacientes con trastorno de ánimo bipolar, resultando en un espacio más allá de simplemente enfocado en lo "psi" (como plantea el texto), si no de hablar de las personas detrás del diagnóstico, al comentar cosas cotidianas que les habían sucedido en la semana, pero también compartiendo elementos íntimos de su biografía, generando un espacio seguro de colaboración y construcción de experiencias en conjunto.
En una de las sesiones abordamos el tema del estigma y las etiquetas diagnósticas y temas que para ell@s son fundamentales como: ¿Cuándo (y si es que) comento mi diagnóstico en mi lugar de trabajo? ¿O en una relación de pareja?. Parecen situaciones cotidianas en la vida de las personas, pero no me había percatado personalmente de lo complejo que puede resultar en situaciones que han percibido como estigmatizadoras.
Respecto al documento de la OPS me cuestiono sobre por ejemplo la alta rotatividad de médicos en APS y que lamentablemente no todos tienen interés o sensibilidad en temáticas de Salud Mental, aspecto que fue comentado por mis ex compañeros de trabajo, al momento de irme para empezar la beca. Lo cual me deja pensando en que si hubiera una mejor capacitación y sensibilización en la enseñanza de pregrado, no dependería de "él o la" médico que tiene interés en SM para que los pacientes en APS reciban una atención de calidad en salud mental
Muy interesante tu comentario, Matías. Me llama mucho lo que comentas respecto al relegar a un segundo plano el sufrimiento social, tal como suele ocurrir en la práctica clínica habitual. Es increíble como podemos perder el horizonte en ocasiones enfocándonos sólo en síntomas físicos, RAMs a medicamentos, manifestaciones psicopatológicas, etc; con lo cual olvidamos que tenemos una persona al frente, cuya vivencia va más allá de ser meramente un "bipolar" o un "esquizofrénico" más de los que vemos en el día a día. Pocas veces nos detenemos a pensar en los múltiples roles que pueda tener el paciente en su vida personal, y nos quedamos solamente con la cara visible de su rol de enfermo, con lo cual pasamos por alto las dificultades sociales que sufre en su día a día.
EliminarMe parece que en el ámbito de la consulta clínica de control es bastante propicio que se nos pasen este tipo de cosas y, en vista de eso, me llamó mucho la atención tu experiencia en el taller que desarrollaron. Un ambiente mucho más horizontal y participativo sin duda resulta más adecuado para acercarse a estas otra esfera del sufrimiento que es lo social.
Saludos.
Estimado Matías, acabo de leer tu comentario, y me di cuenta que los dos contamos de nuestra experiencia con el taller de psicoeducación. Creo que nos ha marcado y enseñado mucho, a veces pienso que nosotros hemos aprendido más que lo que les hemos entregado a las participantes del taller. Ha sido una experiencia muy enriquecedora para todos, y creo que ha sido algo que les ha servido y ayudado mucho a las usuarias. Creo que es importante generar mas instancias así, en donde se cree una identidad fuera de la identidad paciente/enfermedad, para así seguir luchando contra el estigma de la salud mental. Aprovecho de agradecerte todo tu trabajo, compañerismo, motivación y esfuerzo, ha sido un verdadero gusto construir y realizar este taller.
EliminarPrimero que todo, quería comentar que me llamaron la atención bastante las experiencias narradas en el texto de “la evidencia social del sufrimiento” de aplicación de nuevos espacios donde las personas con trastornos mentales mayores puedan expresarse e integrarse en la comunidad, fuera del espacio terapéutico de instituciones. Destaco a experiencia de talleres creativos llamado “caleidoscopios narrativos” realizado en Brasil, donde se otorgó a los pacientes un nuevo espacio donde pudieran resignificar sus vivencias y sus narrativas sociales. Me llamó la atención el relato del caso de Bela, quien anteriormente solo había sido vista como una paciente portadora de un trastorno de salud mental grave, con una historia bastante accidentada de hospitalizaciones y de una vida en situación de calle, pero que en este espacio seguro pudo sacar a flote toda su creatividad, con la creación de unas obras que además de llamativas y originales, tenían mensajes potentes. Fueron obras creadas fuera del setting terapéutico (medico-paciente o terapeuta-paciente) donde ella encontró una pausa a una vida difícil, una pausa, un lugar de expresión. A través de sus representaciones artísticas expresaba fragmentos de su biografía, sobre todo su historia de vida en la calle, los peligros a los que se vio expuesta, la hostilidad que ha recibido a lo largo de su vida y sus deseos de mejorar (salir de la calle, casarse). Una frase textual de ella decía: “Estoy aquí para leer y escribir como en un colegio, porque yo quiero contar mi historia”. Ella y muchos pacientes tienen mucho que decirnos, lo vemos a diario con nuestros pacientes, por ejemplo los pacientes con esquizofrenia, son más que su diagnóstico, fuera de sus limitaciones, tienen una vida, un trabajo, una familia, tienen opiniones también y tienen también derechos como ciudadanos. Es lo que el texto menciona como una mirada etnográfica, que es un “estar entre” y que ofrece un escenario de recuperación de identidades dañadas o perdidas, o de creación de una nueva, donde se colocan al mismo nivel los saberes expertos (clínicos) y los populares, es decir, la creación de un nuevo saber desde las propias vivencias de quienes padecen trastornos mentales.
ResponderEliminarUn segundo tema importante, es que se destaca en los textos que el Modelo Comunitario de Salud Mental requiere un sistema de salud y de servicios sociales público, que garantice prestaciones universales y equitativas, y la amenaza del modelo neoliberal para su subsistencia, las visiones con tendencia al reduccionismo de las llamados modelos “psi” que focalizan la atención solo en lo individual. Nosotros en nuestro país tenemos un sistema público de salud que de forma heterogénea ha aplicado el modelo comunitario, destacando la región metropolitana con un mayor desarrollo y motivo por el que escogí este campo formador, y otros donde no está desarrollado y persiste la visión biomédica, tradicional, de enfermedad mental, como mi comuna de origen (Viña del Mar) donde ejercí como médico EDF, donde no había un COSAM y la salud mental quedaba a merced de la capacidad de atención de un CESFAM sobrepasado por su crónica falta de recursos (como la mayoría de los CESFAMs) y de un hospital base también con recursos bastante limitados para las atenciones de psiquiatría, y con un modelo de atención a nivel de especialidad tradicional y netamente biomédico, centrado en tratar patologías y con ausencia de cualquier iniciativa de rehabilitación y reinserción comunitaria. Como el CESFAM está inserto en la comunidad, y pese a las dificultades burocráticas para lograr espacios de promoción y prevención en salud, desde hace muchos años, y gracias a la iniciativa de una asistente social, es que se logró aplicar un espacio de talleres de Mindfulness, que era dirigido a los pacientes que pertenecían al programa de salud mental y con una excelente recepción por parte de ellos y con buenos resultados en cuanto a participación, y en lo que respecta a generar un espacio de expresión fuera del ámbito terapéutico del box de atención.
Como es mencionado en los textos es que pese a que hemos dejado atrás el modelo custodial (o manicomial), aún estamos viviendo en nuestra sociedad contemporánea una paradoja respecto a la rehabilitación de pacientes con trastornos mentales; por un lado el intento de poner en práctica iniciativas de tratamiento e inserción social, pero por otro lado el esfuerzo continuado para no reproducir las inercias del modelo manicomial, como la exclusión, el estigma, la vida tutelada, entre otros. Aún se mantiene una reclusión (sin paredes) de las personas con trastornos mentales en los “no-lugar”, como la historia de Bela en su vida en situación de calle. Puede ser también las estaciones, las plazas u otros ambientes urbanos. Si no hay espacios de inclusión en la sociedad, si estas personas no tienen una participación activa y no ejercen sus derechos ciudadanos, sin salir de la lógica del “control” ¿Qué diferencia tendríamos entonces respecto al modelo manicomial?
EliminarLeyendo tu comentario, recordé que no escribí en mi comentario lo lindo y lo profundo que me llegó el caso de Bela que, a través del arte, logró expresar su sufrimiento, saliéndose de la etiqueta de “patología de salud mental” que muchas veces hace que invalide el discurso y pensar de las personas.
EliminarEsto me hizo recordar la historia de una paciente con diagnóstico de Esquizofrenia que vi en el CDT, la que no participa en un programa como los mencionados en los textos, pero que si está integrada en su entorno: tiene la costumbre de siempre llamar al programa de una radio y hablar con el interlocutor, que la escucha como a cualquier otra persona, y, no solo eso, sino que también tiene unos vecinos que administran una mini pyme de comida casera que la han integrado, dándole pequeñas labores que cada vez son mayores. La alegría de la paciente de ser vista como un ser humano y no como una persona con esquizofrenia me tocó profundamente y me hace pensar lo sencillo que es muchas veces hacer a las personas partícipes de la comunidad y que, pequeñas acciones pueden generar grandes cambios en las vidas de otros.
Pienso, y recalco lo que dije en mi comentario, que podemos ir generando pequeños cambios mientras nos mantengamos críticos, valoremos lo simple y sigamos con nuestra visión en pro de la comunidad
Sin dudas resulta interesante continuar profundizando en el tema de los procesos de desinstitucionalización a lo largo del mundo. En esta ocasión, personalmente, me pareció sumamente interesante la lectura de la orientación técnica de la OPS titulada “Desinstitucionalización de la atención psiquiátrica en América Latina y el Caribe”. En esta lectura sentí que poco a poco iban cobrando sentido los distintos términos y conceptos que he ido conociendo en estos meses de beca, el sentido de por qué existen los COSAM, los Hospitales de Día y como estas nuevas unidades reman a favor del modelo de psiquiatría comunitaria que se busca desarrollar en Chile.
ResponderEliminarEn este sentido, queda clara la necesidad de abandonar el modelo manicomial centrado en la atención hospitalaria cerrada, por ser poco humano e ineficiente, en pos de avanzar hacia el trabajo desvinculado desde lo asistencial, insertado en la comunidad y con participación activa de los usuarios, constituyéndose como agentes protagonistas en determinar su propia salud. Para estos fines, se comenta en la bibliografía la importancia de la participación ciudadana, del empoderamiento de la población y de la toma de conciencia de su rol protagonista en la determinación del tratamiento de los trastornos mentales. Por ejemplo, en la orientación técnica ya mencionada, se habla de 4 componentes fundamentales para lograr desarrollar un modelo de atención en salud mental comunitario: una red de atención primaria con capacidad de manejar problemas de salud mental, una red de unidades de atención de salud mental descentralizadas y vinculadas a la comunidad, una comunidad informada y proactiva, y que los familiares de los usuarios de la atención en salud mental acepten el cambio y se comprometan con la reinserción en la sociedad.
Es precisamente en los últimos 2 puntos donde siento que más nos falta a nivel nacional para seguir avanzando hacia lo comunitario. Sin lugar a dudas en APS se hace lo que se puede con la sobrecarga laboral a sus funcionarios y los escasos recursos y arsenal farmacológico para manejar la inconmensurable demanda en salud mental existente a nivel primario; y también resulta evidente que cada vez proliferan más los COSAM, Hospitales de Día, entre otras unidades insertadas en la comunidad que buscan distanciarse de la lógica controladora del manicomio. Sin embargo, en términos de tener una ciudadanía realmente empoderada con respecto a su salud mental, siento que queda un largo camino por recorrer; generalmente el paciente y su familia acuden al sistema buscando indicaciones, órdenes que les digan qué hacer y qué no hacer, y en este sentido no existe una verdadera motivación a cuestionar y hacerse partícipes de su propio tratamiento (incluso, en ocasiones se extrañan cuando uno les pregunta qué opinan respecto a las indicaciones, o si están de acuerdo con ellas). Siento que el modelo comunitario ha avanzado tremendamente en nuestro país (o al menos en el SSMS, que es el que más conozco), pero mientras no haya un cambio más macro que influya sobre la visión de la población general respecto a la salud y enfermedad mental, ya sea mediante la educación, mediante el trabajo con los medios de comunicación para proyectar una imagen más realista sobre los pacientes psiquiátricos o mediante la promulgación de leyes que apunten a una vida más digna y satisfactoria para nuestros pacientes; mientras no existan estos cambios más profundos, continuaremos quedándonos cortos en cuanto al avance de lo comunitario, llegando este incluso a estancarse o retroceder, al chocar contra las limitantes estructurales.
Es interesante el punto al que se refiere Nicolás, específicamente el empoderamiento del paciente y de su familia en el contexto de la salud mental comunitaria. Me ha pasado numerosas veces ahora que estoy rotando en un COSAM ( y también me pasaba en APS) que los pacientes muchas veces no saben por qué están ahí en esa citación particular: "me dijeron que viniera hoy", "creo que es por la receta", " no sé quien me atendió el otro día", entre otras.
EliminarEn parte (en mi opinión) esto ocurre por la predominancia aún existente (cada vez menos) del modelo biomédico y pensar sólo en los fármacos como "la" atención más relevante, y también por no tener claro en la población sobre cuál es la función de cada miembro del equipo, por ejemplo cuál es la función del terapeuta ocupacional, qué metas lograremos, por poner un ejemplo.
En definitiva debemos reforzar la educación sobre la necesidad de un tratamiento transdisciplinario y fundamentalmente centrado en el paciente, por lo que él/ella debe ser el actor principal y empoderado en su tratamiento
Hola a todos, quisiera comentarles lo que más llamó mi atención de las lecturas, que fue el concepto de la búsqueda de una nueva forma de interacción fuera del ámbito nosológico y exclusivamente terapéutico, que superase el paradigma de enfermedad-curación para rescatar el mundo social de los pacientes. Logrando una metodología de escucha social no limitada a la escucha monológica de las ciencias “psi”, que puede reducir las vivencias a una racionalización psiquiátrica de “delirios” y “discursos enfermos”, y en esta medida, omitir las narrativas que muchas veces están llenas de denuncias, de intentos de reconstruir sus vidas cotidianas, de recuerdos y de sus subjetividades luchando por su autonomía. Creo que algo parecido hemos vivenciado en los talleres de psicoeducacion de TAB que estamos realizando con mi compañero Matías, en donde no tenemos un rol de tratante directo, por lo que no estamos preguntando sobre la sintomatología de las participantes, su adherencia a su tratamiento farmacológico, etc, si no que somos todos personas teniendo una conversación sobre distintos temas, en donde las participantes del taller no están siendo reducidas a “ser bipolar o tener TAB”, si no que se genera un ambiente de conversación muy enriquecedor (para usuarias y residentes), donde se comentan de aspectos sociales, el estigma, sus vidas, sus familias, etc, en un marco de respeto y horizontalidad, comiendo galletas y tomando jugo. Y las participantes nos han mencionado lo felices y agradecidas que se sienten de tener un espacio así, en donde no se sienten tratadas como alguien diferente, donde tienen un rol y una identidad más allá de la idea de enfermedad/paciente. Creo que es importante potenciar la creación de espacios que creen nuevas identidades y roles que vayan más allá de “tener una enfermedad” o por ejemplo de “yo SOY bipolar/esquizofrénica”. Igual quiero aclarar que esto no significa que no haya que mantener los espacios de controles individuales con el equipo tratante, donde si hay que preguntar de la sintomatología, tratamiento farmacologico, etc, si no hay que crear un nuevo espacio complementario.
ResponderEliminarTambién creo que el proceso de desmanicomialización, deshospitalización, desinstitucionalización, aun no está terminado y se tiene que seguir trabajando para su crecimiento y potenciación.
Muy interesante sus experiencias con Matias en los talleres de psicoeducación, gracias por compartirla!. Tamién, llamo mi atención las experiencias compartidas en el texto de estas instancias que permiten desarrollar a las personas con problemas de salud mental el ser escuchadas saliendo "de su etiqueta" y "reidentifican" en otro rol, comparten su experiencia de vida como individuo y no necesariamente como una "persona con", algo de esto nos comentaba el profesor Martín Correa-Urquiza en la primera clase. De todas formas, estoy de acuerdo contigo kitty que no es posible eliminar la instancia de controles clínicos y si necesitamos seguir generando estos tipos de "talleres" o de instancias que permitan la educacion e información a la sociedad y combatir el estigma. Gracias por tu comentario!
EliminarDentro de los textos se abordan temas interesantes que ya habíamos comentado en algunas clases anteriores, como los cambios socioeconómicos y políticos en base la perspectiva neoliberal, “la mercantilización el sufrimiento” de los pacientes, o la increíble magnitud de los trastornos de salud mental en todo el mundo.
ResponderEliminarHe podido ser testigo del impacto que tienen los diagnósticos psiquiátricos o “etiquetas psiquiátricas”, y como estas pueden repercutir negativamente en las experiencias de algunas personas, el estigma, y de cómo se ha catalogado por la sociedad a los pacientes de salud mental como “sujeto contaminante” que necesita ser excluido, o justifican la marginación social. Hoy, pienso que entiendo mejor la “resistencia” por algunas personas frente a ciertos diagnósticos (como por ejemplo, ante el diagnóstico de esquizofrenia), que incluso por este rechazo ante el diagnóstico, terminan también alejándose de los centros de salud y abandonando tratamientos farmacológicos.
La propuesta a trabajar, como lo expuesto en el texto de la OPS o en base a la “reforma psiquiátrica”, en un modelo psiquiátrico de deshospitalización, basado en redes comunitarias y enfocado en la rehabilitación psicosocial (aunque en nuestro país siguen existiendo hospitales psiquiátricos, perpetuando roles pasivos y dependientes), me doy cuenta que aún es necesario fortalecer, articular e integrar la red de salud mental en conjunto con la APS y los hospitales generales (aún nisiquiera la comunicación entre nuestros centros es clara, perteneciendo a la misma comuna), fortalecer los servicios residenciales, y las voluntades políticas son esenciales para llevar a cabo este proceso, pero, la integración con nuestros pacientes y sus familias son un apoyo en el que debemos seguir avanzando para contribuir a este objetivo.
Son muy interesantes los ejemplos entregados en los textos y la realidad psiquiátrica en Brasil, donde se han logrado crear espacios alternativos de escucha, donde las personas con problemas de salud mental puedan expresarse y ser entendidas en términos más amplios (donde se consideran aspectos propios subjetivos de la experiencia de cada persona). Además, permite difundir y entregar información para avanzar en la lucha contra el estigma. Es importante desafiar la visión patologizante y permitir la construcción de identidades (redefinición de identidades y no caer en “etiquetas”), como también lo mencionó el profesor Martín Correa-Urquiza en la primera clase.
Sin lugar a dudas, el estigma social aún repercute y es parte de nuestra tarea trabajar e informar al respecto. La invitación que rescato de los textos, y con la que estoy de acuerdo, es a evitar caer en enfoques reduccionistas como psiquiatría biológica dejando de lado los aspectos sociales y psicológicos, o la experiencia subjetiva de cada persona, y debemos contribuir a la lucha contra la desinformación y el estigma de las patologías mentales, manteniendo la colaboración por sobre la competencia.
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EliminarFelipe, buenas noche. Muy interesante tu comentario, y estoy de acuerdo en varios aspectos, también me gustaría agarrarme de tu parte final para desarrollar una idea basada en uno de los textos, me refiero a "La evidencia social del sufrimiento.." Quería citar de este texto lo siguiente: "Las ópticas neoliberales mercantilizan el sufrimiento, transformándolo en ratios de financiación." "Se trata de paliar la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la depresión mayor y no tanto escuchar y comprender la voz afectada".
EliminarSiento algo de tristeza al leer y escribir este fragmento, ya que resulta triste que las personas vulnerables, o sufrientes sean vistas como objeto de lucro mercantil. Resulta duro aquilatar, que mientras la rueda de la mercadotecnia financiera siga en marcha, haciendo diagnósticos cada vez más precisos y encasillados, y más producción de fármacos, todo pareciera ir viento en popa, pero dejando de lado el gran daño que sufre el paciente, que sufre la persona, con ese tremendo rótulo que lo encasilla, lo encuadra, lo deja en una categoría que en si misma lo limita, y lo estigmatiza. Resulta duro ver las faltas de esperanzas de tantas personas estigmatizadas, pero por esto, creo que nuestra generación tiene una gran oportunidad de generar aportes, e impactar en las problemáticas tan dramáticas y soslayadas de las personas que tienen algún trastorno mental.
Tu reflexión sobre los temas abordados en los textos es realmente esclarecedora y resonante. Es fascinante cómo estos textos nos han llevado a profundizar aún más en conceptos que ya habíamos explorado en clases anteriores. El impacto de los cambios socioeconómicos y políticos bajo la sombra del neoliberalismo es innegable, y resulta alarmante cómo la "mercantilización del sufrimiento" puede perpetuar el estigma y la marginación de las personas con problemas de salud mental.
EliminarComparto plenamente tu visión sobre cómo los diagnósticos psiquiátricos pueden generar una carga significativa en la vida de las personas. El estigma que rodea a estos diagnósticos puede ser abrumador y, como mencionas, puede resultar en la resistencia a aceptar el diagnóstico o a buscar el tratamiento necesario. La idea de que la sociedad tiende a etiquetar a los pacientes de salud mental como "sujetos contaminantes" es un recordatorio impactante de cuán profundo puede ser el estigma.
La propuesta de un modelo psiquiátrico de deshospitalización y enfoque en redes comunitarias y rehabilitación psicosocial es sumamente valiosa. Sin embargo, es evidente que existen desafíos para llevarla a cabo de manera efectiva, especialmente en nuestro país. La integración de la red de salud mental con la Atención Primaria y hospitales generales es crucial para un enfoque integral y coordinado. Coincido contigo en que la voluntad política y el apoyo de los pacientes y sus familias son fundamentales para lograr este proceso.
Los ejemplos de Brasil son inspiradores y demuestran cómo es posible crear espacios alternativos de escucha y comprensión para las personas con problemas de salud mental. La lucha contra el estigma y la promoción de identidades definidas por la individualidad y no por etiquetas son esenciales para cambiar la percepción de las patologías mentales.
Estoy de acuerdo contigo en que debemos evitar enfoques reduccionistas y abrazar una comprensión más holística de la salud mental. La colaboración sobre la competencia es clave para lograr un cambio significativo en la forma en que la sociedad aborda y comprende la salud mental. En última instancia, tu invitación a informar y trabajar juntos contra el estigma es una llamada a la acción que todos debemos abrazar para construir un entorno más compasivo y comprensivo para quienes enfrentan desafíos de salud mental.
El documento "Desinstitucionalización de la atención psiquiátrica en América Latina y el Caribe" de la OPS presenta una visión detallada y esclarecedora sobre la necesidad de un cambio radical en la forma en que se aborda la atención psiquiátrica en la región. A través de su enfoque en la desinstitucionalización y la promoción de un modelo comunitario y multidisciplinario, el documento resalta cuestiones cruciales en el ámbito de la salud mental. Considero que es importante analizar algunos aspectos de su planteamiento.
ResponderEliminarEl énfasis en la desinstitucionalización es innegablemente valioso, ya que busca romper con el modelo tradicional de hospitales psiquiátricos y promover la inclusión social y la autonomía de las personas con trastornos mentales. No obstante, es esencial reconocer los desafíos prácticos y económicos que esto implica. La falta de recursos adecuados en muchas comunidades podría dificultar la implementación efectiva de este enfoque. Debemos reconocer que en nuestro país, si bien se han intentado implementar políticas de ayuda y mejoría a los programas de salud mental, vemos que sigue siendo deficitario para la ayuda de aquellos pacientes con trastornos mentales severos que no cuentan con redes de apoyo suficientes, o que pueden requerir intervenciones y monitoreo intensivos que solo pueden ser proporcionados en instalaciones especializadas. Ignorar esta realidad podría poner en riesgo la seguridad y el bienestar de los pacientes y la comunidad.
La transición hacia un modelo basado en la comunidad debe estar respaldada por una inversión significativa en infraestructura, capacitación y programas de apoyo. Si bien la desinstitucionalización es un objetivo importante, la transición a la atención comunitaria debe ser cuidadosamente planificada y respaldada por recursos adecuados. La simple clausura de hospitales psiquiátricos sin una infraestructura sólida en la comunidad podría dejar a las personas sin el apoyo necesario y aumentar la posibilidad de recaídas.
El texto menciona que la desinstitucionalización resulta en menos costos de atención médica. Aunque esto puede ser cierto a largo plazo, la inversión inicial en la creación de servicios de atención comunitaria y apoyo puede ser alta. Es importante tener en cuenta que la desinstitucionalización no siempre conduce automáticamente a ahorros financieros inmediatos.
La afirmación de que "las personas con trastornos mentales tienen derecho a la misma atención que las personas con otros tipos de enfermedades" es un principio válido en teoría, pero en la práctica, la discriminación y el estigma asociados con los trastornos mentales a menudo obstaculizan la igualdad en la atención. Además, la complejidad y la diversidad de los trastornos mentales hacen que la comparación con otras enfermedades sea un tanto simplista. Como mencionó una compañera más arriba en su opinión, la discriminación se genera desde los funcionarios de salud, incluso entre nuestros colegas, lo que provoca una suerte de “normalización” del estigma hacia nuestros pacientes. Las diferencias en la disponibilidad de recursos, los sistemas de salud y las actitudes culturales hacia la salud mental pueden influir en la implementación de una reforma psiquiátrica. La atención cuidadosa a las necesidades individuales, la disponibilidad de recursos adecuados y una colaboración efectiva entre los actores son factores clave para garantizar que la desinstitucionalización tenga un impacto positivo y sostenible.
Hola! Dentro de los textos leídos, me parece muy destacable y me hace pensar en el aumento de los de los trastornos mentales que hay en la actualidad, de cómo han aumentado los casos cada vez más y por sobretodo, post terremoto, post pandemia, incendios acá en Chile, inundaciones, etc., en mi opinión esto ha contribuido en ese aumento de casos y, por otra parte creo que la sociedad también está comenzando a dejar atrás un poco el estigma de un ir a algún programa de salud mental, aunque obviamente falta mucho camino en eso, pero siento que algo se avanza a comparación con el pasado y a lo que hemos visto de historia hasta el momento. Aun, así como dije, falta sacar al 100% ese estigma, por ejemplo, con nuestros pacientes con diagnóstico de esquizofrenia, mucha gente cree que solo ese diagnóstico significa una persona agresiva, y en realidad en lo que me ha tocado observar estos pocos meses, creo que son los menos los casos de agresividad, es increíble como una enfermedad tenga tanto impacto social. Tuve un paciente hace poco, joven, diagnosticado con sospecha de esquizofrenia por un episodio psicótico (aún no está 100% claro el diagnostico), sin embargo, se le comento la sospecha y con esto él me comentaba que toda su familia y amigos lo ven de una forma distinta, ya nada es lo mismo que antes, decía que ya no se comportaban igual que a veces lo victimizaban o muchos se alejaron y eso actualmente era lo que más le hacía perder funcionalidad. Es lamentable y también con esto quisiera abrir el tema de que tan bueno es decir las sospechas diagnosticas cuando aún no estamos seguros. A mí me deja pensando…
ResponderEliminarCon respecto al aumento de las tasas de suicidio, es algo que me ha tocado vivir y presenciar mucho estando en la especialidad, al menos en nuestro hospital llegan de 2 a 5 ideaciones o intentos de suicidio por día, es un motivo frecuente de consulta y de gravedad, a veces pienso si será como una “epidemia” actual, de no buscar otra salida, sino que la solución es solo esa, o quizás la sociedad hoy en día también está muy difícil, como decía uno de los textos “la calidad del medio social en que se desenvuelve la persona está íntimamente ligada al riesgo de que esta llegue a padecer una enfermedad mental” y es así como volvemos a hablar que la relación con el medio, cultura, política etc. tiene tanto que ver en la salud de cada individuo.
Otro tema que lei fue que algunos comenzaron a hacer que los pacientes se empoderaran más de su tratamiento, y yo estoy de acuerdo con eso, creo que es algo bueno que el paciente también tenga poder de decisión y “tome las riendas” de su enfermedad, con nuestra guía por supuesto pero siendo participe y no tan pasivo.
PARTE 2
ResponderEliminarPor otro lado, el tema del DSM y de establecer criterios mas biológicos y escalas para diagnosticos creo que ayudan a ordenarse quizás y a ponernos de acuerdo en algunas cosas, sin embargo en mi opinión no es lo principal, mas que criterios y ver si los cumple o no , es mejor tratar a la persona , observar y evaluar su clínica, hay patologías que se extrapolan a esos criterios rigidos y por otra parte estoy de acuerdo con que son “ahistoricos” o “ateoricos” como dice uno de los textos. Y volvemos a hablar del reduccionismo que a veces conlleva. Esto también lleva consigo a la brecha entre el clínico y el investigador, ya hemos hablado en este u otros ramos que el investigador investiga cosas que a veces no vemos, es increíble esa mala comunicación, siento que asi nos estancamos un poco.
Ademas todo lo que he comentado tiene relación con el individualismo de las “psi” ,quizás basándose en criterios definidos, o terapias muy estructuradas. Creo que por ejemplo la TCC o el psicoanálisis tiene sus beneficios para ciertos trastornos, pero creo también que nada es absoluto , es decir que depende del paciente que estemos viendo que será lo mas conveniente y no solo del paciente sino en el mundo en el que el se mueve, no me cierro a la posibilidad de usar criterios estandarizados pero tampoco de salirme de ellos si es necesario por el bien del paciente.
Al leer uno de los textos que nombraba el quijote como un exponente, me hizo recordar que fue uno de mis primeros acercamientos a la salud mental, el como el estaba en ese errar continuo y fantaseaba mucho.
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ResponderEliminarEs interesante como en los textos que se nos proporcionan esta semana se aborda la salud mental y sus trastornos de una perspectiva integral, considerando también el padecimiento social de los pacientes. En una sociedad neoliberal como la actual, no es fácil la interacción entre los factores políticos, económicos y sociales y su impacto en la salud mental, las políticas de atención y la práctica psiquiátrica; y aún más complejo se hace visualizarlo en las vidas de aquellos afectados por los cuadros clínicos que actualmente denominamos patologías psiquiátricas. El estigma social, sumado a las biografías complejas cruzadas por la sintomatología que pueden llegar a manifestar hace del abordaje clínico una cuestión compleja.
ResponderEliminarMe parece que muchas veces caemos en la tentación de reducir la psiquiatría a los psiquiatras, tendencia derivada del modelo reduccionista de la enfermedad mental como algo meramente biológico. Dado que los psiquiatras se ocupan de los fármacos e históricamente han estudiado la perspectiva más biológica de la enfermedad, heredamos la tendencia a centrar en este punto la atención de salud mental. Pero ciertamente, el modelo comunitario que decimos llevar como insignia nos obliga a cambiar esta perspectiva. En mi experiencia en el COSAM de Santiago, he podido ver como la atención psiquiátrica, si bien necesaria y fundamental, es una parte más de la compleja serie de intervenciones que un usuario puede llegar a necesitar. En este sentido, y considerando el factor social y de estigmatización que se pone en relieve en los textos, creo que se debe poner énfasis en el rol de los/as terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales y psicólogos/as. Mediante las intervenciones en el domicilio y comunidad del paciente, se pueden ver cambios sustanciales en su capacidad de integración en la misma, gestionando recursos, movilizando redes y recuperando la funcionalidad del usuario. Muchas veces los pacientes dan mayor relevancia a las palabras entregadas por el médico/a del equipo, por lo que estamos en deuda con estos colegas a la hora de rescatar su rol en el manejo de los usuarios de los centros de salud mental, debiendo recuperar de ellos/as lo único de sus profesiones y enriquecer nuestra prácticas de sus conocimientos técnicos.
Hola David! Me parece interesante el punto que haces con respecto a la academia y su responsabilidad en la creación de una medicina reduccionista. Me hace sentido debido a que en mi formación de pregrado, por un lado la salud mental tenia muy poco espacio en la malla y por otro lo que se enseñaba era totalmente mecanicista. Sumido en el estudio de otros ramos, uno no logra ver que la salud mental es mucho más que eso. Y creo que esta falla fundamental perpetúa los estereotipos y etiquetas sociales de las patologias de salud mental al día de hoy.
EliminarEn primera instancia, al leer los textos, mi angustia preexistente sobre la difícil situación de la salud mental en un mundo dominado por el modelo neoliberal se intensificó. Pienso que es especialmente preocupante cómo este sistema contribuye al aumento de las patologías de salud mental "no graves" como trastornos ansiosos, TDAH o episodios depresivos; destacando la urgente necesidad de implementar intervenciones tanto a nivel social, político como de salud en nuestra sociedad actual, incluyendo por supuesto a aquellos que históricamente han sido marginados y excluidos de la narrativa, aquellos que presentan "patologías de salud mental graves", los que primero fueron desplazados en instituciones y luego en supuestos espacios donde se aboga a su inclusión.
ResponderEliminarAl leer esto último en el texto del Dr. Correa, me sorprendió, ya que no había cuestionado previamente este aspecto. Pensaba que al evitar la institucionalización y al brindar continuidad de cuidados de atención, sería suficiente para reintegrar a estas personas en la sociedad. Sin embargo, pasé por alto un elemento fundamental: la aceptación real por parte de la sociedad misma. Lamentablemente, como sociedad todavía estigmatizamos a quienes sufren de “enfermedades” mentales.
Estas reflexiones me llevaron a considerar cómo podemos incorporar el aspecto social en los procesos de reintegración. Aquí es donde encontré consuelo al leer acerca de iniciativas como el “Taller de expresión” en Brasil y “Radio Nikosia” en España. Estos proyectos demuestran que es posible crear pequeñas instancias donde la verdadera reintegración puede tener lugar.
Si bien, como he observado en mi experiencia clínica y en discusiones en sesiones anteriores, algunos pacientes se sienten cómodos con sus diagnósticos y no buscan cambiar...lo mismo con algunos profesionales, que sólo diagnostican, encasillan y medicalizan. No obstante, hay pacientes que sí desean cambiar, y, en mi opinión, debemos centrarnos en estos individuos, dado que, a medida que avancen en su proceso de reintegración y con ello, de empoderamiento, pueden servir como ejemplos inspiradores para otros pacientes y profesionales de la salud mental, de que la real reintegración es posible, contribuyendo así al crecimiento del empoderamiento general.
Las lecturas me han brindado un rayo de esperanza que estoy decidida a mantener. Confío en que, junto con otros profesionales que compartan esta visión comunitaria, podremos lograr pequeños pero significativos avances. Después de todo, si somos capaces de ayudar a una sola persona a darle un nuevo significado a su vida, eso ya es un logro suficiente para mi.
Ante todo, quiero agradecer sobre el aprendizaje que día a día voy adquiriendo respecto a salud mental. Al leer los textos y ver los vídeos, me recorre un sentimiento de pena, ver como han sido tratadas las personas afectadas en salud mental, a través de la historia, han sido abandonadas, estigmatizadas, olvidadas, maltratadas, etc. Considero que somos un grupo pequeño los que queremos un cambio sobre un buen trato, consideración, generosidad, caritativos y empáticos. Sobre los textos puedo reflexionar que aun falta autoestima para ejercer derechos. No dejamos lugar a un otro, que exprese su sentir, que le pasa en su entorno, en la sociedad donde se encuentran insertos en una época que nos encontramos preocupados de muchas cosas, como por ejemplo, las clases sociales y también somos autorreferentes. Estamos viviendo en una sociedad empobrecida en ayudar y ver por la necesidad de la otra persona.
ResponderEliminarEl estigma que hoy existe en salud mental, se debe a la poca información de los medios de comunicación, educación, empresas, instituciones, etc. Y también en los profesionales de salud mental, falta empoderamiento. Visualizo en mi propia institución hospitalaria el estigma de otros especialistas de la salud, donde se refieren a psiquiatría "locos".
Por otra parte, "No lugar" me hizo mucho sentido que los trastornos severos y las psicosis daban lugar a los manicomios, donde la persona que daba recluida, interna, privada de sus derechos como ciudadano, dentro de este lugar deambulaban de un sector a otro recorriendo siempre la misma ruta, no es un lugar de pertenencia, es frío, oscuro, descuidado, etc. Actualmente han surgido pocos cambios, por ejemplo, hace unos años atrás, conocí el hospital El Peral donde hospitalizan personas y los dejaban en total abandono, por la sociedad y la familia.
En los años 90' (Brasil) me hizo sentido TE (taller de expresión) donde las personas afectadas son vulneradas por la sociedad, han cobrado sentido su vida, porque han sido capaces de contar sus propias historias de vida, los mismos afectados participan en asambleas comunitarias, también con la participación de partidos políticos en los congresos de salud mental, dando trayectoria a la desinstitucionalización. La narración de Bela a modo personal, me conmovió porque refleja historias de vida de algunos usuarios.
También considero interesante, la creación de Radio Nikosia, como a través de su propia experiencia los afectados en s.m le dan sentido a su vida y poder compartir lo que les pasa, cómo viven la vida, como cualquier otra persona, dándole un real significado a su existencia "Da lugar a una reflexión crítica".
Sobre la presentación llevada a cabo en el mes de Julio en el año en curso, donde tuvo lugar la estrategia legal de desinstitucionalización, me pareció importante que fueran consideradas, parte de la población más vulnerable, personas mayores, menores, discapacitados, etc, para poder mejorar los sistemas. Deberíamos en Chile implementarlo, donde se compartan distintas realidades y experiencias. En estos grupos emana una real necesidad por la que podamos intervenir y actuar. Considero que es importante el segundo evento donde se caracterizaron los cinco ejes más importantes, participando los actores y los grupos de intereses.
Y por ultimo, los videos me hicieron reflexionar sobre lo decadentes y crueles que podemos ser los seres humanos. En los manicomios solo muestran lugares aterradores, como en una prisión, fuera de toda necesidad básica, sin afecto. Lo que pude rescatar, fue el relato de una usuaria que estuvo institucionalizada, donde lo pasó mal, ella dijo a modo de reflexión: "La felicidad es ayudar a otro, amar". Cuánto habrá sufrido y cuanta enseñanza recibir de ella, sin odio, ni rencor.
Que interesante lo que planteas. Es esperanzador escuchar que hay personas que tienen entusiasmo y ganas de generar cambios profundos en la atención de salud mental y no quedarnos con las desesperanzas aprendidas del pasado. Si bien es un gran trabajo el que nos queda por delante, erradicar los estigmas de las personas que sufren mucho por sus trastornos psiquiátricos. La desinformación y los prejuicios enquistados en nuestra sociedad actual no ayudan, sin embargo, es un gran desafío y responsabilidad el que tenemos como sociedad y futuros psiquiatras para acabar con el estigma.
Eliminar“Dar voz a quienes han sido marginados” es una linda tarea en el que hay que trabajar día a día en un trabajo mancomunado con todos los profesionales que trabajan con pacientes psiquiátricos (TO, TS, psiquiatra, enfermera, psicólogo). Inspirarnos en los relatos de Bela es un gran comienzo y un buen ejemplo de cómo dar poder a aquellos que han sido silenciados. El relato de Bela al igual que a ti también me remece, sobre todo su resiliencia y su capacidad de encontrar esperanza en esas circunstancias adversas.
Primero que todo, saludarles. Mencionar además, que el tema de esta sesión me parece fascinante, creo firmemente desde hace algún tiempo que el estigma resulta ser uno de los elementos centrales en la problemáticas de la salud mental, y que se hace una de las más difíciles sino la más difícil de erradicar.
ResponderEliminarVoy a compartir un episodio que viví y que me permitió comprender de otra forma uno de los textos de lectura. Me refiero al texto de "La evidencia social del sufrimiento, salud mental, políticas globales y narrativas locales", y ceñirme en particular a la experiencia de la Radio Nikosia.
Cuando hice mi internado rural, en al aquel lugar del hospital de Curepto, un lindo y agreste espacio, pude interactuar de manera más cercana con la población, conocer sus costumbres, sus tradiciones, sus alegrías, sus lugares. Dentro de este espacio, el director de aquel tiempo del hospital, tenía un espacio radial semanal, donde se permitía hablar de los más diversos temas y se integraba parte de la comunidad al espacio. Dentro de los distintos miembros, conocí al Chilote, un caballero de mediana edad, que siempre andaba con sandalias, era un hombre que se dedicaba la siembra y desde hacía muchos años cargaba con el diagnóstico de esquizofrenia.
Dentro de mis actividades, estaban el asistir también al espacio radial, lugar donde fue conociendo a la gente, y cómo vivía la gente ese espacio. recuerdo con la alegría que esperaban detrás de la puerta que se diera inicio a la apertura del local. Me llamaba mucho la atención por qué tanto les gustaba, y de a poco al pasar tiempo en el espacio con ellos me fue dando cuenta del gran descubrimiento. Descubrí que había otros más cómo el Chilote, y también personas con distintas patologías de salud mental, pero lo que más me llamaba la atención era la alegría y el brillo que veía en cada uno de los ojos de los sujetos que eran miembros de ese espacio, se compartía tal cual una familia. Y un día me armé de valor, y les consulté por qué les gustaba tanto, qué veían en ese espacio que no pudieran ver en otro?. Y lo que me respondieron, y lo que cada uno rescataba, era que se sentían importantes, se sentían personas y no se sentían juzgados, se sentían libres y útiles, y en ese moemnto comprendí que la salud mental no puede ser abarcada solo por la dinámica biológica, ni psicológica, ahí comprendí que hay muchos más detrás, y que el estigma que sobrepasa el tratamiento farmacológico o psicoterapéutico, es uno de los grandes problemas que aquejan a las personas con algún diagnóstico de salud mental, porque es algo que de alguna manera los atormenta, y que se fomenta en el prejuicio, en la desinformación de la sociedad, y por que no decirlo, se fomenta también por la misma ciencia, por la farmacéutica, por los criterios diagnósticos, por el dsm, que se encargan de etiquetar patologías, de encasillar criterios, y d fomentar este tipo de conocimiento, pero dejando de lado a la persona, a la persona que tiene una patología mental, que sufre, que anhela llegar a ese espacio de la radio, donde obtiene esos 45 minutos de libertad, donde puede sentirse valorada, escuchada, y no juzgada, dónde puede sentirse importante. No se muy bien, porque nosotros tenemos ciertos ideales y no otros, quizá sean las experiencias que nos han tocado vivir, tal como una especie de deriva que nos ha llevado hasta el día de hoy, pero lo que si sé es que tengo un gran anhelo por abordar las implicancias del estigma en la salud mental, y también sé que aquellas personas del programa radial rural también, aunque sin verbalizarlo, lo tenían.
Que ilustrativa y ejemplificadora la experiencia que nos compartes. Que difícil es superar el obstáculo del estigma en nuestra sociedad e instituciones, sin duda es un desafío enorme que nos toca enfrentar en el mundo de la salud mental.
EliminarTu experiencia en el hospital de Curepto con el espacio radial es muy inspiradora y demuestra el impacto que tienen los espacios inclusivos y libres de prejuicios en nuestros pacientes, dónde logran sentirse valorados.
Es fundamental que sigamos compartiendo estas historias, que al socializarse permiten generar el cambio de paradigma y de este modo, a través de la difusión y trabajo colaborativo se logren cambios profundos en la atención que brindamos a nuestros queridos pacientes. Y en conjunto contribuir a crear un mundo más humano, comprensivo e inclusivo.
coincido con la importancia y daño que puede generar el estigma en nuestros pacientes y como por el contrario contar con un espacio sin juicios, de confianza , seguro en donde se les permita expresar libremente y volver a ser ellos, en donde vuelven a sentirse personas y a la vez pertenecientes a un equipo los puede proteger e incluso mejorar de dolencias, como el apoyo del otro, contar con esta red y establecer relaciones sociales saludables es primordial para el bienestar emocional y nuestra salud mental.
EliminarLas lecturas recomendadas esta semana han sido muy enriquecedoras y de mucha reflexion. Las experiencias de otros paises en cuanto a la desinstitucionalizacion son muy interesantes.
ResponderEliminarRecuerdo en mis años de estudio de pregrado de area de psiquiatria en decada de los 2000 se hace en una hospital llamado Lorenzo Ponce (Ecuador) teniamos la mala costumbre de hacer bromas cuando una persona no se encontraba en sus cabales , se le apodaba estas LORENZO, con el advenimiento de la desinstitucionalizacion cambio de nombre a Hospital de Neurociencias , con ese pequeño gran cambio de nombre se dejo de hacer bromas y la poblacion ahora siente que es un hospital para estudiar el cerebro y el animo ( decir del pueblo), como reflexion de esto cabe pienso que con pequeños grandes cambios la visual cambia, es una forma de no estigmatizar a nuestro sufridor psiquico.
En las ultimas decadas mi pueblo esta cada vez mas conciente de que hay hacerse cargo de nuestros hermanos con problemas del area psiquica, hay organizaciones no gubernamentales que cada vez ven mas casos de abandono familiar de estos pacientes, pero todavia hay seres humanos que hacen todo lo posible para incluirlos en la sociedad, tengo la experiencia de mi madre de 78 años autovalente que todos los fines de semana con grupo de señora van dar apoyo espiritual en sus casas a pacientes con problemas de salud mental y cada vez mas genta joven se une a esa labor.
Creo que debemos reflexionar que los pequeños cambios hacemos la diferencia , pero hay que empezar, desde el sitio de donde la vida lo coloco , poco a poco la sociedad tendra otra visual de la enfermedad mental .
La salud mental es un desafío complejo y no puede ser abordado solo por expertos médicos. Con la reforma psiquiátrica se ven luces de esperanza, sin embargo, es la punta del iceberg en medio del océano. Es importante tener espacios donde las personas puedan compartir sus experiencias y ser escuchadas. Si solo se les ve como pacientes, nunca se logrará una verdadera rehabilitación. Nosotros como futuros psiquiatras y agentes de cambio, tenemos que trabajar arduamente, en cambiar la forma en como vemos y tratamos a las personas con trastornos mentales.
EliminarLuego de leer con detalle los textos de esta semana he llegado a las siguientes reflexiones, las cuales detallo a continuación:
ResponderEliminarHistóricamente, las personas con trastornos mentales graves han sido marginadas y estigmatizadas. El "modelo custodial", que pretendía ser una solución, en realidad causó más daño, sometiendo a estas personas a condiciones inhumanas y degradantes. Aunque la reforma psiquiátrica ha traído esperanza, aún queda un largo camino por recorrer.
Es esencial que entendamos los trastornos mentales no solo como enfermedades biológicas, sino también desde una perspectiva social. Debemos considerar cómo estas personas interactúan con el mundo y cómo son percibidas por la sociedad. Como futuros profesionales de la salud mental, tenemos la responsabilidad de cambiar esta percepción y tratamiento. El primer paso es no juzgar y, en su lugar, fomentar la integración y el respeto hacia estas personas.
Sorprendentemente, en países desarrollados, el estigma hacia las personas con trastornos mentales sigue siendo fuerte. Es imperativo impulsar un cambio, y la rehabilitación psicosocial parece ser la respuesta, ya que se centra en el individuo más allá de su enfermedad. Las iniciativas comunitarias, como charlas donde los pacientes comparten sus experiencias, son cruciales para generar empatía y reducir el estigma. Además, la creación de centros comunitarios que ofrecen terapias y actividades recreativas promueve la inclusión y la interacción social.
La radio, como medio, ha demostrado ser una herramienta poderosa para que las personas con problemas de salud mental compartan sus historias. Es una forma única de expresión y creatividad, cambiando la narrativa tradicionalmente negativa asociada con la salud mental.
Finalmente, la "mirada etnográfica" nos recuerda la importancia de entender a las personas desde su cultura y experiencia. Esta perspectiva nos permite valorar las vivencias de las personas con problemas de salud mental al mismo nivel que las opiniones de los expertos. De este modo, los pacientes pueden comenzar a verse a sí mismos no solo como pacientes, sino como individuos con experiencias y perspectivas únicas.
Es vital crear espacios donde las personas puedan compartir sus experiencias y ser escuchadas, reconociendo el sufrimiento social que enfrentan debido al estigma y la falta de comprensión. Solo al hacerlo, podremos avanzar hacia una sociedad más inclusiva y comprensiva.
Estimada Fiorenza, encuentro que tienes toda la razón en tu comentario, pero cómo logramos nosotros como fututos psiquiatras fomentar esto, mi percepción es que será con educación continua a los profesionales de APS y claramente hay que cambiar algunas políticas públicas, hay que reformar algunas leyes para que este sueño se haga realidad.
EliminarNunca olvidar que somos personas igual que nuestros pacientes sólo que ellos tienen una condición que estamos dispuestos a ayudar. A mi me gustaría por ejemplo seguir a os pacientes que damos de alta en APS, seguir su historia y siempre estar dispuestos a enseñar, sólo así llegaremos a la desinsticionalizacion, debemos luchar por una salud más justa y en red para todos y todas.
Hola, muy interesantes los comentarios. Estoy muy de acuerdo con que los textos nos invitan a reflexionar en torno al cómo lograr la desinstitucionalización, comprendiendo que es un proceso complejo, multidimensional y probablemente de al menos mediano plazo. A mi parecer los elementos determinantes para alcanzar dichos cambios son el empoderamiento de la población y por otro lado el fortalecimiento de las estructuras sociales, buscando dotarlas de las herramientas y recursos para lograr hacerse cargo de sus problemáticas, dentro de las cuales está la salud mental de sus integrantes. Me parece que logrando desarrollar en algún nivel esos objetivos podríamos tener la oportunidad de lograr algún nivel de cambio.
EliminarMe hiso mucho sentido cuando en el texto la evidencia social del sufrimiento, se interpela a la sociedad, y en eso a los mismos terapeutas, sobre su abordaje de las patologías de salud mental. Donde nos creamos un monólogo de interpretación circular de ésta, la cual rigidiza la estructura social con discursos para escucharnos a nosotros mismos. Me remontó a la experiencia en atenciones de salud mental de APS en Valparaíso, donde se etiquetaba de forma sistemática a pacientes conflictivos. Quienes llegaban a sus atenciones, pero no encajaban con el sistema institucional cristalizado en el CESFAM. Ni tampoco congeniaban con lo que la comunidad esperaba de ellos. Es por esto, que sus horas de atención no eran consistentes con sus necesidades reales. Y ahora puedo reflexionar que no respondían a este tratamiento que ha sido instalado bajo el pragmatismo aparentemente ateórico de la psiquiátrica de check list, incubado bajo esta visión hegemónica neopositivista consecuente con las tendencias neoliberales (farmacéuticas) como describe en su texto Desviat. Este concepto, más que desilusionarme me insta a generar instancias como las descritas en los textos como la nave tomada o el taller de expresión. Sabía en mi comunidad que había juntas de vecinos que se juntaban a tomar once y conversar sobre sus patologías más orgánicas, medicamentos etc. Pero no había visto el potencial dinámico que podían tener estas instancias desde la arista de salud mental. Creo, después de las lecturas, que es fundamental rediseñar quizá estos espacios para poder crear estos momentos de umbral, donde lo que ha sido se detiene y podemos fragmentarlo, cuestionarlo y finalmente, transformarlo.
ResponderEliminarLo interesante es como la locura se va diseñando con los otros en su sociedad y es en su intersticio donde podemos suspenderla para poder orientar nuevamente la comprensión de las patologías de salud mental, principalmente suspendiendo su etiqueta.
Quiero, ahora, referirme un poco al punto tocado por David sobre como muchas veces caemos en la tentación de reducir la psiquiatría a los psiquiatras lo que nace de la tendencia derivada del modelo reduccionista de la enfermedad mental. Creo que es sumamente importante darse cuenta y cuestionarse esta perspectiva. No solo porque los psiquiatras pueden llevarse toda la carga del tratamiento, ni tampoco solo porque se necesita una visión transdiciplinaria de todo usuario. Sino también, como se describe en el texto de Desviat, desde el ángulo neoliberal de este concepto se desaloja al sujeto en beneficio del mercado. Para poder realizar cambios en esta construcción de la salud mental, creo fundamental poder educar a la sociedad de como percibir los problemas de salud mental. Como somos nosotros los que demarcamos esa línea y hasta donde vamos a tomar responsabilidad de esta re integración. Basado en que lo comunitario es el trabajo en red, es la acción en un territorio en continua interacción con sus ciudadanos y sus organizaciones. Esto se torna mucho más importante cuando entendemos que al no abordarlo, se genera estos ciclos de perpetuación psicopatológica que sólo puede traer más tratamiento farmacológico a la mesa. Recuerdo mis tiempos en APS, donde se nos solicitaban un tiempo acotado para atender al paciente de salud mental, para poder realizar un diagnóstico y tratamiento farmacológico. Si bien existía un equipo transdiciplinario, era tal la cantidad de demanda que las atenciones eran muy espaciadas por lo que la intervención era mínima y los pacientes se cronificaban. Bajo el efecto de lo descrito más arriba.
En suma, creo que lo más trascendental en el cambio del abordaje de la salud mental es cambiar su paradigma desde lo social que lo concibe. Para poder dar a lugar a des institucionalizar a los pacientes, se necesita que la sociedad los aborde desde su génesis en su conciencia colectiva.
Estimado Matías: tu comentario me hace también acordar mis tiempos de APS, donde uno finalmente terminaba dando benzodiacepinas a los pacientes para que estuviesen tranquilos y lográbamos hacer adictos y sin horas de atención. Es difícil porque hay mucha demanda y el personal es poco, la infraestructura tampoco acompaña siempre, pero yo creo que debemos, ahora que seremos especialistas, a educar tanto a los profesionales de APS como a la comunidad. Los pacientes de salud mental no son conflictivos, son sufrientes psíquicos y en eso debemos trabajar, en mitigar su dolor con buena atención: En conclusión siento que la educación es lo crucial.
EliminarDE las lecturas de esta semana he podido aprender algo que no sabía, la desintucionalización psiquiátrica y el trabajo en red fortaleciendo la APS es el mejor camino para nuestros pacientes. Siempre creí que los hospitales eran el mejor lugra para los pacientes psiquiátricos porque, según yo, ahí estaban cuidados y con todos tipo de profesionales que podrían ayudarlos a su reinserción social. Pero, no es así. Lo que sí ayuda a nuestros pacientes es la reinserción en una sociedad, que aunque aún estigmatiza, los hace sentir personas y no enfermos, lo que me parece muy bien. EL ejemplo de Bela o de la radio Nikoska en Barcelona son firmes ejemplos que los pacientes no requieren estar toda su vida son una mochila que le s recuerda todos los días que tienen una condicion de salud mental, sino que son personas que son capaces de vivir una vida plena, a pesar de sus limitaciones. Esto me hace soñar con un hospital como EL Carmen de Maipú donde haya un fuerte lazo con la comunidad , aunque se hacen esfuerzos como consultorías, reuniones de sector, en cada sector hay psiquiatras, medicos generales, enfermer@s, terapetutas ocupacionles y psicólog@s y conversamos los casos. A mi personalmente me ha tocado hacer visitas domiciliarias a pacientes que no ueden ir al hospital y que estàn desompensados, lo que hace llevar el hospital a la casa, que es muy agradecido por el paciente y su familia.
ResponderEliminarPor otro lado yo trabaje 5 años en APS en el programa de salud mental y juraba que lo hacía regio, ahora me doy cuentaque debe haber más formación en los medicos de APS para disminuir el número de interconsultas y poder ser más resolutivos. Cla que hay pacientes que deben verse en el hospital, pero tengo un par de casos donde los pacientes no quieren volver a APS, porque no están los fármacos que necesitan y las horas son cada mucho tiempo.
Cuando sea psiquiatra me encantaría conocer mejor a mis pacientes, poder acompañarlos más con psicoeducación y no ser sólo psicofarmaco expendedora, porque claro, hay bases biológicas en las patologías mentales, pero no debemos olvidar que son tan seres humanos como cualquiera de nosotros y es más nos debemos a ellos; sin embargo tenemos tantos pacientes, no se compara con la parte privada donde uno pide una hora y ya. Debemos mejorar el acceso en toda la red y no ser el hermano pobre de la salud privada. Yo nunca he trabajado en el sistema privado, amo el servicio público, pero a veces uno se cansa de la ala demanda, no puedo negarlo y de los bajos sueldos. Aún así estoy orgullosa de ser una funcionaria pública y trabajaré en pro de hacer esto realidad: desisnticionalizar la psiquiatría, disminuir los ingresos a los hospitales psiquiátricos, aumentar camas en el hospital el carmen creando una corta estadía, estudiando siempre en pro de los pacientes y ayudando a la APS también a su formación. Claramente estas lecturas me han abierto la mente y espero seguir formándome para lograr estos sueños.
Quiero compartir mi perspectiva como residente de psiquiatría de primer año en relación con la desinstitucionalización de la atención psiquiátrica en América Latina y el Caribe. Aunque tengo relativamente poca experiencia, he tenido la oportunidad de presenciar y aprender sobre este cambio de enfoque en la atención de la salud mental, tanto en el manejo de los paciente del CDT con las ya mencionadas visita domiciliares integrales que permiten ver la biografía del paciente y aspectos de su incorporación a la sociedad, como también, el conocimiento, “teórico”, del hospital de día donde el paciente de manera ambulatoria se le van dando herramientas para su reinserción y participación comunitaria.
ResponderEliminarPara mí, la desinstitucionalización representa una emocionante transformación en la manera en que abordamos los trastornos mentales. Como médico general en formación, puedo ver cómo esta evolución se alinea con la creciente comprensión de la importancia de la atención centrada en el paciente y la necesidad de integrar la salud mental en la atención médica en general. Sin embargo, hay que tener en cuenta que por ahora esto es solo un logro parcial, y de cierta manera aún utópica, debido, por ejemplo, a la existencia de gente en condición de calle y con patología psiquiátrica sin posibilidad de acceso a la atención, pero no quita el hecho que podamos hacer pequeñas acciones que permitan que esto se pueda hacer realidad, mejorando, aunque sea una pequeña parte del gran, e inmenso, universo de las personas que adolecen de una enfermedad de salud mental.
Una vivencia, y en relación al párrafo anterior, y quizás no directa a la desinstitucionalización, o como primera aproximación, y por el contacto estrecho que tenía con el paciente por ser familiar de funcionario, que se presentó en una consultoría, me impactó profundamente este caso de una paciente con padecimiento afectivo bipolar psicótico, que con medidas de observación domiciliaria y controles estrictos (debido a la falta de cupos para ser hospitalizado), pudo mejorar su clínica a la espera de su concordante plan. Sin embargo, en esta realidad, tuve el agrado de trabajar con su familia y un enfoque más personalizado y completo, principalmente ante un rol educador, desestigmatizador y tranquilizador. Vi cómo su entorno de apoyo (familiar) iba tomando un papel crucial en su proceso de recuperación, insisto, a la espera de su hospitalización.
Además, este enfoque comunitario también resalta la importancia de la prevención y la detección temprana. Como médico en formación, me doy cuenta de que tenemos la responsabilidad de educar a las comunidades sobre la importancia de la salud mental y cómo reconocer signos tempranos de trastornos. Esto puede ayudar a abordar los problemas antes de que se vuelvan crónicos o agudos, y a reducir la necesidad de hospitalizaciones. Para esto, tenemos que hacer notar estos circunstancias que viven algunas personas, pero de manera activa y no inconsciente/pasiva como se dio a notar durante la pandemia del COVID, es decir, por ejemplo, con movilizaciones pacífica o ferias donde se entregue conocimiento a la comunidad.
No obstante, también soy consciente de los desafíos que enfrentamos en este proceso. La falta de recursos, pero más que ellos la falta de redistribución (“…las 220 personas más ricas del mundo acumulan la misma renta que el 45% de la población mundial”) y la necesidad de una formación especializada son aspectos que debemos abordar para garantizar que esta transformación sea efectiva y beneficiosa para nuestros pacientes. Además, es fundamental romper con estigmas arraigados y educar a la sociedad sobre la importancia de brindar un apoyo real a las personas con trastornos mentales, atendiendo siempre a lo que lo comunitario: “…trabajo en red, es la acción en un territorio y en una continua interacción con los ciudadanos y sus organizaciones…”.
De las lecturas que hemos revisado, lo que mas me llama la atención es la importancia que tiene una mirada integral a todo lo que involucra la salud mental y de no olvidar la historia de la psiquiatría, desde el modelo de los "manicomnios", la reforma psiquiátrica y el modelo comunitario, al modelo neoliberal de la salud mental donde prima el mercado, el individualismo y la industria por así llamarla en que algunos quieren transformar la atención de las personas que padecen trastornos mentales. Siento que el modelo reduccionista positivista que ignora la historia y los elementos sociales a la psiquiatría aun se da mucho en nuestro país, donde las dolencias mentales aun son un estigma y en muchos lugares prima esta mirada que critican los autores, enfocada en el individualismo (lamentablemente un reflejo de nuestra sociedad) la medicalización de la vida y el uso y abuso de fármacos para casi todo en la vida. Creo que he tenido la posibilidad de estar en ambas caras de la moneda por así decirlo, en un cesfam en la unión donde la salud mental es un tema tabu, poco manejado y principalmente en un modelo asistencialista y biomédico, con harto fármaco y las horas con profesionales colapsadas, y los profesionales involucrados hacían lo que podían, pero no hay voluntad política sostenida por lo que los cambios llegan lentamente, así como también en un cosam en puerto montt donde tuve la oportunidad de ver un programa de hospitalizaciones domiciliarias donde muchos enfermos estaban bien en sus hogares, mucho mejor de lo que estarían hospitalizados en centro colapsados por exceso de carga, siendo manejados continuamente por múltiples profesionales mas comprometidos con el modelo comunitario donde se lleva al atención a la comunidad y a las casas, comprendiendo mejor el mundo de los enfermos y así dar una terapia mas efectiva para los enfermos y mas satisfactoria para los profesionales, la diferencia para todas las partes involucradas es dramática y le encuentro la razón a los autores de que es mucho mejor y es posible, pero no es fácil llegar a eso. He tenido la oportunidad de conversar con el dr. Mauricio Gómez quien me ha contado lo difícil que fue la experiencia en el peral y como logro reducir enormemente las camas, tuve la oportunidad de ver algunos datos que dejaban claramente en evidencia lo inútil que era el modelo antiguo, pero eso fue una guerra descarnada contra el establishment. Considerando eso, el contexto en el que estamos en la mayoría del país, y mi poca experiencia me quedo con lo dice desviat "La utopía es necesaria como estrategia. Otra comunidad es posible. Como es posible una sanidad pública universal y colectiva".
ResponderEliminarEstimado Luis, comparto tu reflexión, el capitalismo ha invadido la sociedad y estamos visualizando estragos de este fenómeno económico que cuida sólo de algunos. Tu experiencia en Puerto Montt, me parece que debieses compartir mayor detalle para poder replicar los beneficios que observaste.
EliminarEn el camino hacia una sociedad más inclusiva y empática, es crucial abordar temas trascendentales como la salud mental desde una perspectiva integral. Me encontré inmersa en la lectura de los textos de esta sesión que exploran la importancia de la salud mental comunitaria y su papel en la rehabilitación de trastornos mentales severos, y su necesaria reintegración social. En este proceso, me di cuenta de la vital conexión entre la movilización social y la recuperación de las voces y capacidades de aquellos que luchan con la salud mental.
ResponderEliminarLa frase "La movilización social puede ayudar a los pacientes de salud mental a recuperar su voz y su capacidad de acción en la sociedad, lo que puede ser fundamental para su recuperación y su integración social" resuena profundamente. Reflexionando sobre esta idea, no puedo evitar relacionarla con experiencias concretas como el Taller de Expresión y Radio Nikosia, donde se brinda un espacio para que las personas compartan sus experiencias y construyan nuevas narrativas en torno a su salud mental. Esto no solo empodera a los individuos, sino que también contribuye a la desestigmatización y a la percepción de aquellos que luchan con problemas de salud mental como miembros valiosos de nuestra sociedad.
Por otro lado se tienen barreras como el modelo económico imperante y extremo capitalismo. En un entorno que a menudo valora la individualidad y el materialismo, persiste el rechazo y el estigma hacia las personas con patologías mentales. Esta dinámica, alimentada por la visión de la sociedad, puede perpetuar la discriminación y dificultar el proceso de reintegración social.
La resistencia al cambio y los desafíos en la implementación de reformas en el campo de la salud mental son innegables. Sin embargo, esto solo resalta la necesidad urgente de la participación activa de la comunidad y las organizaciones civiles. Estas colaboraciones pueden ser el catalizador para transformaciones sistémicas que permitan a las personas con problemas de salud mental vivir vidas plenas y significativas.
Por último, luego de las lecturas me es inevitable recordar a un paciente en especial, un joven con diagnóstico de esquizofrenia, con buena adherencia y tratamiento, asistente durante varios años y ocasiones a la unidad de Rehabilitación Psicosocial. Durante la entrevista manifestó “quiero conocer a más personas, hacer amistades”, a lo que su médico tratante le propone participar de los talleres disponibles durante este año. El joven respondió “no, quiero estar con la gente normal, no con la gente enferma”. Luego de las lecturas mi reflexión va en relación a la necesidad de articularnos con otros dispositivos en la sociedad que justamente no cumplan un rol terapéutico, sino que le den espacio a los usuarios en calidad de ciudadanos, pero siendo nosotros facilitadores de ese vínculo.
En tiempos pasados, la respuesta ante aquellos pacientes que no encajaban en la sociedad y que presentaban trastorno de salud mental era la institucionalización psiquiátrica, experimentado un prolongado periodo de exclusión, siendo esto una manera de apartar y segregar al paciente de su entorno. Podría parecer que los errores cometidos en épocas anteriores se han desvanecido con los años, pero es importante analizar hasta qué punto la evolución y el avance hacia un trato más justo para los individuos resultan reales, considerando las lecturas. Hoy en día resulta evidente que este tipo de enfoque tenía el efecto de aislamiento social y la generación de condiciones adversas que transgredían los derechos humanos.
ResponderEliminarSe establece una red interconectada que facilita la posterior inserción de los pacientes en la sociedad de manera más fluida, abarcando lo social, comunitario e institucional, dando lugar a la formación de diversos sistemas comunitarios en el ámbito de la salud mental. El proceso de desinstitucionalización enfrenta numerosos obstáculos y factores que promueven el cambio, sin embargo, persiste la tendencia a juzgar y etiquetar a los pacientes según un diagnóstico, lo que obstaculiza su reinserción en la sociedad. Es fundamental fomentar un cambio de mentalidad y trabajar en la prevención de la institucionalización. Se trata de estar al lado del paciente durante la comprensión de su enfermedad, el proceso de tratamiento y reinserción plena en la sociedad.
Es imprescindible superar el estigma que rodea a las enfermedades mentales, ya que perpetúa prácticas erróneas y prejuicios discriminatorios. La hospitalización debe efectuarse cuando sea necesario, no con el fin de “ocultar”, debe tener un propósito claro, velar por el bienestar de los usuarios, brindar espacio al enfoque comunitario en psiquiatría y trabajar en conjunto.
Concuerdo contigo Javiera y es relevante que como profesionales de salud mental, continuemos abordando y trabajando desde la perspectiva de los derechos humanos.
EliminarEn primera instancia quiero agradecer los textos que son verdaderamente interesante, para la obtención e incorporación de más contenidos. La importancia además, que otorga en tener una visión integral que envuelve a la salud mental.
ResponderEliminarEfectivamente es imposible no estremeceré con situaciones o casos de personas que por tener algún diagnóstico en salud mental se han visto afectada según diversas áreas desde la estigmatización, anuladas como personas y malogradas. El analizar el video y reflexionar frente a lo carente e inhumanos que logramos ser los seres humanos. En los manicomios solo exponen lugares espeluznantes, como una especie de cárcel, lleno de miseria, sin muestras de cariño. También considero que efectivamente se han generando avances dentro de la salud mental, pero aún queda mucho pendiente, como que no se genere el estigma desde los mismos funcionarios de salud por ejemplo, hasta ver la situación desde lo global como el individualismo que genera este sistema neoliberal, obstaculizando a los procesos naturales de las relaciones sociales que probando la exclusión, la pérdida de redes y vínculos y por ende, la falta de autonomía, imposibilitando a derechos, por tanto, considerar y dar relevancia al ámbito social junto a lo médico y psicológico es importante.
Trabajo en el CDT en donde veo que la periodicidad en cuanto a atenciones es mas distante por agenda, por tanto, es complejo abarcar la necesidad del paciente, pero también trabajo en hospital de día, en dónde las complejidades de diagnósticos son severas y la posibilidad que estos sean atendidos, desde una lógica diaria y comunitaria visualizando a los pacientes sus avances en muchas ocasiones. Claramente es un corto periodo, pero la relevancia de la red de apoyo, junto a la socioeducación de paciente y familia es notable para volver a dispositivos de mantenimientos.
Considero que la temática de esta clase, si bien, continúa con temas que ya hemos ido abordando, apunta a una controversia muy presente en nuestra cultura institucional en salud, los modelos de atención y la toma de decisiones.
ResponderEliminarRecuerdo las pasantías en el Instituto Psiquiátrico Horwitz y cómo se mostraban los canales de atención más centrado en la premura de mantener al "no normativo" en un plan de atención cerrada para no perturbar el orden externo y social. Muchas veces me sorprendí al preguntar a profesores el fin que tenían esos tratamientos, y recibir respuestas que apuntaban sólo a la inactivación de estas personas, muchas veces, perdiendo el derecho de incluso serlo. También los modelos de atención que sólo servían como mecanismos mixtos, estando fuera y dentro del mismo instituto, encontrando a la mayor parte de lxs usuarixs en las calles aledañas a éste. Desde ahí contrastamos modelos institucionalmente aceptados y validados, que discrepan con propuestas comunitarias de atención, inactivación que se contrasta con la reinserción social y laboral en algunos casos, dando cuenta del camino lento y sereno que se genera desde nuestras políticas públicas.
"Una ciudadanía que forma parte del proceso, que hace suyo el proceso asistencial". Creo que esta cita alude al camino que debemos proponer desde nuestras oportunidades e instancias laborales. La salud mental no se da en el box, no se da en las garantías hospitalarias ni sólamente en modelos de atención primaria, secundaria y terciaria, sino que se va generando en las instancias sociales, en la psicoeducación, en validar el sentir y la opinión de quien se muestra doliente ante un malestar, integrar esas voces.
Muy interesantes los comentarios de los compañeros. En mi comentario me gustaría reflexionar en torno a la tensión que surge en la interacción de dos modelos de atención, uno considerado como tradicional, clásico o centrado en el asilo, frente a otro que intenta abrirse paso, que busca ser más pertinente y comunitario. El trasfondo de este enfrentamiento tiene su base en el choque de perspectivas de cómo se debe organizar la sociedad, tanto desde el punto de vista político como económico, así como sanitario y social. A mi parecer esto surge a partir de la imposibilidad de que el modelo imperante satisfaga las necesidades de la sociedad, desde el punto de vista de la salud mental particularmente se ha demostrado que no logra resolver la cuestión del sufrimiento o del padecimiento, así como tampoco favorecer el desarrollo de la sociedad. Por tanto, se hace necesario integrar cambios y energía al sistema, que permita su movilización para apuntar a los objetivos no resueltos, me hace mucho sentido el comentario “la dignidad y el coraje de una sociedad se mide por el modo como acoge la desviación, la marginación y la locura”. En torno a lo anterior me parece la transición debe recoger algunos elementos y deshacerse de otros. Por un lado, me parece importante fortalecer a las instituciones existentes, dotarlas de recursos y herramientas para trabajar junto a la población en la cual están inmersas, me parece que son aquellas las que tienen mayor conocimiento respecto a su comunidad, en la medida que se pudiesen fortalecer serían reconocidas por la comunidad, donde esta pudiese tomárselas en sus manos, sería posible generar una nueva organización o institucionalidad sanitaria. Me parece que debemos revisar cómo se han ido construyendo “los institucionalizados” en nuestros territorios, para reconocer las variables que las han determinado, para así revertirlas y generar organizaciones que logran hacerse cargo del padecimiento real de la población sin vulnerar su dignidad.
ResponderEliminarSaludos!
A propósito de lo que planteas Juanpi, pienso que en Chile estamos bien lejos de acoger la desviación, marginación y locura con la dignidad que merece y que se podría potencialmente. No me imagino que con un crecimiento de PIB como plantean los capitalistas esto signifique mejorar. Sino mas bien con soluciones como las que planteas en tu comentario, dando soluciones para los problemas actuales mientras solucionamos dsus determinantes de raíz.
EliminarLos textos me parecieron interesantes de analizar , me gusto mucho el espacio de comunicación en radio nikosia y creo que es una actividad digna de ser replicada en nuestra sociedad , en mi caso en la araucania; me parece de importancia el impacto que genera en usuarios que exista tal “ espacio” en donde se sienten parte como personas y ciudadanos, aspirando a deconstruir el estigma y dando espacio a una reflexión crítica respecto a la locura como concepto popular y a la vez de expertos, ya que en este espacio también se contaba con la presencia de profesionales de distintos ámbitos. Si consideramos que la enfermedad mental es un constructo dinámico , que varia según el tiempo, cultura y sociedad , me lleva a pensar que probablemente durante este espacio de comunicación “ terapéutico” estos pacientes dejan durante un instante de sentirse enfermos, es decir, ¿genera la enfermedad un estigma o será realmente el estigma el que perpetua la enfermedad? Cuan importante puede ser la inclusión en el mundo en el que estamos habitando, durante mis atenciones veo y participo de actividades de inclusiones en usuarios neurodivergentes o de comunidades LGBT , sin embargo he observado escasa o mas bien ninguna actividad de inclusión asi de potente para comunidades de enfermos mentales severos, quiero mantener la esperanza de que es algo que se esta trabajando y que con pequeños pasos hemos ido avanzando.
ResponderEliminarPor otro lado me llamo mucha la atención el reduccionismo psicopatológico adoptado por los manuales clásicos del DSM , cuando me desempeañaba como medico general realmente no lo problematizaba, de echo tendía a diagnosticar cuando el paciente cumplia los criterios, sin embargo ahora al estar formándome como psiquiatra me cuestiono el daño que genera este reduccionismo en la sospecha diagnóstica o en el subdiagnostico de patologías que quizás no cumplen a cabalidad con los criterios, dejando a un grupo de pacientes fuera de intervención terapéutica, lo que en edades tempranas del desarrollo es crucial que sea lo antes posible, creo que se podría mejorar otorgándole un espacio a la enseñanza de psicopatología básica de las enfermedades mas prevalentes de salud mental a los alumnos de pregrado de medicina e intentar acercar a los especialistas a los médicos generales de atención primaria con consultorias no solo de presentación de caso si no como instancias educativas y de discusión que permitan fortalecer las destrezas de profesionales en la salud ambulatoria.
Parte II
EliminarPara finalizar quisiera compartir algunas de las experiencias que he vivido con pacientes de salud mental que se atienden en dispositivos de salud; me he desempeñado en APS, UHCIP y salud mental ambulatoria y de las actividades que hemos realizado , han sido los talleres entre usuarios en donde los he observado felices y libres , talleres en donde hay 1 o 2 monitores profesionales generalmente y un numero de asistentes , en donde se realizan en algo que les interesa; esto no lo pude apreciar en capacitaciones o actividades del intersector, entonces se aprecian diferencias , relaciones asimetricas y estigma , pese a ser trabajadores del area de salud mental. Coincido con mis compañeros en la importancia del trabajo comunitario, de la desinstitucionalizacion y de potenciar estos espacios comunitarios en donde los pacientes se sientan personas escuchadas y respetadas.
En base al texto de La evidencia social del sufrimiento, salud mental, políticas globales y narrativas locales”me impresiona como abordaron el tratamiento y la integración como objetivo prioritario. Esto alude a la inclusión y el sentimiento de pertenenencia de los afectados, que colabora en su recuperación. Tengo que expresar nuevamente del rol de las determinantes sociales en el abordaje de cualquier patología, resulta repetitivo este término, no obstante es predominante en la búsqueda del bienestar. Lo que en la aplicabilidad es de alta dificultad, pues desde la vereda de mi ámbito laboral, como coordinadora de una unidad, en la cual se atienden funcionarios de salud, muchas veces los temas que aquejan son relacionados con la cultura organizacional. Y es de carácter público que las amonestaciones frente a irregularidades son carentes, por lo que provoca que la asistencia que se le pueda dar al usuario, regresará a la fuente de la problemática.
ResponderEliminarEn lo que respecta a a la desinstitucionalización es un anhelado plan para la salud mental, que establece un plan de acción comunitario, en redes. El trabajar conociendo el trabajo del otro, de esta forma apoyándose y buscando herramientas en un objetivo en común. Acompañado de incentivos monetarios como garantías a los trabajadores sanitarios, traduciendose en políticas públicas.
A propósito de una experiencia clínica me gustaría reflexionar sobre los textos. Gabriel (no es su verdadero nombre) fue mi paciente, de aproximadamente 40 años, fue asesinado por su madre, María (también nombre falso), también mi paciente el año 2022. Me adjudico la responsabilidad y potestad de llamarles mis pacientes ya que con ambos establecí un vínculo terapéutico e hice un esfuerzo genuino por escucharlos y ayudarles. Gabriel padecía, entre otros pesares, esquizofrenia, frecuentaba los servicios de salud en búsqueda de benzodiacepinas, las cuales le permitían desde su perspectiva descansar. No adhería a los tratamientos ni controles indicados por el Hospital, servicio de psiquiatría. Desde la perspectiva de su madre, por detalles que no mencionaré, convivir con Gabriel era una tortura. Ella también padece de múltiples pesares, muchos de los cuales asocia al hecho de convivir y cuidar a Gabriel y los cuales le generaban una vida muy difícil de vivir. Acudió al CESFAM, hospital, a tribunales, a trabajadores sociales, juntas de vecinos en búsqueda de ayuda, lo que ella pedía… No tener que convivir con Gabriel, que sea cuidado en otro lado.
ResponderEliminarA pesar de varios años solicitando ayuda, insistentemente, en todas las instituciones y profesionales mencionados, María no recibió la ayuda que necesitaba. Un día, durante una tarde de Septembre del 2022, María mata a Gabriel por asfixia tras sedarlo, en su cama, en su casa. María inmediatamente confiesa el hecho y se entrega a la justicia.
A propósito de los textos, me planteo varias preguntas. ¿Pudo haber sido diferente la calidad de vida de Gabriel y María de haber contado con una atención en salud mental integral, quizás comunitaria? Ante la falta de lo anterior, ¿es necesario buscar formas de aliviar la carga de las familias con integrantes que padecen enfermedades mentales severas, específicamente, su cuidado diario? ¿Era la institucionalización una posible respuesta a un problema como el que fue presentado sobre María y Gabriel? ¿Están respondiendo las instituciones y la sociedad hoy para entregar soluciones para problemas como este? ¿Podemos pensar en desinstitucionalizar a las personas con patologías mentales severas con las condiciones socio-económico-culturales actuales?
Como interpreto de los textos, una mirada desinstitucionalizadora e integradora de las personas que padecen patologías de salud mental severa requiere avances en muchos sentidos. No podemos ver la institucionalización, así como no podemos ver a la pobreza, como la raíz del problema, sino como un síntoma de una sociedad que no está resolviendo de manera óptima y mejor evolucionada las diferencias entre los individuos que la conforman. Y, por lo tanto, si de veras queremos lograr un sistema que tienda a la desinstitucionalización, y hacerlo bien, tenemos que revolucionarnos en varios sentidos, aprendiendo de las experiencias positivas y negativas presentadas.
La historia de Gonzalo y María es una historia de la falla de nuestro sistema, es un lamentable y triste síntoma. ¿Qué hace el sistema en respuesta? María es privada de libertad y lo que determinó a esta historia, sigue igual.
Tomás:
EliminarLa historia que refieres es conmovedora y refleja las profundas inequidades existentes en nuestra sociedad.
Refleja muchas situaciones relativamente similares, que no siempre terminan en circunstancias tan evidentemente trágicas, pero que implican años de sufrimiento para las personas diagnosticadas y para quienes deben asumir su cuidado.
Te comentaré con otra historia real:
En 1992, hace 31 años -cuando yo tenía 31 de edad, era Psiquiatra, me había formado como Psicoterapeuta Familiar Sistémico y me había visto obligado a suspender mi PAO para poder avanzar en el Magister en Sociología que había iniciado- trabajé en el Centro Comunitario Familiar, una descentralización de la Dirección de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Las Condes, para atender a las personas que vivían en la Unidades Vecinales C22 (Población Colón Oriente) y C23 ( Vital Apoquindo, Villa La Escuela, Yolanda, Unión de Cooperativas, etc.), que constituían los sectores más pobres de la Comuna.
El local había sido uno de los 15 Centros del Adolescente que la Dictadura desarrolló como estrategia para rehabilitar a niños y jóvenes drogodependientes de los sectores populares, estrategia fracasada por su focalización en sujetos descontextualizados y su paternalismo autoritario. El Centro del Adolescente cerró durante la Dictadura y comenzaron a barajarse alternativas de reorientación, las que culminaron en 1992 con la puesta en marcha de este Centro, dependiente de DIDECO como ya te comente y que incluía en su equipo a Trabajadoras y Trabajadores Sociales, Psicólogos Comunitarios y Educacionales, Sociólogo, quienes cumplían allí sus labores profesionales enfocadas en esa población, a lo que se sumaba nuestro mini-equipo de salud mental: Psiquiatra, Psicóloga y Terapeuta Ocupacional, enfocados en dar atención a las personas con trastornos psiquiátricos severos residentes en ese territorio, y parte de las 22.500 personas estimadas como población a cargo del Centro.
La oferta de atención psiquiátrica que recibían en esa época era paupérrima. Consistía en atenciones ambulatorias de Urgencia en el Hospital Psiquiátrico (que entonces tenía 40 camas), hasta que la gravedad era tan intensa que se les hospitalizaba, con estadías habituales de 3 meses (sin ninguna intervención familiar), entregándoles al momento del alta medicación antipsicótica por 1 mes y una hoja de interconsulta para el ambulatorio del Hospital Del Salvador. Esto en una repetición ad-infinitum.
El Centro se constituyó en un lugar de referencia para la actividad comunitaria: sede de las reuniones de Juntas de Vecinos, Centros de Madres, Clubes Deportivos y otras agrupaciones; base para Talleres de distinto tipo; lugar de integración de actividades conjuntas de DIDECO-COPRORACION DE SALUD EDUCACION-Comunidad, etc.
En ese contexto se desarrolló el Programa de Salud Mental. Nuestro trabajo en el Centro estaba estructurado con un horario que se extendía hasta las 9 de la noche varios días por semana, incluso hasta las 11 de la noche episódicamente, e incluía siempre los sábados por la mañana. Ese horario nos permitía "estar disponibles", funcionar con una agenda abierta y flexible, y recibir a nuestros pacientes y sus familias en su tiempo no laboral. A la vez, permitía al equipo seguir con otras actividades, estudiar en mi caso.
(continuación...)
EliminarNuestra Terapeuta Ocupacional salió a buscar a los pacientes, primero rastreando en los DAU (Datos de Atención de Urgencias) del Hospital Psiquiátrico y registros en el Policlínico de Psiquiatría del Hospital Del Salvador. Luego, visitando sus casas, hablando con ellos y ellas, con sus familias (habitualmente madres y hermanas). Posteriormente invitándoles al Centro.
Encontramos 2 ó 3 casos de personas con enfermedad psiquiátrica que vivián en sus casas, pero que habían sido abandonados por sus familias, quienes venían un par de veces x semana a traerles agua y alimentos. Otros que salían a la calle durante todo el día y era “el loco tranquilo del barrio”, adosándose silenciosamente a los grupos de esquina. Y muchas otras alternativas de acomodo paciente-familia-entorno-sistema de desatención en salud mental y psiquiatría.
Desarrollamos así un trabajo centrado en el apoyo a las familias y los pacientes, con psicoeducación muy horizontal, con inclusión en los talleres del Centro y levantando un Taller Protegido Productivo ( con los mejores panes de pascua después de los de mi madre) con medicación psiquiátrica muy básica: Haloperidol oral, Clorpromazina, Fluoxetina, Diazepam y Modecate (depósito).
Recuerdo las historias de varias personas con enfermedades graves. Uno de ellos Germán (también cambié su nombre), entonces de 27 años, el mayor de 3 hermanos, la segunda Técnico de Farmacia, el menor con una Discapacidad Intelectual por sufrimiento fetal. Su madre era viuda, el esposo y padre, cuidador de un recinto municipal, había muerto algunos años atrás, asesinado en un asalto a un vecino a quien intento ayudar. La familia vivía en una casita en ese recinto municipal, donde la madre ejercía ahora de Cuidadora.
La historia de Germán indicaba que de los 7 años previos había pasado en un círculo dramático de pseudoatención: tras múltiples consultas en Urgencias del Psiquiátrico era hospitalizado, habitualmente por un período cercano a 3 meses. Completaba más de 36 meses de hospitalización intermitente en Urgencias en los pasados 7 años, casi el 50% del tiempo. La familia no había sido incluida salvo para informarles el alta y entregarles la medicación para el mes. La inclusión en el ambulatorio del Hospital Del Salvador nunca se había concretado. No había continuidad de cuidados.
En la primera entrevista con Germán (con su familia por supuesto), quedó de manifiesto el abandono en que se sentían. La hermana me aseguró que “Germán estrangula a mi mamá”, lo que al requerir con amabilidad precisiones, hacía referencia a un único episodio en esos 7 años, que había durado 20 segundos.
Fuimos construyendo una relación con Germán y su familia y con otros 30 pacientes con cuadros severos, muchos de ellos inestables y sus respectivas familias. Centrados en el apoyo a ellos en conjunto. Negar la enfermedad y aspirar a que “alguien” se haga cargo no es una alternativa real les decíamos. Trabajemos juntos para que las condiciones sean llevaderas, buenas para los pacientes y para sus familias.
Ese fue el camino que recorrimos.
Germán ingresó al Hospital Psiquiátrico sólo 1 vez en los 3 años en que trabajamos allí. Estuvo hospitalizado los 3 meses de rigor en esa época.
Él y su familia se integraron a varias de las actividades del Centro Comunitario.
Hicimos una publicación que estoy intentado rescatar para darte acceso a ti y a quienes quieran leerla.
Sepúlveda, R y Paredes, M.1993 Una Experiencia de Rehabilitación en Salud Mental en la Comuna. REVISTA-DE-PSIQUIATRIA-ANO-X-1-4-1993.-72-82.
EliminarDisponible en
https://drive.google.com/file/d/1puUf8PJKM-aqlXkvf2tzlZcM5tKzBWii/view?usp=sharing
Al leer todo el material asignado para esta sesión, me surgió la siguiente pregunta: Julio, ¿crees que sería más beneficioso para las personas con enfermedades mentales graves mantenerlas en hospitales psiquiátricos o fomentar su atención en la comunidad? Honestamente, debo decir que encontré la respuesta muy compleja. La desinstitucionalización psiquiátrica se basa en la idea de que, en la medida de lo posible, es mejor para las personas con enfermedades mentales graves recibir atención en la comunidad. Esto se debe a que vivir en entornos comunitarios puede promover la recuperación, reducir el estigma y permitir que las personas mantengan conexiones sociales y familiares. Sin embargo, en mi rotación como residente de psiquiatría en el Hospital Las Higueras, la realidad es otra. Más de un usuario no quiere asistir a un dispositivo inserto en su comunidad por el temor a ser objeto de burlas y señalamientos, ya sea por parte de la comunidad, compañeros o incluso sus propios familiares. El simple hecho de ingresar a un lugar donde solo se atienden personas con trastornos de salud mental es suficiente para que abandonen y no se adhieran al tratamiento. Pienso que, si bien el modelo busca una atención integral, su implementación completa y efectiva exige una mayor inversión en capacitación, recursos y sensibilización tanto para los profesionales de la salud como para la comunidad. Reconociendo la importancia del apoyo a las familias en este proceso, Chile se está quedando corto, al igual que otros países de Latinoamérica y el Caribe. Es aquí donde mi mente se inquieta y se pregunta: ¿puede la política influir en el avance de la salud comunitaria y la desinstitucionalización en el ámbito de la salud mental? Para responder a esto, tuve que pensar y actuar como lo haría Manuel Desviat. Concluí que la política tiene el poder de impulsar un enfoque más centrado en la comunidad y en las personas, o de mantener un sistema centrado en instituciones obsoletas. Por tanto, la participación activa y el escrutinio público son esenciales para garantizar que las políticas de salud mental reflejen las necesidades y aspiraciones de la sociedad. Una política sólida y orientada a la salud mental puede ser un motor para mejorar la atención y el bienestar de las personas con enfermedades mentales. Sin embargo, también puede ser un obstáculo si no se abordan adecuadamente los desafíos políticos. Desde mi perspectiva, una crítica significativa a la desinstitucionalización psiquiátrica es que, aunque ha tenido éxito en liberar a las personas con enfermedades mentales de hospitales psiquiátricos, a menudo no ha proporcionado un sistema de atención comunitaria sólido y suficiente para respaldar sus necesidades de tratamiento y cuidado. Esto ha llevado a que algunas personas con enfermedades mentales graves terminen en situación de calle o en la indigencia debido a la falta de apoyo y atención adecuada en la comunidad. Entiendo que el progreso de la salud comunitaria, a pesar de los esfuerzos de desinstitucionalización, se ha visto obstaculizado por una serie de barreras y limitaciones, tanto políticas como económicas. Es innegable que la atención en salud mental requiere recursos significativos, no solo financieros sino también humanos y estructurales. Lamentablemente, en muchos lugares, estos recursos no se han asignado de manera adecuada para respaldar eficazmente a las personas con enfermedades mentales en la comunidad. Además, las políticas y decisiones gubernamentales a veces han carecido de la visión a largo plazo necesaria para garantizar que la atención comunitaria en salud mental sea sostenible y efectiva. Estos desafíos han contribuido a que, a pesar de los avances en la desinstitucionalización, aún existan deficiencias en la atención y el apoyo a las personas con enfermedades mentales en nuestras comunidades.
ResponderEliminarCada vez me queda más claro y toma más fuerza el tema de que no basta con desinstitucionalizar a los pacientes psiquiátricos e intentar incorporarlos en la sociedad, sino que es fundamental que exista un acompañamiento por parte de profesionales que estén capacitados y dispuestos a brindarles las herramientas necesarias para que puedan desenvolverse de la mejor manera en la comunidad en la que viven. Es esencial resaltar las estrategias que aparecen en la página de las Estrategias para la Desinstitucionalización, las cuales tienen como objetivo el modelo de apoyos y cuidados, poniendo en el centro los derechos y el proyecto de vida de cada persona.
ResponderEliminarCambiar la cultura de atención a las personas que necesitan apoyos implica una transformación profunda en la manera en que se aborda la salud mental. Mejorar las políticas de apoyos y cuidados, basadas en la atención personalizada, continuada, integral y coordinada, es esencial para garantizar que cada individuo reciba la atención adecuada según sus necesidades específicas. Además, promover entornos comunitarios más inclusivos, accesibles y acogedores con la diversidad es fundamental para fomentar la integración social y el bienestar de las personas con enfermedades mentales.
Con el desarrollo del modelo comunitario, se puede visualizar que las personas que tienen enfermedades psiquiátricas graves pueden incorporarse efectivamente a la sociedad, manteniendo rutinas, trabajos y desenvolviéndose de manera satisfactoria. Sin embargo, aún existen carencias en este aspecto debido a la falta de políticas públicas que refuercen este enfoque y a las falencias que persisten en esta área.
Además, se ha fortalecido la idea de que las personas con enfermedades mentales también son sujetos de derecho y pueden ejercer su autonomía, participar en la toma de decisiones sobre su tratamiento y seguimiento, y valorar cuáles son sus proyectos de vida. Como en el caso de usuarios con patologías de salud mental, por ejemplo tenemos un usuario con Dg de TEA y TAB, que requerido 2 hospitalizaciones por episodios maniacos. El es un usuario autovalente con mucha autonomía, acude solo a sus controles, maneja los fármacos, tiene buena adherencia, trabaja, tiene buena relación con su madre, y además tiene una relación de pareja estable. El conflicto ocurre cuando el relata su gran malestar por los efectos adversos de los fármacos, solicitando ajuste de dosis, por ejemplo, su médico no da la oportunidad de llegar a un acuerdo frente al tratamiento, que lleva a la insatisfacción del usuario, no tomando en cuenta según mi percepción su opinión.
Creo que es imprescindible avanzar hacia un enfoque de salud mental basado en la comunidad, que garantice el respeto de los derechos individuales, promueva la inclusión social y brinde el apoyo necesario tanto a las personas con enfermedades mentales como a sus familias. Esto requiere el compromiso de desarrollar políticas públicas sólidas, así como de fortalecer los recursos y servicios comunitarios para abordar de manera integral las necesidades de las personas con enfermedades mentales en nuestra sociedad.
La lectura del material propuesto ha sido verdaderamente enriquecedora. La desinstitucionalización de la atención psiquiátrica en América Latina y el Caribe busca trasladar la atención de personas con trastornos mentales desde grandes instituciones psiquiátricas hacia servicios comunitarios más integradores y humanizados. A pesar de las declaraciones y acuerdos de organizaciones internacionales que ponen de relieve la magnitud del problema de la salud mental y establecen estrategias para los gobiernos, y a pesar de los avances en el conocimiento en las distintas áreas, se mantiene una deuda con la forma en acercarse a la salud mental que considere no sólo el saber científico, sino también el saber "profano".
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